Murcia

Indignación y estupor. Eso es lo que siente la familia de Sara Gómez ante el contenido del informe del anestesista de la clínica de Cartagena donde se sometió a una lipoescultura que le costó la vida. El citado facultativo asegura que la intervención se llevó a cabo con "ausencia de complicaciones" y lo hace en un documento que recibieron el 10 de diciembre los familiares de Sara, es decir, cuando esta madre de dos hijos llevaba ocho días ingresada en una UCI por las perforaciones que recibió con la cánula empleada en la lipoescultura.

El contenido del documento contradice lo que el propio anestesista declaró cuatro días después ante la Inspección de Servicios Sanitarios. De hecho, es el motivo por el que la familia ha ampliado la denuncia contra su figura. Inicialmente, las acciones legales por homicidio por imprudencia profesional iban dirigidas contra el cirujano cardiovascular que llevó a cabo la intervención estética, pero tras comparar el informe del anestesista -del 10 diciembre- con el testimonio que prestó a los inspectores el día 14, las diligencias también le afectan por homicidio por omisión.

"La paciente, doña Sara Gómez Sánchez, fue intervenida el 2 de diciembre de 2021 de una lipoescultura, durante la intervención mantuvo tensiones arteriales aceptables, buena diuresis, y ausencia de complicaciones, siendo la duración de la operación 5 horas, se extubó sin incidencias pasando a reanimación", tal y como expone el anestesista en su informe al que ha accedido en exclusiva EL ESPAÑOL.

En el tercer párrafo del documento figura otra apreciación que llama la atención a la familia. El anestesiólogo niega que Sara se estuviese desangrando, a pesar de que en el historial del Hospital Santa Lucía donde ingresó consta que tenía múltiples perforaciones intestinales. "Se le realiza otro control analítico, aumentando las cifras de hematocrito respecto al anterior, en todo momento está en observación por anestesista, equipo de enfermería, y cirujano, que realiza varias valoraciones del estado de la intervención descartando la posibilidad de sangrado activo".

Hasta en dos ocasiones asegura que esta agente inmobiliaria y madre de dos hijos, se encontraba "consciente y orientada" tras la lipoescultura, sin embargo, al final del documento se expone que después de ponerle transfusiones de sangre se decidió trasladarla desde la Clínica de Cartagena a las Urgencias del Hospital Santa Lucía nada menos que en una UCI móvil.

"Tras la administración de tres concentrados de hematíes, previa realización de las pruebas cruzadas necesarias y al seguir necesitando dosis altas de drogas vasoactivas para mantener tensiones arteriales límites, pese al tratamiento intensivo pautado se decide traslado a hospital de tercer nivel. Cuando la situación clínica permitía dicho traslado, una vez estabilizada la paciente, se avisa al 112 y se traslada en UCI móvil, ante la presumible necesidad de monitorizadción avanzada y al haber agotado nuestras posibilidades terapéuticas".

Cuatro días más tarde de plasmar en el documento que la intervención se desarrolló con "ausencia de complicaciones", el mismo anestesiólogo relató a la Inspección de Servicios Sanitarios que hubo incidencias. Prueba de ello es que afirmó que le dijo al cirujano cardiovascular que parase la lipoescultura porque lo que estaba extrayendo con la cánula supuestamente no era grasa del abdomen de Sara, sino sangre. Así lo consta en el acta del Servicio Murciano de Salud:

"A las 13.30 horas, aproximadamente, la paciente sufre episodios de hipotensión que se controlan con bolos de efedrina de 6 miligramos y aumento de la fluidoterapia. Comentándole al cirujano la hipotensión que tiene y le aviso del color hemático del tejido graso que se saca, así como que termine la intervención por las cifras tensionales".

Rubén, hermano de la difunta Sara, y su padre, Damián, en la puerta de los juzgados de Cartagena.

"Existe una total contradicción"

Ignacio Martínez, letrado de la Asociación del Defensor del Paciente que representa a la familia de Sara, confirma que "existe una total contradicción entre el informe del anestesista y el acta de manifestación que ofreció después a los inspectores del Servicio Murciano de Salud".

El lerado explica que tales diferencias en las versiones sobre lo ocurrido en el quirófano de la clínica de Cartagena, se han incluido en la ampliación de la denuncia por homicidio presentada por los familiares de la difunta contra el anestesista. El único objetivo que se pretende es que aclare en los juzgados qué ocurrió aquel trágico jueves 2 de diciembre y que el relato del anestesiólogo se confronte con el del principal denunciado: el cirujano cardiovascular que le hizo la lipoescultura a Sara. 

"El anestesista ha faltado a la verdad: en un informe que nadie le pidió dijo que no hubo complicaciones y luego relató a los inspectores de Sanidad todo lo contrario", insiste Ignacio Martínez. "Cómo es posible que se tenga a esta mujer entrando en un shock hipovolémico, sin hacer nada, desde que acabó la operación, a las 14.30 horas, hasta las 17.50 horas, cuando se llama al 061 pidiendo una ambulancia".

En la mesa de operaciones, el responsable de la lipoescultura era el cirujano cardiovascular de la clínica de Murcia a la que Sara abonó 5.700 euros, mientras que el anestesista trabaja para la clínica de Cartagena que puso el quirófano y al personal asistente. En la práctica, el anestesiólogo "era el garante" de las constantes vitales de la paciente y el letrado del Defensor del Paciente quiere interpelarle sobre su actuación.

"En ninguna historia clínica he visto un informe así", asegura este letrado especializado en derecho sanitario. "Un anestesista no se pone a escribir relatos y eso llama la atención". También levanta recelos el hecho de que el documento tiene el membrete de la clínica y el número de colegiado del facultativo, pero carece de fecha de emisión.

Sara, junto a su entonces pareja, Ezequiel.

"La dejaron sola en la ambulancia"

Ezequiel Nicolás, expareja de Sara, con la que tuvo un hijo, y portavoz de la familia, critica el informe firmado por el anestesista de la clínica donde se llevó a cabo la lipoescultura. "Es un documento patético, porque prácticamente está diciendo que Sara salió bien de aquel quirófano y luego cambia su testimonio al Servicio Murciano de Salud: no entendemos ese cambio del 10 al 14 de diciembre y por quién está dirigido".

El portavoz de los familiares de esta agente inmobiliaria, que murió tras 29 días luchando por su vida en la UCI del Hospital Santa Lucía, asegura que todas estas pruebas que están saliendo a la luz, no hacen otra cosa que acrecentar el dolor de los padres y los hermanos de Sara. "El anestesista es el encargado del postoperatorio y de la reanimación de la paciente, pero la dejaron sola en la ambulancia que la trasladó al Hospital Santa Lucía: ¿Por qué el anestesista no avisó al director médico o al gerente de la clínica para que parasen esa carnicería?" 

Este diario ha averiguado la identidad del anestesista. Es un miembro de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), una organización sindical donde figura como delegado responsable de una de las áreas de salud de Murcia. Este médico no ha atendido a las llamadas que ha recibido de EL ESPAÑOL para conocer su versión sobre lo sucedido en el quirófano con la paciente Sara Gómez.

"Ahora mismo, en la familia, tenemos puesto el foco en la actuación del anestesista", subraya Ezequiel. "El anestesista y el cirujano eran los únicos con capacidad de haber frenado la intervención". De momento, el juzgado no ha fijado fecha para la declaración de ambos.

Entretanto, el cirujano cardiovascular que intervino a Sara mantiene esta semana su agenda de pacientes en la consulta de un centro privado de Murcia donde opera varices. En la clínica de Cartagena donde llevó a cabo la lipoescultura que le costó la vida a esta agente inmobiliaria, de 39 años, una fuente de total solvencia, confirma que "le han anulado las reservas de quirófano que tenía cerradas para enero y febrero".

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