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Las claves

Comprar vivienda es misión imposible por los altos precios. Eso es lo que piensan muchas personas, mientras que otras ven en el precio de la vivienda una oportunidad para hacer negocio. Sobre todo si hablamos de viviendas que no están en perfecto estado y necesitan reformas.

Es el caso de Pascual Ariño, un inversor inmobiliario que ha conseguido hacerse con hasta 16 propiedades. Una de ellas fue un local que compró por 50.000 euros: "Le metí 20.000 euros de reforma y lo vendí en 115.000 euros". Es decir, más del doble.

Así lo explicó en el podcast ‘Mowlihawk’ donde fue entrevistado. En su filosofía, utiliza el lema de que “las viviendas más baratas suelen ser las más rentables”. Y su afán es que, en esos movimientos que hace, el rendimiento sea como mínimo del 10%.

Pasar de ruinas a bonito

En su intervención en el podcast, Ariño dejó claro que le “gusta coger un piso que está en ruinas y transformarlo en una vivienda que está bonita”. Y puso como ejemplo un piso que adquirió por 43.000 euros, "lo reformé por 10.000 y lo vendí por 86.000".

Otro, el de un chalet que “me costó solamente 180.000 euros. Le hice una piscina, le hice un sótano, le amplié el salón, le metí ciento y pico metros más de casa a la vivienda y, gracias a eso, ahora se vende en 550.000 euros".

Por tanto, y con esta amplia experiencia, no duda en afirmar que “sí, se gana muchísimo con la compra, la reforma y la venta”.

Su modus operandi no significa que vaya a ciegas y compre sin ton ni son. De hecho, ha llegado a rechazar propiedades porque el precio de venta “ya era lo suficientemente bueno como para no justificar la inversión adicional en rehabilitación”.

Una vivienda es, según su parecer, como un coche que necesita una puesta a punto porque está un poco viejo. Por eso, “hay que cambiarle el aceite”. Pero hay veces en las que no sale rentable cambiar ese aceite porque no saldría a cuenta.

“Podría meterle a esa vivienda una reforma de 30.000 o 40.000 euros, pero no recuperaría esa inversión”, sostiene. A esa vivienda que se refiere le pusieron un precio de venta a él de 241.000 euros. A ello habría que unir la comisión de la inmobiliaria, lo que subiría el mismo hasta los 250.000 euros.

Si se suman esos 30.000 o 40.000 euros, “quedaría perfecto pero no me sale a cuenta, no me sale rentable”. De ahí que acabara rechazando la operación.

Pascual Ariño, de profesión policía nacional, decidió dedicarse a la inversión inmobiliaria “porque es lo único compatible cuando eres policía”. Así lo relató en otro podcast, en este caso, en ‘Cuéntanos tu éxito’.

Y es que, siendo funcionario, no hay compatibilidad con otro puesto de trabajo pero sí es factible poder invertir. De ahí que, en un momento dado, llegara a tener hasta 8 hipotecas. “Se puede ganar incluso más que trabajando”, no duda en afirmar.