La 94ª. edición de los premios Oscar pasará a la historia. Pero no por ser la gala en la que por primera vez ganara una estatuilla una actriz abiertamente LGTBIQ+, un actor sordo o una plataforma de streaming el premio a la Mejor Película, sino por la bofetada de Will Smith a Chris Rock tras hacer este un chiste sobre su mujer, Jada Pinkett-Smith. 

En 2001 los premios de la Academia de Cine vivieron un descalabre de audiencia histórico con 10,4 millones de espectadores en una edición marcada por la pandemia y que no pudo celebrarse dentro del Dolby Theatre. Este año la gala retransmitida por ABC y presentada por Regina Hall, Amy Schumer y Wanda Sykes ha conseguido subir hasta los 16,62 millones, pero se ha convertido en el segundo Oscar menos visto desde que Nielsen comenzó a medir el número total de espectadores a mediados de la década de 197. Antes del año pasado, la audiencia nunca había caído por debajo de los 20 millones de espectadores. Una victoria pírrica que no satisface los objetivos de una Academia que no para de dar palos de ciego y que no sabe cómo salir del bache.

Los datos de audiencia de los Oscar desde 2016 a 2022, con el máximo histórico de 1998. Fuente: Nielsen.

Un ligero alivio para unos Oscar que no salvó ni el mayor escándalo de la historia de los premios

Aunque esta edición el número de espectadores en un 60% con respecto a la pasada, sigue siendo un incremento insuficiente al echar un vistazo a los datos históricos y su tendencia decreciente de la última década. En 2020, los Oscar tuvieron 23,6M de espectadores, pero es que cinco años antes, en 2016, la cifra se situaba en 34,4M. Más del doble que las cifras actuales. Lejos, muy lejos, quedan ya los datos de la gala de 1998, la de Titanic, cuando hasta 55,2 millones de espectadores sintonizaron con la ceremonia.

Según el desglose por franjas horarias que ha publicado Nielsen, la bofetada que ha sacudido a medio mundo no provocó un giro radical en los datos de audiencia y, ni siquiera, se convirtió en uno de los momentos más vistos por los espectadores del directo de los Oscar 2022. Antes de que Will Smith subiera al escenario para abofetear a Chris Rock por contar un chiste sobre su esposa, 16,46 millones de espectadores estaban conectados a la gala. Tras el incidente, eran 16,86 millones. Una diferencia del 2%.

Lo que sí provocó un aumento de la audiencia fue el largo y confuso discurso del actor, que volvería al escenario del Dolby Theatre de Los Ángeles, esta vez para recoger su ansiado primer Oscar a Mejor Actor por el papel de Richard Williams en El método Williams. Fue realmente el segundo momento más visto de la gala, con un incremento de 614.000 espectadores (entre las 11 p. m. y las 11:14 p. m. ET). El primero, con 17,7 millones, fue la entrega del premio a Mejor Actor de Reparto para Troy Kotsur de CODA, que se convirtió en el primer intérprete sordo en conseguirlo (entre las 9:15 p. m. y las 9:29 p. m. ET).

Lo que sí consiguió ésta gala fue convertirse en "la transmisión de los Oscar más seguida por redes sociales de la historia", según la propia ABC, con un incremento del 139% con respecto a la edición de 2021 y un total de 22,7 millones de interacciones.

La Academia de Cine, a la desesperada por revertir la situación

La Academia lleva años nerviosa por la tendencia decreciente de sus datos de audiencia y está peleando desesperadamente por cambiar el rumbo. Más tras el descalabre de la pasada edición marcando mínimo histórico, ya que es en gran parte la medida de relevancia social e importancia de estos premios. Algo que Hollywood, la industria del espectáculo, no puede permitirse.

Para hacer crecer el interés de la audiencia, este año tomaron varias decisiones, no sin polémicas aparejadas. Por un lado, que la gala volviera a tener presentador tras probar suerte sin ellos en 2020 y 2021 por no sentirse del todo cómodos con sus actuaciones y pensar que lastraban en cuanto a la duración y el ritmo de la misma. El peso recayó en las cómicas Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes después de que casi nadie quisiera presentarlos.

Pero las dos más controvertidas fueron la de relegar algunos premios técnicos y de cortometrajes (8 de las 23 estatuillas) a la hora previa a la retransmisión. A pesar de prescindir de unas categorías que la propia Academia catalogó defacto en menores en cuanto a relevancia, la gala duró más de tres horas y media de duración. Sin duda, un error histórico que Hollywood debería enmendar.

La otra, la creación de dos categorías especiales para animar a los fans a votar por Twitter y atraer la atención de todos esos millones de espectadores que han perdido en los últimos años: #OscarsFanFavorite, un homenaje a la película favorita de la audiencia en el último año, y #OscarsCheerMoment, un reconocimiento al momento más emocionante vivido en una sala de cine en 2021. Las ganadoras en ambas categorías, dos películas de Zack Snyder como Ejército de los muertos La liga de la Justicia de Zack Snyder, fueron anunciadas por la puerta de atrás en las pausas publicitarias.

Muchos medios en Estados Unidos se están preguntando si la ansiada viralización que lleva años buscando la Academia le saldrá a cuenta por el escándalo que supone. Habrá que ver qué ocurre lo la ceremonia del próximo año. La Academia de Cine y la ABC han quitado algunas llamas de su incendio, pero la crisis de auciencia no se ha extinguido. Ni mucho menos.