Lola Meño, miembro de la Asociación 'ASJUBI40' y vocal de su comité, representa la voz de una generación que comenzó a trabajar muy joven y que hoy se siente injustamente tratada por el sistema de pensiones.
"Empecé a trabajar a los 14 años, cosa que hoy es impensable", recuerda.
Aquella realidad laboral era habitual en la España de hace más de medio siglo, cuando muchos adolescentes asumían responsabilidades propias de los adultos para ayudar a sus familias y salir adelante.
Otra forma de entender la vida
"Nos sentíamos más mayores, más realizados. Era otra mentalidad, cosa que también ha cambiado, aunque no los ha hecho más sabios, los ha hecho más libres", explica.
A pesar de su esfuerzo y de su temprana incorporación al mercado laboral, el sistema no se lo ha recompensado. "Después de haber cotizado 47 años, me veo penalizada con un 24% de mi pensión", relata.
Su vida laboral transcurrió íntegramente en una imprenta. "Empecé en una imprenta, donde ha transcurrido toda mi vida laboral. Hemos ido creciendo, porque empezamos siendo una imprenta muy chiquitita. Seríamos unas nueve personas", relata.
Con los años, la empresa evolucionó y se trasladó de ubicación: "Empecé trabajando en la puerta de mi casa y terminé trabajando en la provincia de Guadalajara, a unos 80 kilómetros".
La imprenta fue transformándose hasta que, tras sucesivas divisiones entre socios, Lola y tres compañeros decidieron continuar por su cuenta.
"Nos marchamos y montamos una empresa en Guadalajara. Cada uno tenía su participación en acciones, y ahí transcurrieron los diez últimos años de mi vida laboral", narra.
Sin embargo, la estabilidad no duró mucho tiempo: "Al llegar a los diez años, la empresa sale a concurso de acreedores y luego quebró. Entonces me vi abocada al paro".
Con casi seis décadas de vida y una larga trayectoria a sus espaldas, la situación se volvió aún más difícil.
"Se acaba el paro, y yo tenía prácticamente 59 años. Cobro cuatro meses la ayuda, que realmente tampoco es que te sirva para mucho", explica.
La falta de alternativas la llevó a jubilarse anticipadamente, enfrentándose entonces a una dura realidad: "Me veo penalizada con un 24% de mi pensión".
Esa penalización, que afecta a miles de trabajadores en situaciones similares, es la razón por la que Lola y la Asociación ASJUBI40 reclaman justicia.
"Es la injusticia por la que estamos luchando. Por dignidad, creo que esto debería solucionarse, y cuanto antes, mejor", reivindica.
Su reivindicación no es solo personal, sino colectiva. "Somos muchos los que nos estamos quedando por el camino, y creo que es hora de solucionar esto".
Su testimonio resume la frustración de toda una generación que, tras dedicar décadas de esfuerzo al país, ahora se enfrenta a una jubilación reducida.
