Las claves
nuevo
Generado con IA
El sector hostelero es clave en España, especialmente los famosos menús del día que sirven para alimentar a millones de personas con un precio asequible y una comida completa que llena.
No obstante, los que se encargan de servir estos menús son autónomos con bares y restaurantes de barrio que utilizan al máximo su tiempo para aprovechar los recursos y ofrecerle la comida al menor precio posible.
Ese es el caso de José, el dueño de un restaurante en Barcelona, que mostró en un vídeo de redes sociales (@Victorprous) su menú y gran pasión por la hostelería.
Menú al día
El menú del día es una de las tradiciones más arraigadas en la gastronomía española. Nació como una forma asequible de ofrecer comidas completas a trabajadores y vecinos, y con el tiempo se ha convertido en un elemento esencial de la vida cotidiana.
Por un precio moderado, los clientes pueden disfrutar de un primer y segundo plato, postre, pan y bebida, lo que convierte a estos menús en una opción equilibrada y económica frente a la comida rápida o los precios más altos de la restauración moderna.
Detrás de estos menús, sin embargo, se encuentran los restaurantes de barrio. Muchos de estos negocios son familiares o están gestionados por autónomos que trabajan largas jornadas para mantener a flote sus establecimientos.
Estos locales representan el corazón del comercio local y la vida social de los barrios, pero enfrentan crecientes dificultades: el aumento de los costes de los alimentos, la subida de la energía, los alquileres y las cotizaciones.
Todo esto hace que mantener los precios asequibles y la calidad en sus comidas sea cada vez más complicado.
A pesar de ello, la mayoría continúa apostando por ofrecer calidad y cercanía a sus clientes habituales.
Uno de ellos es José, dueño de un restaurante en Barcelona que ofrece el menú por el precio de 8,50 euros incluyendo primero, segundo, postre y bebida. "El menú más barato de España. No tenemos tiempo ni para sentarnos", aseguraba el hostelero.
El hombre mostraba su energía a lo largo del vídeo mientras servía platos como cocido catalán, caracoles con albóndigas, chuletas de cerdo con patatas o un bocadillo de salami.
"En enero no voy a subir el menú, intentaré aguantar como pueda", señalaba. "¿Para qué quiero el Kit Digital? Mejor vendo el bar de una vez. Llevo 40 años de hostelería y me quiero ir a mi casa, joder".
José indicaba el gran esfuerzo detrás del bar: "Comemos de pie, cenamos de pie, trabajamos 15 horas... A ver si aprendemos. Que me he tirado 11 años sin cerrar un día. Ocho horas puede trabajar un inútil que va a aguantar seis meses. Si hay que echar 20 horas, se echan 20 horas".
Además, el hombre dejaba claro su intención de jubilarse más pronto que tarde. "Si viene alguno mañana con dinero, ya no trabajo más. Me quiero jubilar ya, estoy muy cansado", confesaba.
El esfuerzo de estos pequeños hosteleros como José es enorme. Detrás de cada menú del día hay horas de preparación, compras diarias, gestión administrativa y sacrificio personal.
Muchos propietarios apenas logran obtener beneficios tras cubrir todos los gastos, y aun así mantienen su compromiso con la tradición y el servicio.
Su labor refleja no solo la importancia económica del pequeño negocio, sino también su valor social: sostienen la cultura gastronómica española y ofrecen un espacio accesible y humano en un sector cada vez más dominado por las grandes cadenas.
