Con permiso del escrache a Ciudadanos en el desfile del Orgullo y el triste enfrentamiento en el que ha derivado, la casa naranja se ha visto sacudida por un terremoto este fin de semana. Según adelantaba el programa de Telecinco Socialité, el líder del partido habría roto la relación sentimental que mantenía con la cantante Malú. Ella habría tomado la iniciativa en la ruptura, acusándole de "falta de naturalidad" y de anteponer su carrera a la pareja.

La detonación de la noticia en redes y sus especulaciones resultantes junto con la polémica que arreciaba por las acusaciones cruzadas sobre el compromiso con la defensa de los derechos LGTBI, todo ello sazonado con la reciente crisis en la Ejecutiva de Cs con el abandono de varios altos cargos favorables al diálogo con el PSOE, desató multitud de burlas y escarnios sobre la vida privada de Rivera.

El ejercicio de fair play político, no obstante, ha llegado del bando más inesperado. No es ningún secreto la animadversión que siente Rivera hacia Gabriel Rufián: el diputado independentista aseguraba al poco de llegar al Congreso que el líder de Cs "ni le hablaba", una mala relación que no ha hecho otra cosa que ahondarse con las corrosivas intervenciones que han dado notoriedad al de Esquerra.

Sin embargo, Rufián ya no es el enfant terrible de antaño: al heredar el mando del grupo parlamentario de ERC de manos de su mentor Joan Tardá, debe investirse ahora de estadismo. Y ha usado una fórmula del manual de Pablo Iglesias, convertido a la vuelta de su baja de paternidad en adalid socrático de las buenas maneras: el líder de Unidas Podemos ya defendió caballerosamente a la pareja a tenor de un artículo que especulaba sobre el 'efecto Yoko Ono' -aunque no había leído mucho más allá del titular.

Es el turno, sin embargo, de que Rufián se interponga para proteger el honor de su rival político: "Lo que está pasando hoy en tuiter entorno a la vida privada de un político y su pareja o no pareja es absolutamente asqueroso y condenable. Y callar porque no es de los nuestros nos hace cómplices", regaña a sus propios seguidores.

No sabemos, como en el caso de Iglesias, si Rivera ha agradecido el gesto. Lo que está claro es que pocos en el bando independentista agradecen la caída del caballo de Rufián, más aún cuando para los más radicales ha pasado a ser "sospechoso" por plantear una marcha atrás desde la ruptura unilateral con España.

Y, en el extraño mundo al revés que ha provocado este simple tuit, los aplausos han llegado desde el bando constitucionalista y la trinchera 'tabarnesa'. Vivir para ver.

[Más información: El rifirrafe entre Gabriel Rufián y el director de Marca a cuenta del Real Madrid]

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