Las claves
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María tiene 28 años, vive en Sevilla pero trabaja en Barcelona. Su semana empieza antes de que amanezca. Y es que "los lunes me levanto a las 5:00 de la mañana para poder coger el primer vuelo", comienza contando a EL ESPAÑOL, mientras explica cómo organiza su rutina entre viajes y trabajo.
Su día a día es intenso. Entre semana vive en una habitación alquilada en Barcelona y los viernes vuelve a casa en "el AVE de las 15:17 que llega a Sevilla sobre las 21:30, porque el vuelo ese día es muy caro".
Allí la espera su pareja, Juanjo, con quien comparte piso en la capital hispalense y trabaja por las tardes y los fines de semana.
Y es que además de su puesto como educadora en la ONCE, María ha montado junto a su novio una inmobiliaria online con la que ayudan a sus clientes a encontrar la mejor oportunidad, al igual que ella hizo antes de comprar las dos casas que a su edad, ya tiene en propiedad.
Pero llegar hasta aquí no ha sido fácil. Ocho años atrás, cuando estudiaba enfermería, una enfermedad visual cambió por completo su vida. Fue un proceso inesperado que redujo su visión de forma drástica y la llevó a tener una discapacidad del 79%.
Fue en ese momento cuando apareció la ONCE. Ya que cuando "me quedé prácticamente ciega, me ayudaron a adaptarme a todo, a usar la tecnología, a moverme de forma autónoma, me dieron un trabajo…".
Hoy, después de cinco años dentro de la organización, María trabaja en Barcelona a jornada completa enseñando a otras personas con discapacidad visual a manejar ordenadores, móviles y herramientas que les facilitan el día a día.
"Son ocho horas al día… Los días de jornada partida son de 9:30 hasta las 18:00", explica, reconociendo que más que un trabajo, para ella, es un acto de generosidad ya que "ahora yo ayudo a otras personas que están en la misma situación que estuve yo".
Asimismo, María es autónoma y compagina su trabajo en Barcelona con los clientes que por las tardes atiende junto a su pareja en la inmobiliaria online. Un proyecto moderno que se apoya en las redes sociales y el marketing digital, al que "Juanjo sí que está 100 % dedicado", explica.
Ella, en cambio, se implica todo lo que puede, y "las tardes y los fines de semana los dedico a la inmobiliaria". Además, también es inversora y con sus propios ahorros ha comprado ya dos pisos que ahora tiene alquilados, un logro poco habitual para alguien de su edad.
En esta línea, a sus 28 años, compaginar dos trabajos, una discapacidad visual y una relación a distancia no es sencillo, pero María lo asume con una naturalidad que sorprende.
Tiene claro que el esfuerzo es parte del camino y que cada sacrificio tiene un sentido, aunque a veces llegue al límite del cansancio.
Aun así, no duda de que esta etapa, por intensa que sea, le está abriendo puertas que antes ni imaginaba, pero admite que "no va a ser así siempre".
