Las claves
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Parece que el año 2026 llega con nuevos cambios en los impuestos que afectarán al bolsillo de trabajadores y autónomos.
La gran diferencia es que estas medidas no forman parte de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, ya que, un año más, siguen sin aprobarse.
Esto hace que las subidas se anuncien poco a poco y que muchos ciudadanos no tengan claro cuánto van a acabar pagando.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la mayoría de estos cambios no afectan directamente al IRPF, sino a las cotizaciones sociales, es decir, a la parte del sueldo que se destina a financiar las pensiones y otras prestaciones.
Esto implica que muchos trabajadores notarán que cobran algo menos en su nómina, aunque su salario bruto no cambie, y que las empresas también asuman mayores costes laborales.
En el caso de los autónomos, el impacto es todavía más directo, ya que deben asumir íntegramente algunos de estos incrementos.
Uno de los cambios más destacados en este sentido es el aumento del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI). Este recargo, pensado para reforzar el sistema de pensiones, estaba en 2025 en el 0,8% y ahora subirá al 0,9%.
De ese porcentaje, el 0,75% lo paga la empresa y el 0,15% el trabajador. En el caso de los autónomos, asumen el 100% del coste. En los tramos más altos, esta subida puede suponer hasta 95 euros más al mes.
En esta línea, también aumentan las cotizaciones sociales por la subida de la base máxima de cotización. En 2025 estaba fijada en 4.909,50 euros mensuales y en 2026 pasará a 5.101,20 euros al mes.
Esto afecta sobre todo a los salarios más altos, que tendrán que cotizar más para financiar las pensiones futuras. Empresas y trabajadores verán reflejado este aumento directamente en sus nóminas.
A esta subida se suma la cuota de solidaridad, un impuesto que grava la parte del sueldo que supera la base máxima y que tiene efecto desde el 1 de enero de 2025.
Sin embargo, en 2026, los ingresos que superen ligeramente el exceso del 10% de la base máxima pagarán un 1,15%, los que lo superen entre un 10% y un 50% tributarán al 1,25% y los que se pasen en un 50% o más aportarán un 1,46%.
El objetivo del Gobierno con este impuesto es que los salarios más altos acaben contribuyendo más al sistema.
Y es que este 2026 la progresividad en frío continuará traduciéndose en un aumento indirecto de la presión fiscal. Pues, aunque los impuestos no suban de forma directa, muchas personas acabarán pagando más.
Esto ocurre cuando los sueldos medios suben para compensar la inflación, pero los tramos del IRPF no se ajustan del todo a ese alza, lo que provoca que no se gane poder adquisitivo real, ya que al subir de tramo con tu sueldo te acaban reteniendo más.
Por su parte, en el IRPF no habrá grandes cambios. Según detalla el Gobierno de Pedro Sánchez, se mantienen los tramos actuales y solo se aplican pequeños retoques para las rentas más bajas, con el objetivo de aliviar un poco el impacto de la subida de precios.
Para los autónomos, el Ejecutivo ha decidido prorrogar el sistema de módulos hasta 2026 y mantener la reducción del 5% sobre el rendimiento neto.
Una medida que beneficia especialmente a sectores como el comercio, la hostelería o el transporte, que seguirán contando con una fiscalidad algo más favorable.
