Aún hay un cúmulo de imprecisiones. La incertidumbre rodea el robo de joyas imperiales del Museo del Louvre. Se desconoce si han sido tres o cuatro los artífices del expolio, si el robo ha durado cuatro o siete minutos... Y lo único cierto es que la seguridad del recinto está en entredicho.
El ministro del Interior francés, Laurent Nuñez, ha reconocido públicamente la "fragilidad" en la seguridad de los museos franceses, incluido el Louvre. Ha indicado que "no se puede impedir todo" y que "el riesgo cero no existe". Por ello, meses atrás se impulsó un importante programa de seguridad.
El pasado mes de enero, el Gobierno anunció una inversión de "cientos de millones" de euros para un "gran proyecto de remodelación", con el fin de renovar el equipo técnico, la climatización y la seguridad. La presidenta del museo, Laurence des Cars, indicó que el Louvre se encontraba en un "estado lamentable".
En un informe enviado al Ministerio de Cultura, la presidenta había alerado de la existencia de "espacios deteriorados, equipos obsoletos y problemas estructurales" que ponían en peligro las obras de arte".
Por eso, solicitó ayuda financiera urgente para abordar estos desafíos.
En respuesta, el presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró la creación de una nueva entrada al museo. Su inauguración se prevé, como muy tarde, en 2031. A pesar de que el país se enfrenta a tiempos de "escasez presupuestaria", el mandatario del Elíseo confirmó la reforma.
El museo atraviesa "serios problemas de saturación". La falta de adecuación entre la infraestructura de acogida y la enorme afluencia de público componen el caldo de cultivo ideal para los robos.
Precisamente, los ladrones que perpetraron el asalto de este domingo aprovecharon las obras como brecha de seguridad para acceder al museo. Presuntamente, dos de los cacos vestían chalecos amarillos para pasar desapercibidos.
La pirámide fue diseñada para cuatro millones de visitantes, cuando el museo registró el pasado año 8,7 millones. Esta saturación, junto a la realización de obras en la zona de acceso y otras áreas, había generado inquietud sobre la dificultad de garantizar la protección del patrimonio y la vigilancia efectiva sobre todos los accesos.
La ministra de Cultura francesa, Rachida Fati, alertó entonces sobre las numerosas "fallas" del lugar. El fin era blindar el museo para evitar robos, como el de La Gioconda producido hace más de un siglo.
Ese robo fue perpetrado el 21 de agosto de 1911, un día en que el Louvre estaba cerrado. Un antiguo empleado, de nombre Vincenzo Peruggia, se acercó a la obra, la cubrió bajo una bata y salió con ella. El cuadro pasó de ser una obra a un icono. Incluso se detuvo e interrogó al artista español Pablo Picasso.
En una fecha más reciente, el 30 de mayo de 2022, un visitante lanzó un pastel al cuadro. El museo presentó una denuncia contra el hombre. Y el último robo producido en el Louvre data de 1998, cuando un cuadro del pintor francés Camille Corot fue robado a plena luz del día, según Le Parisien. No se ha recuperado.
Y en el campo de la ciberseguridad también se vio damnificado el museo parisino. El 3 y 4 de agosto de 2024, el director del Grand Palais detectó una actividad inusual en los sistemas informáticos.
Este sistema centraliza los datos financieros de numerosas entidades y lugares emblemáticos de Francia, como es el Museo del Louvre. Los atacantes exigieron un rescate en criptomonedas.
Ciudad en shock
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ofreció, a través de su perfil de Instagram, "todo su apoyo a los equipos" del Museo del Louvre. "La policía municipal de París, junto con la policía nacional, está totalmente movilizada para evacuar al público presente en el museo", declaró la regidora.
Por su parte, el presidente de la Agrupación Nacional, Jordan Bardella, calificó de "humillación insoportable" a Francia el robo perpetrado en el Louvre.
En su cuenta de X (antiguo Twitter) publicó: "El Louvre es un símbolo global de nuestra cultura. Este robo, que permitió a los ladrones robar las Joyas de la Corona francesa, es una humillación intolerable para nuestro país. ¿Hasta dónde llegará la decadencia del Estado?".
La lideresa de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, subrayó que "nuestros museos y edificios históricos no son lo suficientemente seguros para afrontar las amenazas que enfrentan". "Debemos reaccionar", agregó.
El líder de la Unión de la Derecha por la República (UDR), Eric Ciotti, ha comentado que "el Gobierno, símbolo supremo de su colapso, ha permitido el robo de las Joyas de la Corona. Cuando el Estado ya no garantiza la seguridad de sus tesoros, toda la nación está amenazada".
