Málaga

Cuando se le pregunta a cualquier ciudadano de a pie en Melilla por el conflicto generado por la supuesta compra de votos la cara que pone es la misma: una mueca de desesperación, hartura y pena por la imagen nacional e internacional de una ciudad bañada por el sol y el mar que solo suele salir a la palestra por informaciones negativas. "Se llevan comprando votos desde hace 20 años y ahora llama más la atención porque han sido demasiados, pero la imagen que estamos dando es patética", expresan. 

A nadie le ha cogido, lógicamente, por sorpresa una práctica que es habitual cada vez que se acercan unas elecciones. "Se aprovechan de las personas más vulnerables y con falta de recursos. Si se acercan a una familia sin ingresos o con ingresos mínimos y le ofrecen 100 euros por el voto lo venden", afirma José María Aznar, presidente de la Asociación de Vecinos Hipódromo, una barriada en la que habitan unas 5.000 personas. 

"Tenemos una de las ciudades más bonitas de España y solo salimos en la tele por el salto a la valla de los inmigrantes y por el voto por correo", lamenta Aznar, quien asegura que la convivencia entre cristianos y musulmanes es perfecta. "Tengo más amigos musulmanes que cristianos. Nos hemos criado aquí y convivimos juntos. Es una de las ciudades menos racistas de España. Aquí vamos al fútbol y nadie dice negro como estamos viendo con Vinicius ni moro. Estamos totalmente acostumbrados", relata. 

Vista de la Avenida Juan Carlos I, una de las principales arterias de Melilla. A. Recio

El presidente de esta asociación de vecinos es partidario de que "se suspendan las elecciones" hasta que se aclare bien todo lo que está pasando con el voto por correo. Y no es el único que lo piensa, al margen de los líderes de Coalición por Melilla que ya han dicho públicamente que piensan impugnar las elecciones independientemente del resultado. 

José Antonio Alonso es el presidente de la Asociación de Vecinos Industrial, una barriada pudiente de Melilla en la que residen 17.000 personas, una de las más grandes de la ciudad. "Deberían, como mínimo, impugnar las elecciones. El voto ya está prostituido por la compra", critica. 

Feaveme agrupa a varias asociaciones de vecinos, su presidente es José Luis Suárez y es partidario de seguir el proceso electoral tal y como está. "Aplazar las elecciones no viene a cuento. El problema se ha cortado a tiempo porque solo se han materializado mil y pico votos por correo", expone, aunque prefiere no dar una opinión más amplia "hasta ver el resultado de la investigación policial porque se están acusando unos y otros". 

Una ciudad con escaso tirón económico

Melilla no está atravesando su mejor momento desde el punto de vista económico. El cierre de la frontera con Marruecos les castigó y elevó el precio de la cesta de la compra, ya que los productos que antes llegaban libremente del país vecino se encarecieron. 

Personas pasean por una calle de Melilla junto a un cartel electoral de Coalición por Melilla. A. Recio

"La situación es complicada. Necesitamos mejorar la conectividad aérea. Si no somos capaces de mejorarla no podemos despegar el sector turístico", indica Antonio González, secretario general de la Confederación de Empresarios de Melilla. Y pone un ejemplo muy gráfico. "El precio medio del billete de avión ida y vuelta entre Madrid y Melilla es de 450 euros y entre Málaga y Melilla de 225 euros, con ocupaciones que rondan el 75 y el 70% respectivamente", relata. 

La conexión marítima sí está algo mejor, con enlaces con Málaga, Motril y Almería a precios más bajos, pero el viaje es casi eterno -unas seis horas- y hay pocas frecuencias. Se tarda el doble de Málaga a Melilla en barco que de Málaga a Berlín en avión.  

Una vista general de Melilla. A. Recio

El conflicto nacional generado por la venta de votos tampoco ayuda. "Es evidente que daña la imagen de la ciudad y vender turismo así es complicado", añade González, quien apunta que "ni el comercio ni la hostelería están contentos con su rendimiento y tampoco tenemos industria". El directivo de la patronal melillense aboga por un plan de reindustrialización y por "vender las ventajas fiscales de Melilla para atraer a empresas ligadas a la tecnología".

En Melilla, según la última Encuesta de Población Activa correspondiente al primer trimestre de 2023, hay 9.300 parados con una tasa de paro del 26%, la más alta de España y el doble que la media nacional. Entre los menores de 45 años se dispara al 43%, siendo un caldo de cultivo para la venta de votos como ha sucedido.