Las hortalizas viven una burbuja de precios como consecuencia del estado de alarma decretado por el Gobierno central. En los últimos días, la población se ha movilizado para llenar la despensa con el objetivo de cumplir con el confinamiento domiciliario y la restricción de movimientos que reclaman las autoridades sanitarias para frenar el coronavirus. Los españoles llenan los carritos de la compra y en la lista se está haciendo acopio de berenjenas, calabacines, pimientos... “Lo mismo que estaba ocurriendo con el papel higiénico ahora está pasando con las hortalizas”, resume de manera gráfica el secretario de organización de COAG en Andalucía, Eduardo López.

Tal reflexión la apoya el secretario de este organización agraria con ejemplos prácticos, como la berenjena, cuyo precio se ha disparado en origen después de que los últimos meses de campaña fuesen desastrosos para el sector: “Al agricultor se le ha llegado a pagar 10 céntimos por un kilo de berenjenas y ahora su valor se ha incrementado un 90% porque le están pagando el kilo a un euro”.

La subida de este producto es un buen indicador de la cotización al alza que están experimentado las hortalizas espoleada por la pandemia del Covid-19, ya que el responsable andaluz de COAG recuerda que la berenjena arrastraba “una crisis” de precios que llevó a muchos agricultores almerienses a tomar decisiones drásticas: “El 95% de las berenjenas que se consumen en España salen de Almería y los precios estaban siendo tan bajos que los productores ya habían arrancado el diez por ciento de la superficie que se cultiva para cambiarla por el melón y la sandía porque son mucho más rentables”.

Eduardo López, productor almeriense de hortalizas.

COAG estima que las compras compulsivas de los españoles para hacer frente al confinamiento domiciliario decretado durante los próximos quince días ha favorecido un repunte del 30% en el consumo de hortalizas en España. Tal situación, según avanza Eduardo López, tiene una consecuencia inmediata para el consumidor en las superficies comerciales: “La subida del precio de estos productos en destino será una barbaridad”.

A falta de conocer el índice de precios en origen y destino de los alimentos (IPOD) de marzo, basta con adentrarse en los portales de algunas cadenas de supermercados y tiendas ‘on line’ para comprobar que el valor del kilo de berenja se ha disparado: en origen se paga a un euro y en destino oscila de 2,44 euros a 3,31 euros. En el caso de la berenjena rayada, este lunes, en las subastas se pagaba el kilo a 60 céntimos y en algunos súper llega a marcar máximas de 3,95 euros. “Aquí el único que gana es el que tiene el lineal”, insiste el dirigente andaluz de COAG.

Una caja con berenjenas cuyo precio se ha incrementado un 90%.

“Como organización agraria estos vaivenes del mercado no nos gustan porque al final los acaba pagando el productor”. La tendencia alcista de los precios en origen que se está pagando a los agricultores tras la entrada en vigor del estado de alarma se está extendiendo a otras hortalizas, como el pimiento de variedad italiana, cuyo valor se ha encarecido más de un 25%: algunos productores han visto cómo han pasado de cobrar 1,60 euros a 2,20 euros por cada kilo. Cuando el consumidor llega a la caja le toca desembolsar hasta 4,95 euros.

Calabacines, al alza

“La variedad de pimiento lamuyo que se consume principalmente en España, Italia y Portugal también está un veinte por ciento más caro”. Los productores agrícolas también están cobrando más por el calabacín que ha pasado de moverse de una horquilla de 30 a 40 céntimos a un euro el kilo. Esta subida en las subastas en algunas tiendas se traduce en el pago de 0,89 céntimos por una unidad y 2,79 euros por una bandeja de 750 gramos.

La alcachofa pequeña cerró el viernes con un máximo de 0,91 céntimos el kilo y este lunes amaneció con un valor en origen de 1,01 euros. De forma que en las tiendas su precio se encarece más del doble: oscila de 2,58 a 2,79 euros el kilo. A pie de súper los tomates están siguiendo la misma tendencia alcista. “En función de su variedad, el incremento varía de un diez a un veinte por ciento, los más caros son los que se utilizan para ensaladas”. Prueba de ello es que la variedad pera ha escalado en origen de 80 céntimos el kilo a 1,40 euros y en las tiendas puede llegar a 2,86 euros.

El secretario de organización de COAG en Andalucía considera que esta subida de precios en origen y destino es coyuntural fruto del decreto del estado de alarma, el cierre de comedores escolares y de que el sector de la restauración haya bajado la persiana. “Estas subidas de precios se han producido en dos días y se deben al cambio de hábitos: no somos un país consumidor de hortalizas, nos gustan los bares, pero al vernos obligados a encerrarnos en nuestros domicilios la gente está cocinando y comiendo más en su casa aumentando el consumo de hortalizas”, reflexiona Eduardo López.

Un agricultor recogiendo pimiento lamuyo cuyo precio se ha encarecido en los supermercados un 20%.

Este agricultor, de 62 años, que atesora décadas de experiencia trabajando sus tierras en Almería, también apunta al miedo como otro factor determinante para que se esté disparando la cotización de las hortalizas en las tiendas y superficies comerciales. “Ha habido una avalancha de gente comprando por temor a quedarse sin productos y eso también ha ayudado a que suban los precios: toda la compra la han hecho asustados porque venía la muerte”.

El brócoli 

De esta subida de precios que están experimentando muchas hortalizas a causa del repunte en su consumo, según la organización agraria COAG, solo se escapan productos como el pimiento y el brócoli. Así lo corrobora el máximo responsable de COAG en la Región de Murcia, Miguel Padilla: “Se mantiene estable el coste del kilo”. Padilla lo achaca a que las familias no perciben estos productos como de primera necesidad: “El brócoli se está quedando en los estantes de las tiendas porque la gente entiende que el tomate, la cebolla y la berenjena sí son necesarios en su despensa”.

COAG vaticina que esta burbuja que está viviendo el importe de las hortalizas traerá consigo un desplome que empezará justo en el momento en el que se diluya la histeria generalizada de cargar hasta los topes el carrito de la compra. “Cuando todo el mundo tenga llena la nevera, seguro que habrá una caída de precios en origen”, reflexiona preocupado Eduardo López sobre las consecuencias que habrá para los productores agrícolas. “Puede que a final de año el precio medio de la campaña sea malo, de forma que el agricultor no podrá cubrir los costes”.

De cumplirse esos pronósticos se agudizaría la situación de crisis del sector que en 2019, según COAG, sufrió una caída media del 9% en la renta agraria. Ahora los desajustes en el coste de ciertos productos que está causando el coronavirus sería la guinda a la falta de rentabilidad de las explotaciones agrarias que llevaron recientemente a los agricultores a protagonizar tractoradas de protesta por todo el territorio nacional.

Miguel Padilla, responsable de COAG en la Región de Murcia.

Ojo avizor 

El fenómeno de subida de las hortalizas no se ha hecho extensivo a la fruta. “No tenemos ninguna información sobre repunte de precios en cítricos, fresas, manzanas, plátanos, peras o aguacates”, afirma el responsable técnico de economía agraria de COAG en Madrid, Álvaro Areta. “Entendemos que estos días puede estar habiendo una sobredemanda puntual y habrá un repunte del consumo de estos productos”. En el caso de la fruta hasta viene bien, ya que la Organización Mundial de la Salud recomienda la ingesta de cinco piezas diarias y España está por debajo de la media.

La eclosión de la pandemia del coronavirus se ha producido cuando el inicio de la campaña de la fruta de hueso está a la vuelta de la esquina en Andalucía, Extremadura y la Región de Murcia donde a partir de abril comenzará la recolección de productos como el melocotón y la nectarina. De forma que el sector agrícola estará ojo avizor para que no se repitan las oscilaciones de precios de las hortalizas. “No deseamos que se produzcan tensiones de precios en la cadena porque eso favorece la especulación”, sostiene el responsable técnico.

Desde la organización agraria COAG recuerdan al Gobierno central que el decreto de estado de alarma le confiere la potestad de intervenir si detecta que se está produciendo una subida indiscriminada y no justificada de cualquier producto esencial para la población.

Consumur pide multas

Las asociaciones de consumidores de toda España también están vigilantes de las variaciones alcistas que están registrando los precios de algunos productos en las grandes superficies y pequeños comercios, a raíz del boom consumista que ha causado la orden de confinamiento domiciliario para contener la pandemia del COVID-19. Prueba de ello es la Asociación Murciana de Consumidores y Usuarios (Consumur), cuyo presidente, Roberto Barceló, asegura que lo que se está empezando a detectar en las hortalizas “es un disparate porque se trata de productos básicos de alimentación”.

El presidente de Consumur recuerda que el país “se encuentra en una situación extraordinaria” por el coronavirus y reclama al Ejecutivo central que sea garante de los derechos de los consumidores. “El Gobierno debe controlar que no se disparen los precios y fijar sanciones ejemplarizantes tanto para las grandes empresas como para los pequeños comercios para que no suban los precios de manera indiscriminada aprovechándose de la coyuntura actual”, advierte Barceló.

Consumur alerta de que ya se han producido subidas “bestiales” en productos higiénicos de primera necesidad: “En Murcia el coste de los botes de un cuarto de litro de gel hidroalcohólico y desfinfectante ha pasado de poco más de un euro a seis euros”. Roberto Barceló insta a que los inspectores de todas las comunidades autónomas colaboren con la labor fiscalizadora del Gobierno estatal: “Hay un pánico generalizado del que se están aprovechando las empresas comercializadoras”.

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