Las claves
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La hostelería es un factor clave en España, en especial el famoso menú del día que alimenta hasta a 4 millones de personas diariamente con una comida completa y a un precio asequible.
Sin embargo, en muchas ocasiones, para poder ofrecer los menús a un precio popular, los trabajadores y propietarios deben aprovechar al máximo su tiempo y tratar de encontrar cómo bajar los costes de producción.
De tal manera, María, dueña de un bar restaurante, estuvo en Equipo de investigación y comentó el funcionamiento de su negocio así como los grandes costes que tiene.
El negocio de la comida
La cultura de los bares y restaurantes es una parte esencial de la vida social en España. Los bares no solo son lugares para comer o beber, sino auténticos puntos de encuentro donde se comparten conversaciones, tradiciones y momentos cotidianos.
Desde el desayuno con café y tostada hasta las tapas o el menú del día, estos espacios forman parte del tejido social de pueblos y ciudades, y son un símbolo de hospitalidad y el estilo de vida español.
El menú del día, instaurado en los años sesenta para ofrecer comidas completas a precios asequibles, sigue siendo una de las opciones más populares entre trabajadores y estudiantes.
Por un precio cerrado, que suele incluir primero, segundo, postre, pan y bebida, representa una forma económica de mantener la tradición de comer fuera sin renunciar a la calidad.
"El menú tiene siete primeros y siete segundos", señalaba María, dueña de un bar restaurante. Mientras, su socio José se encargaba de señalar los diferentes platos que conformaban el menú: "Tenemos paella mixta, pintas con arroz, revuelto de la casa, macarrones gratinados... y todo por 12 euros".
El restaurante de María sirve 40 menús al día y, aunque le es rentable, es una realidad que en los últimos años se ha visto amenazada por el encarecimiento de los alimentos y los suministros. "El menú me cuesta como 8 euros, luego hasta 12 euros es el beneficio. No me queda más", indicaba.
En materia de gastos, su factura era bastante contundente. "En materia prima se nos van 2.500 euros, en luz otros 600 euros, en agua unos 90 o 95 euros y gas hasta 200 euros al mes", aseguraba la dueña del restaurante.
De hecho, se encargaba de mostrar cómo en ocasiones opta por comprar el producto congelado, como es el caso de las setas, en lugar de adquirirlas frescas. "Si las compro frescas son muy caras", señalaba.
Mientras, también enseñaba la factura del gasto en pescado por el reparto de su distribuidor un día: 98 euros.
Con todos estos gastos, María y José salen solos con el negocio adelante sacrificando prácticamente su vida. Sus jornadas de trabajo empiezan antes de las 8 de la mañana y finalizan después de las 19.
"Es complicado mantener un empleado, entre impuestos y sueldos, te machaca. Así que estoy yo en cocina, no me puedo parar, si me paro no llego", aseguraba María.
A final de mes, todas sus horas de trabajo se trasladan en 1.500 euros para cada uno. "No te queda más. El menú del día va a acabar desapareciendo. No me queda ninguna duda", concluía la dueña del restaurante.
