Las claves
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A pesar del auge de los VTC, el taxi sigue siendo uno de los métodos de transporte más comunes en las grandes ciudades españolas.
Sin embargo, ser taxista se mantiene como una profesión complicada con grandes jornadas de trabajo, gran competencia en la carretera y sobre todo, el gran coste de conseguir una licencia.
Así, Lion es un taxista de origen dominicano que se recorre las calles de Mallorca llevando a clientes, siendo una profesión en la que ha encontrado una estabilidad y tranquilidad laboral.
Los retos del taxi
La industria del taxi en España ha enfrentado importantes dificultades en los últimos años, derivadas de varios factores estructurales y económicos.
Una de las principales ha sido la competencia creciente de plataformas de transporte privado, como Uber o Cabify, que han cambiado las reglas del mercado ofreciendo precios más bajos y servicios más flexibles, lo que ha reducido los ingresos de los taxistas tradicionales.
Además, la pandemia de COVID-19 provocó una caída drástica de la demanda, con menos viajeros y restricciones de movilidad que afectaron directamente a la rentabilidad del sector.
Otro desafío importante es la regulación local y las licencias de taxi, que varían significativamente entre ciudades y limitan la capacidad de adaptación de los profesionales.
El coste de adquirir una licencia, especialmente en grandes urbes como Madrid o Barcelona, es muy elevado, y muchos taxistas dependen de créditos para financiarla.
"La mejor forma es comprársela a alguien que tenga licencia", aseguraba Lion en el canal de YouTube de Adrian G. Martín.
"La gran mayoría de licencias las tienen las personas físicas. Lo que han empezado hace dos o tres años es sacar las licencias temporales, que duran 6 o 7 meses y luego vuelven y se quitan esas licencias temporales".
Lo cierto es que antes de llegar a ser taxista, Lion tenía una vida un tanto diferente. "Tenía dos trabajos, incluso llegué a tener tres trabajos y una vez que fui padre, me cuestionaba a mí mismo. Me decía que trabajo de media 14 horas al día y al final no llego al mes", rememoraba. "Tampoco veía a mi hija".
Sin embargo, un vecino le propuso que consiguiese el carnet de taxista y se recorriese las calles de Mallorca transportando a gente. "Le dije: 'Qué va, no me lo voy a sacar porque he escuchado que eso es muy difícil'", recordaba.
Pero cuando se enteró de lo que podía llegar a ganar su opinión cambió: "Dije: 'Espérate, espérate, espérate...'. ¿Cuánto hizo tu chófer? Empecé a indagar un poquito más sobre el tema del taxi y dije: 'Wow, pues un taxista puede facturar eso'".
De ese modo, Lion se apuntó a un curso y se formó como taxista en las calles de Mallorca. Hasta aprendió catalán para adaptarse a sus clientes. "Empecé a escuchar podcast para desarrollar un poquito mi catalán. Y así pude sacarme el carnet de taxista", apuntaba.
Ya asentado como taxista, Lion está cómodo con su puesto con unos horarios fijos, un salario que le permite vivir bien y compatibilizando su trabajo con su familia.
"Ahora mismo estoy de media jornada", aseguraba. "En invierno no hay mucho que hacer. Hago 4 horas. En verano se suele trabajar de media de 8 a 10 horas. Jornada completa de 8 horas + las horas extra que se te pagan aparte".
De hecho, a diferencia de otros taxistas que se hacen autónomos, Lion trabaja para una empresa con la que goza de una mayor estabilidad: "Tengo una nómina y luego las horas extras te las pagan bastante bien. Todo eso se controla".
Incluso se aprovecha de unas propinas generosas por su buen servicio. "Piensa que las propinas son bastante jugosas. Si eres una persona simpática y con educación, te puedes llevar más o menos de media unos 60 euros al día, eso es lo que gana una persona normal y corriente", indicaba.
Con ya varios años dedicados al taxi, Lion no cambiaría de opinión sobre su profesión elegida, especialmente por su libertad de presiones y horarios.
"Tengo un jefe pero no tengo ese control, yo soy libre. Tengo que hacer un mínimo de dinero y de ahí para adelante lo que yo quiera. Como si me quiero ir a mi casa y tirar en el sofá, sabes lo que digo. No hay alguien que esté controlando, eres libre", reconocía.
