A los veganos se les conoce, sobre todo, por sus hábitos alimenticios. Rechazan la comida y productos de origen animal. El suyo es un estilo de vida contrario a la explotación animal. Esto implica, por ejemplo, no comer carne, pescado, huevo o leche, pero también conlleva, entre otras cosas, no vestir pieles o lana. Como dieta, resulta habitual ver al veganismo bajo las críticas de nutricionistas tradicionales. Así, la Sociedad Alemana para la Nutrición señalaba en un artículo reciente que con una alimentación a base de plantas es “imposible alcanzar algunos nutrientes” como la vitamina B-12 o el ácido graso Omega 3.

El veganismo, una restrictiva forma de vivir para la mayoría en vista de la basta oferta de productos de origen animal de la industria alimentaria o textil, puede implicar otro tipo de estrecheces. Al menos así ha de ocurrir para aquellos veganos que, a la hora de elegir pareja, sólo desean a otros adeptos al veganismo. Porque hay veganos que sólo se meterían en la cama con otro vegano. “No se puede generalizar”, pero “hay veganos que prestan mucha atención a que sus parejas también vivan así”, dice a EL ESPAÑOL Claudia Renner, una asesora alemana afincada en Múnich. Renner se dedica a acompañar a aquellas personas que quieran adoptar el estilo de vida vegano. 

Este otoño se cumple exactamente una década del descubrimiento apenas conocido de la tendencia entre veganos que consiste en elegir pareja en función de los hábitos alimenticios. Fue a raíz de un estudio realizado en 2006 por el Centro para Estudios Humanos y Animales de Nueva Zelanda (NZHAS, por sus siglas inglesas). Sus autoras Annie Potts y Mandala White, investigadoras neozelandesas de la Universidad de Canterbury, entrevistaron a 157 personas, la mayoría de ellos veganos y vegetarianos. Quería conocer sus opiniones y experiencias sobre la explotación animal. 

En las respuestas recogidas, varias mujeres expresaban su preferencia por mantener relaciones sexuales con otras personas que no consumieran productos de origen animal. “Incluso cuando encuentro a alguien realmente atractivo, no quiero acercarme físicamente si su cuerpo deriva del consumo de carne. Para mí esto constituye mi ética sexual personal”, explicaba una mujer de 41 años en el estudio de Potts y White. 

Gracias a testimonios como ese, las investigadoras descubrieron una nueva “preferencia sexual”. A saber, la “veganosexualidad”, definida por Potts como una “disposición, inclinación o preferencia por relaciones íntimas con aquellos que llevan una vida sin crueldad” hacia los animales.

VEGANOSEXUALIDAD, ¿UNA ORIENTACIÓN SEXUAL?

“La 'veganosexualidad' concierne a todos aquellos que rechazan principalmente por motivos éticos (no por impulsos biológicos) tener relaciones sexuales o de pareja con no veganos”, explica a este diario Potts. “Pero creo que existe un espectro, en un extremo, la veganosexualidad tiene que ver con la mayor probabilidad de que haya atracción sexual entre quienes rechazan comer animales o la explotación animal y, en el otro extremo, la veganosexualidad más radical puede manifestar una fuerte aversión a los cuerpos de quienes consumen animales”, abunda esta investigadora.

Diez años después del descubrimiento de Potts y White todavía hay veganos que muestran sorpresa cuando se les habla de la existencia de esta tendencia. Ocurre incluso en Berlín, una de las capitales internacionales donde mayor empuje tiene este estilo de vida alternativo. No en vano, en la metrópolis germana veía la luz hace un lustro la primera cadena de supermercados veganos, Veganz. La empresa, fundada por un ex empleado del fabricante de coches Daimler, cuenta con diez establecimientos, distribuidos por Alemania, Austria y la República Checa.

Markus fabrica preservativos para veganos.

“Berlín es uno de los puntos calientes de la escena vegana, aquí este estilo de vida está muy desarrollado”, dice a este periódico Markus. Este joven es uno de los estimados 80.000 veganos que viven en la capital alemana. Él trabaja como responsable de comunicación en Einhorn, una empresa que fabrica y vende preservativos veganos. A la hora de producirlos, no se utiliza la caseína, una proteína presente en la leche que suele emplearse en el proceso de elaboración de preservativos. 

UN 'FOLLAMIGO' QUE NO COMA CARNE 

Markus no había oído hablar del hábito de algunos veganos de sólo mantener relaciones de pareja con otros veganos. “No sé gran cosa de esa tendencia”, señala Markus. Pero “es más fácil estar con alguien que tiene el mismo estilo de vida, me lo puedo imaginar”, concede. Fani, una joven vegana y empresaria catalana afincada en Berlín, comparte esa percepción. “Yo no he tenido contacto con veganos que sólo tengan sexo con veganos, pero entiendo que eso pueda pasar”, afirma a este diario esta joven, que regenta el Alaska, un bar de tapas veganas situado en el distrito berlinés Neükolln, al sureste de la capital germana.

Ella es vegana desde hace tres años. Con su pareja, Carlos, que trabaja en la cocina de un restaurante español de Berlín, lleva siete años y medio. Ambos siguen un estilo de vida vegano en casa, aunque él se define como ovolactovegetariano porque sí toma lácteos y huevos cuando come fuera de casa. “En casa sólo entra carne para el perro, las visitas no pueden traer carne, en la nevera no entra, es sagrada”, dice Fani entre risas. Para ella, el veganismo también tiene repercusiones en la vida sexual. “Si no estuviera con Carlos y tuviera que buscar pareja, o aunque fuera un follamigo [sic], preferiría que esa persona no comiera carne”, explica Fani. 

Los preservativos veganos no utilizan la caseína porque es una proteína presente en la leche.

UNA CUESTIÓN DE OLOR

Anna, que prefiere llamarse así para permanecer en el anonimato, tiene muy claro que ser vegano “juega un papel importante” a la hora de buscar pareja. Anna forma parte de un colectivo vegano que dirige Dr. Pogo, un pequeño supermercado vegano de Neukölln. “Es importante buscar en la otra persona un estilo de vida y una idea del mundo similar a la suya”, dice a este periódico Anna, quien está saliendo actualmente con una vegetariana. “También es importante, a nivel corporal, que la gente que no es vegana tiene un olor particular, especialmente cuando acaban de comer algo, ya sea un café con leche o un plato de pescado”, expone esta joven.

“Se dice que uno se enamora cuando a uno le gusta el olor del otro”, abunda Anna, antes de restar importancia a que en el sexo, especialmente en las prácticas orales, haya contacto o ingesta de fluidos corporales de la pareja. “En el veganismo es fundamental la idea de que haya consentimiento, si le preguntáramos a un animal si quiere darnos su leche, diría 'no', pero el sexo siempre ha de ser entre dos partes que consienten”, agrega esta estudiante de lingüística, ciencias políticas y sociología. Tiene 36 años y es vegana desde los 21.

Entre veganos, el tema del olor de quienes comen productos animales resulta recurrente. También se refiere a él Hergen Schwarzer, un vegano jubilado de 78 años. Es miembro de la Unión Vegetariana de Alemania (VEBU, por sus siglas alemanas), una organización de defensa de los intereses de vegetarianos y veganos. “La gente huele diferente, quienes comen carne me repelen más, los veganos portan un olor más fino, más agradable”, comenta Schwarzer a este periódico. 

Schwarzer es un vegano jubilado de 78 años. En la imagen, junto a su familia.

Hay estudios que parecen darle la razón. Al menos eso indican los resultados de los experimentos efectuados por los antropólogos Jan Havlicek y Pavlina Lenochova, de la Universidad Carolina de Praga. Tras haber expuesto a 32 mujeres muestras de olor corporal de 17 hombres divididos en grupos que siguieron dos dietas diferentes, una con carne y otra sin ella, concluyeron que la consumición de carne roja puede tener “un impacto negativo en la atractividad del olor”. “El olor de los donantes que estuvieron a dieta sin carne fue considerado significativamente más atractivo, más placentero y menos intenso”, escribían Havlicek y Lenochova en la publicación académica Chemical Senses.

MEJOR SEXO Y TRATO A LA PAREJA

Schwarzer, otrora funcionario de la ciudad-estado de Berlín, adoptó el veganismo hace 31 años. Tuvo otras relaciones antes de encontrar a la que fue su mujer, también vegana y de la que se divorció después de tener dos niños. “Tuve novias que comían carne antes de hacerme vegano, pero notaba que la posición personal respecto de la naturaleza no era la misma, porque los animales quieren vivir tanto como nosotros, y no hay que hacer a otros seres vivos lo que uno no quiere que le hagan, esto se lee en la Biblia”, expone Schwarzer. 

Schwarzer plantea, además, que el sexo entre veganos “no es tan brutal como pueden ser otros”. “Creo que los hombres veganos son mucho más considerados”, añade. Para él, “los veganos ven a los animales como tesoros, pero hay muchos hombres que ven a las mujeres como objetos”. 

Sea como fuere, una investigación elaborada el año pasado por el centro para estudios sobre alimentación Nu3, con sede en Berlín, señalaba que los veganos son quienes mayor satisfacción experimentan con su vida sexual. En dicho estudio, hasta el 72% de los veganos encuestados se decían “muy contentos” al ser preguntados sobre su rendimiento en la cama.

CONVERSIONES VEGANAS

A Fani y Carlos, la joven pareja española de Neükolln, les sorprende escuchar el dato. “Nosotros no hemos notado cambios”, dicen. Han sido pareja como omnívoros y ahora lo son como veganos en casa. “Ni mejor sexo, ni mejor salud, la gente me decía, 'siendo vegano te encontrarás mejor', pero no”, asegura él. “Yo era más feliz antes, cuando comía carne”, comenta ella entre risas. Su decisión de hacerse vegana estuvo asociada a la adopción de su perro. De hecho, Fani se convirtió en vegana primero tras empatizar con la vida animal. Carlos lo hizo poco después.

Fani y Carlos son una prueba de que las parejas “son dinámicas”, según los términos de Potts, la investigadora que descubrió la “veganosexualidad”. “Las relaciones mixtas, entre una persona vegana y otra que no lo es, pueden ayudar a los animales a largo plazo”, comenta la profesora de la Universidad de Canterbury. A ella le pasó algo parecido a lo de Carlos y Fani. Potts era vegetariana, mientras que su pareja comía de todo. A él, en 1998, le llegaron noticias de la crueldad con los animales en las granjas de la industria alimentaria. Entonces, “me pidió que me hiciera vegana con él”, cuenta Potts. “Ahora puedo entender el deseo de un vegano de tener una relación con otro vegano”, añade. 

FIESTAS Y REDES PARA LIGAR ENTRE VEGANOS

En su día, Schwarzer buscó pareja poniendo un anuncio en un periódico. “Ser vegetariano era el mínimo”, según describe sus preferencias. De esa búsqueda resultó otra relación previa a su matrimonio con una crudivegana, otro estilo de vida basado en la alimentación de productos vegetales crudos. Para él, “es normal que haya veganos que sólo quieran estar sólo con veganos”.

En la última década se han desarrollado plataformas para vegetarianos y veganos destinadas a encontrar parejas. Es el caso de Gleichklang, con sede en Hannover (centro de Alemania). Cuenta con un millar de miembros veganos. Allí, los adeptos al veganismo pueden encontrar personas de idéntico estilo de vida. Sin embargo, también pueden hacerlo en algunos bares que se prestan a celebrar eventos en los que la entrada está reservada a veganos que quieren conocer a gente como ellos. 

“Ahora el veganismo está en pleno boom en Alemania, pero también en otras partes de Europa”, estima Schwarzer, el jubilado. “Sólo en Berlín debe haber hasta 70 restaurantes veganos o con planos para veganos”, según Schwarzer. Uno de ellos es el Alaska, el que dirige Fani. Sin embargo, allí todavía no se ha celebrado ninguna fiesta exclusiva para veganos. “Algún cliente me ha pedido que organicemos algo así”, señala la joven empresaria. Pero este sábado el evento en el bar de Fani será que allí vaya a pinchar música la youtuber española que se hace llamar “Soy una pringada”.

Tal vez sea mejor lugar para ligar entre veganos el Veggie World Berlin, que se celebra este fin de semana en la capital teutona. Es la mayor cita de Europa dedicada a productos vinculados al veganismo.

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