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Las claves

Uno de los factores más básicos e importantes de la sociedad es la limpieza. Poder visitar algún establecimiento, pasear por las calles o ver tu propia casa en un estado limpio. Todo esto proyecta una buena imagen.

Así, debido a la gran demanda que tiene este sector, en muchas ocasiones suelen tomarlos trabajadores inmigrantes, especialmente porque pueden realizarse de forma irregular o en horarios discontinuos.

De tal manera, un ejemplo de ello es Claudia, una inmigrante colombiana que trabaja para una empresa de limpieza en Barcelona con la que acude a limpiar diferentes establecimientos y hogares.

El trabajo de limpieza

El sector de la limpieza en España es uno de los pilares invisibles de la economía de servicios. Se trata de una actividad esencial que garantiza el funcionamiento e higiene de los espacios públicos y privados.

No obstante, históricamente ha estado marcada por la precariedad laboral, los bajos salarios y la temporalidad. Además, según el INE, el sector emplea a más de medio millón de personas, siendo un 60% de la plantilla mujeres.

Una característica que destaca del sector es la alta presencia de personas inmigrantes, especialmente en el trabajo doméstico y la limpieza de empresas.

Muchos migrantes encuentran en este ámbito una de las primeras oportunidades de empleo al llegar a España, debido a la baja barrera de entrada, la demanda constante de mano de obra y la posibilidad de compatibilizar horarios con otras responsabilidades.

Algo así es lo que vive Claudia, una joven de origen colombiano que comparte en sus redes sociales su día a día como trabajadora de limpieza en Barcelona.

"Acompáñame un día más como limpiadora en España", mostraba en el vídeo. "Hoy nuevamente vine a esta casa, vengo cada 15 días 3 horas. Ya les he comentado que a estas casas vengo a hacer una limpieza general, no a fondo porque así estableció el contrato el cliente con la empresa".

La mujer señalaba el procedimiento de su trabajo en estos hogares: "La primera vez que vengo, me muestran lo que tengo que hacer y eso es lo que debo seguir haciendo el resto de veces. Pero este cliente en particular, cada vez que vengo, me envía una nota de voz para que le ayude con ciertas cosas o tareas pendientes".

"Esta vez me pidió el favor de que le recogiera la ropa, ayudara a limpiar a fondo estas estanterías y, por último, me pidió que ayudara a limpiar unas ventanas", apuntaba Claudia.

"Son unos cristales que dan hacia el estudio y a la sala, porque en esta casa hay demasiados cristales, pero no van dentro del servicio porque por contrato hay que limpiarlos dos o tres veces al año. Pero claro, en todo este tiempo cogen mugre".

La mujer explicaba la manera en que repartía su tiempo en sus horas de trabajo: "Si me sobra tiempo, limpio un poco los cristales que están en las habitaciones y en la cocina. Siempre me cuesta decirles que no porque han sido muy majas conmigo y me lo piden de buena manera. Entonces trato de hacerlo no muy a fondo pero trato de colaborar con lo que pueda".

Asimismo, uno de los comentarios le preguntaba sobre cuánto cobraba por parte de la empresa contratadora. Claudia le daba la razón a otro comentario que decía que se les paga entre 7 y 8 euros la hora, algo menos de lo que pagan los clientes ya que hay que restarle impuestos, seguro y cuotas.

Y señalaba que "las horas extras las pagan a 10 euros". "Conozco chicas que cobran su hora a 15 euros, de ahí no bajan. Yo estoy así porque los horarios se me acomodan mucho porque tengo otro trabajo", aseguraba la mujer.

En otros vídeos de su perfil de TikTok (@claudiamarcela_91), la mujer mostraba su día a día limpiando otras viviendas y establecimientos, moviéndose en turnos de entre tres y cuatro horas según lo que le asignen.

Lo cierto es que a pesar de las condiciones difíciles, este trabajo representa una vía importante de integración económica y social para miles de familias inmigrantes.