Las claves
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Desde los 2000s, el kebab se ha convertido en uno de los platos de comida rápida por excelencia en los barrios españoles. Una mezcla de pan o tortilla con carne, verduras y salsa. Todo un manjar entre los jóvenes.
Además, uno de los rasgos que más atraen de estos productos es su bajo costo, en muchos casos incluso inferior al de las grandes cadenas de comida rápida.
Sin embargo, el dueño de Kahn Kebab Albacete en su visita al podcast Made In Albacete no dudó en revelar la realidad de muchos de estos negocios y su dificultad para ser rentables.
El auge del kebab
Los kebab se han convertido en una parte habitual del paisaje gastronómico en España desde finales de los años noventa y principios de los 2000, especialmente en zonas urbanas y universitarias.
De la mano de la inmigración procedente de Turquía y otros países de Oriente Medio, este tipo de establecimientos comenzaron a expandirse como una opción de comida rápida, asequible y disponible casi a cualquier hora.
Su rápida expansión hizo que el kebab pasara de ser algo exótico a un producto perfectamente reconocible por el consumidor español.
Con el paso del tiempo, el kebab se ha adaptado a los gustos locales con ingredientes y formatos más cercanos al paladar español. Además del clásico doner en pan de pita o pan turco, muchos locales ofrecen platos combinados o menús con patatas y bebidas.
Esta adaptación ha facilitado su integración en la rutina alimentaria de muchos jóvenes y trabajadores, que lo ven como una alternativa rápida a otras comidas preparadas.
Así, el dueño de uno de estos negocios explicó la complicada realidad de muchos de estos empresarios de barrio: "El precio de un kebab es barato. Un durum vale 4,50 euros y un menú normal vale siete. Eso es barato, no tiene mucho mucho margen".
"Nosotros tenemos buenos precios y es barato, no tiene mucho margen como los bares, hostelería, como suelen de tener...no tenemos tanto. A nosotros nos hace falta vender mucho para ganar algo", aseguraba.
Lo cierto es que el precio del kebab y el durum se ha caracterizado por ser bajo tradicionalmente, lo que ha sido una de las claves de su popularidad. Durante años era habitual encontrarlos por entre 3 y 5 euros, un precio muy competitivo frente a otros tipos de comida rápida.
No obstante, hoy en día mantener esos precios se ha vuelto complicado para los empresarios de esta industria.
"El precio justo de un durum es 5,50 euros mínimo", afirmaba. "En principio, cuando empezamos, una Coca-Cola valía 48 céntimos, ahora es como 70 y algo. Ha doblado todo y nosotros no hemos doblado precios, maestros".
El precio de servir un kebab ha experimentado una subida progresiva, influida por el aumento del coste de la carne, la energía, los alquileres y la inflación en general. Aún así, muchos empresarios mantienen un precio bajo...aunque apenas les dé márgenes.
"Estamos aguantando y no sé hasta cuándo vamos a poder aguantar, pero el problema es que depende del mercado que cuánto se sube", indicaba el empresario. "Todo está subiendo y si sigue así nosotros también deberíamos de subir".
