Las claves
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España se queda sin personal. La generación del baby boom, nacida entre los años 50 y 70, está a punto de jubilarse, y el país necesita nuevos trabajadores para cubrir miles de puestos en prácticamente todos los sectores.
Según el INE, más de 9 millones de personas superan ya los 60 años, y en los próximos diez años casi una cuarta parte de la población estará en edad de retiro.
Con una natalidad que apenas alcanza 1,16 hijos por mujer, el reemplazo generacional es casi imposible sin ayuda exterior.
La cara de los nuevos trabajadores
La inmigración es, hoy por hoy, el motor que sostiene el engranaje en marcha. En España viven más de 8,6 millones de extranjeros, y uno de cada cinco empleos creados desde 2020 ha sido ocupado por una persona nacida fuera.
Entre ellos, miles de latinoamericanos que llegan con ganas de trabajar, aprender y salir adelante. Como Roni Silva, un cocinero venezolano que dejó su isla natal, Margarita, para empezar una nueva vida en una ciudad española.
"Tengo un contrato de 40 horas y gano 1.200 euros", explica Roni al tiktoker Junior Herrera.
"Todo depende del contrato que tengas. No es que te queda gran cosa, pero sí tus 200 o 300 euros para ahorrar a final de mes, dependiendo de cómo te administres", relata.
Su testimonio refleja la realidad de muchos inmigrantes que, aunque logran estabilidad, viven al día, al igual que muchos españoles.
Jornadas intensas y rotaciones continuas
La situación de Roni es un claro ejemplo de lo que viven miles de profesionales de la hostelería. Aunque cuentan con un empleo estable, los gastos no les dejan mucho margen.
El salario medio en el sector se sitúa en torno a los 1.350 euros mensuales, según la Encuesta de Estructura Salarial del INE.
En general, la importancia de esta profesión no se ve representada en los salarios de sus empleados. Muchas veces, para rozar los 1.800 euros al mes, se necesita hacer un esfuerzo incompatible con su día a día.
Y aunque los bares, terrazas y hoteles registran beneficios récord, gran parte de los empleados siguen soportando condiciones precarias, largas jornadas y sueldos bajos.
La mayoría trabaja con contratos de 40 horas semanales, aunque en muchos casos las horas reales superan ese límite.
El VI Acuerdo Laboral Estatal de Hostelería fija la jornada máxima anual en torno a 1.750 horas, pero los picos vacacionales puede incrementar exponencialmente esta cifra.
Así, los bajos salarios, los horarios prolongados y la falta de conciliación laboral, son algunos factores que siguen alimentando uno de los sectores más marcados del país.
