Daniel Zaragoza, fontanero y escritor.

Daniel Zaragoza, fontanero y escritor.

Sociedad

Un fontanero reclama su dinero y la respuesta del moroso deja a todos en 'shock': "¿Dónde tienes la espiritualidad?"

Daniel Zaragoza, fontanero, reclamó un pago y se encontró con un cliente que usó argumentos espirituales para evitar pagar la deuda.

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Daniel Zaragoza, fontanero y escritor, jamás imaginó que al reclamar el pago de un trabajo se toparía con una respuesta que rozaba lo esotérico.

Lo que comenzó como una simple reclamación económica terminó convirtiéndose en una discusión sobre espiritualidad, ética y sentido común.

Todo estalló cuando el cliente moroso, en lugar de ofrecer una explicación o acordar una fecha de pago, contraatacó con un argumento tan inesperado como surrealista.

"¿Dónde tienes la espiritualidad, el desarrollo espiritual y todo eso, tío? Es que no entiendo cómo no puedes aceptar que cada ser humano es único e intransferible", comenzó diciendo.

Y añadió: "Quieres doblegarme a mí a tus pensamientos rígidos, tío. Estoy flipando contigo. De verdad que estoy flipando".

El discurso del deudor, plagado de referencias al crecimiento personal y la individualidad, no hizo más que aumentar la indignación de Zaragoza, que decidió grabar y compartir su respuesta para dejar constancia de lo ocurrido.

En su intervención, el fontanero desmonta el argumento espiritual del moroso con contundencia y lógica terrenal.

"Deber dinero de un trabajo que se ha hecho y apelar a dónde tienes la espiritualidad es miserable, macho", afirmó Zaragoza, visiblemente indignado.

Y continuó con una reflexión cargada de ironía: "Porque Dalai Lama no creo que le deba dinero a nadie. Aga Khan, que en paz descanse, no le debía dinero a nadie. Porque en la espiritualidad está pagar lo que se debe".

Lejos de entrar en debates filosóficos, Zaragoza se ciñe a los hechos: hubo una relación comercial y el servicio prestado no ha sido abonado.

Y lo deja claro con una comparación tan simple como contundente: "Vas a la carnicería y compras dos kilos de carne. Y dices: 'Te lo pagaré cuando me venga bien a mí' ".

En su exposición, el fontanero también critica el intento del moroso de usar el concepto de espiritualidad como escudo para eludir una responsabilidad económica básica.

"Ponte en mi lugar, no me jodas, macho. Compras algo, lo pagas. Eso es lo espiritual. Si no haces eso, todo lo demás no vale para nada", afirmó.

Zaragoza cierra con una reflexión contundente: si no se cumple con lo esencial, hablar de ética o crecimiento personal carece de sentido, sobre todo viniendo de quien también escribe sobre esos valores.

"Si no haces eso, el libro que has escrito no tiene ningún valor ni ninguna credibilidad, ninguna. No te puedes llamar espiritual cuando no pagas lo que debes", sentenció.

El caso ha generado debate en redes sociales, donde muchos se han posicionado del lado del fontanero.

Este episodio pone sobre la mesa una cuestión de fondo: la creciente banalización del lenguaje espiritual en contextos donde no corresponde.

"Esto no es una relación espiritual. No soy ni tu maestro espiritual, ni tu alumno espiritual, ni tu amigo espiritual. Ha habido una relación comercial y no has pagado", concluyó.

El caso de Daniel Zaragoza no solo refleja la impotencia de muchos trabajadores autónomos frente a clientes morosos, sino también el uso retorcido de discursos pseudofilosóficos para justificar lo injustificable.