El 2020 quedará impreso en la memoria colectiva de las empresas españolas como el año del desastre. Basta con recordar los cierres, las colas del hambre, la caída en picado del PIB y, por ponerle rostro, la icónica imagen de aquellos hosteleros de Zaragoza que se abrazaban desconsolados en la acera frente a su restaurante, que había bajado la persiana para siempre. Sin embargo, la situación no ha afectado por igual a los principales partidos políticos: todos ellos han visto su superávit incrementado durante el año de pandemia. En total, han mejorado sus resultados respecto a 2019 en 27,18 millones de euros. A algunos, incluso, les ha servido para salvar su viabilidad.

El partido que se encuentra actualmente en mejor situación económica, con diferencia, es el PSOE. La formación liderada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha registrado en 2020 un superávit de 15,3 millones de euros. Se trata de una cifra que triplica sus resultados del año anterior y que es mejor que la de todos los demás partidos juntos. Le sigue, aunque de lejos, Vox, con un superávit de 5,9 millones. Después va el Partido Popular (4,3 millones), Ciudadanos (2,12 millones) y Podemos, con 2,1 millones en ganancias.

A lo largo de este verano que ya llega a su fin se han ido conociendo novedades sobre el desempeño económico de los principales partidos políticos españoles. Por un lado, han entregado ya sus Cuentas Anuales de 2020, que muestran la gestión de las formaciones y la situación en la que se encuentran actualmente. Por otro, el Tribunal de Cuentas ha publicado su informe sobre la fiscalización de las elecciones generales del pasado noviembre de 2019 (las últimas que hubo). Estos detalles permiten ver cómo se desempeñan los partidos en lo que sería su objetivo si fueran una empresa: conseguir votos.

Así, por ejemplo, se puede destacar que Vox es el partido que menos dinero ha gastado por cada uno de sus 52 diputados obtenidos, 53.982,61 euros por escaño. Una inversión rentable, desde luego. Sin embargo, en el otro lado de la tabla se encuentra Ciudadanos, la formación a la que más caro le ha salido cada diputado: 1,13 millones por cabeza.

Como estas cifras van a marcar el devenir y el estado de ánimo de cada partido, de cara al nuevo curso que comienza en septiembre EL ESPAÑOL ha analizado las cuentas y la situación económica de las principales formaciones políticas, para ver con qué ventajas o retos arrancan la nueva partida.

PSOE, el más rentable

El año pasado Vox disfrutaba de una situación muy dulce. El partido liderado por Santiago Abascal era el que mayor superávit económico obtenía de todos, 5,3 millones de euros, y el que más donaciones privadas de anónimos recibía -1,5 millones, más que todos los demás juntos-. Esto permitía a la formación ultraderechista afrontar 2020 con muchísimo optimismo, tal y como se ha notado durante la pandemia, y alejaba aquellos tiempos en los que, por falta de medios, daban discursos en plazas subidos a los bancos públicos.

Ahora ese fuelle se ha desinflado y es el partido que menos ha crecido de todos, con 5,9 millones de superávit reflejados en sus Cuentas Anuales. Ese puesto en el podio ha sido arrebatado por parte del PSOE. Los socialistas resolvieron 2019 con 4,9 millones de superávit y ahora han triplicado esa cifra, situándose a la cabeza de todas las formaciones, con 15,3 millones. Eso es más que PP, Vox, Podemos y Ciudadanos juntos.

Pedro Sánchez, en 2019, en un mitin en Granada. EFE

¿Pero cómo ha sucedido esto? 2019 fue un año de numerosas elecciones -las dos generales de abril y noviembre, más las europeas, autonómicas y municipales de mayo- lo que supuso un profundo gasto para los partidos, más endeudamiento y, para muchos, recortes en las subvenciones ante los pobres resultados. Vox fue el único partido que pudo sacar tajada de esta situación al crecer en afiliados, donaciones y resultados electorales.

En 2020, sin embargo, el panorama ha sido distinto. Tan solo hubo elecciones en Galicia y País Vasco, celebradas en plena primera ola. Por lo demás, el parón de actividad por culpa de la pandemia no ha afectado a los partidos como al resto de las empresas, ya que siguen recibiendo subvenciones, pero pueden recortar en otros gastos. En el caso del PSOE, lo más notable es que ha podido reducir una millonada en el dinero destinado a los servicios exteriores.

Este tipo de servicios son aquellos aportados por terceros; como pueden ser el de la limpieza de unas sedes obligadas a estar vacías, los servicios de transportes en una época en la que la movilidad está reducida o todas las contrataciones a distintas empresas en periodo electoral que en 2020 se han podido ahorrar. Así, el partido liderado por Pedro Sánchez pasó de gastar 41,59 millones de euros en servicios exteriores en 2019 a gastar casi la mitad, 25,67 millones, al año siguiente.

Los demás, de lejos

Después del PSOE, el partido con más superávit ha sido el liderado por Santiago Abascal. Sigue con una medalla de plata que el año pasado era oro, a pesar de la paradoja de que es el que menos ha crecido de todos. A nivel puramente político, la formación dio un salto cuantitativo y cualitativo de 2018 a 2019. Pasó de la absoluta irrelevancia a convertirse en uno de los principales actores. Este impulso, por desmedido, ha sido imposible de mantener un año más.

Según sus propias cuentas, Vox empezó 2018 con 4.792 afiliados y acabó 2019 con 52.407, un crecimiento descomunal que también se tradujo en resultados electorales por todo el país: pasaron de la nada a ser la tercera fuerza más votada y con la llave de Gobierno en múltiples comunidades y municipios. En 2020, sin embargo, el crecimiento de afiliados fue mucho más tibio y acabaron el ejercicio con sólo 10.000 más que el año anterior. A ello hay que añadir que las aportaciones de afiliados y cargos públicos descendieron de 750.595,50 euros en 2019 a solo 71.613,06 en 2020.

Pero, sin duda, el golpe más duro le ha venido a Vox por la parte de las donaciones privadas, ese dinero que dan particulares anónimos, que no se sabe bien de dónde viene y que sigue siendo una cuenta pendiente en la transparencia de todos los partidos. Hace dos años, la formación de Abascal era la que más aportaciones de particulares recibía: 1,66 millones en 2019, más que todos los demás juntos. En la memoria del año pasado esa cifra se ha desinflado notablemente y ha caído a sólo 156.377,42 euros.

El siguiente partido con más superávit es el Partido Popular. Hablar de superávit en este caso ya es algo positivo. Y es que en 2019 perdían nada menos que 5,7 millones y en 2020 han ganado 4,3. Aunque está muy lejos del PSOE, el incremento es similar. Esto se explica igualmente por la reducción de servicios exteriores, pero también porque dejaron de lado otras actividades como los 1,6 millones que gastaron en actividad electoral antes de la pandemia.

El superávit de Ciudadanos también han sido tibios, de 802.080 euros que ganaron en 2019 a 2,1 millones al año siguiente. Y, aunque Podemos es el partido que menos superávit ha tenido, los morados pueden sentirse orgullosos ya que han podido salir a flote. Han pasado de perder 2,6 a ganar 2,1 millones. En su caso, la clave es que han recortado seis millones en gestión ordinaria, es decir, en el funcionamiento día a día del partido, algo que no ha hecho tanta falta durante la pandemia.

¿Cuánto cuesta un diputado?

A la novedad de las distintas memorias de cada partido, hay que añadir la del informe de fiscalización que emitió el Tribunal de Cuentas la semana pasada y en el que analizaba el desempeño de las formaciones en las pasadas elecciones generales de 2019. A fin de cuentas, si los partidos políticos fueran empresas, no sólo contaría que obtuvieran superávit, sino que también tienen que sacar todos los escaños posibles en el Congreso de los Diputados. Y ahí cada partido se ha comportado de una forma distinta.

El partido que peores resultados tuvo en aquella arena ha sido Ciudadanos. La formación ahora liderada por Inés Arrimadas gastó 10,14 millones en las elecciones de 2019 y sólo obtuvo 10 diputados frente a los 57 de solo seis meses antes, un auténtico batacazo de Albert Rivera que forzó su retirada de la política. Comparadas las cifras, se puede decir que gastó 1,13 millones por cada escaño obtenido. Además, contrajo una deuda para las elecciones de nada menos que 6 millones.

Dentro de los principales partidos, le sigue Unidas Podemos, que invirtió 5,6 millones y cada uno de sus 26 diputados le costó 213.592,36 euros, aunque no contrajo deuda. El siguiente en la lista de diputados más baratos es el Partido Popular. Los populares fueron los que más se endeudaron para esas elecciones -7,3 millones-, los que más dinero gastaron -12,5 millones- y cada diputado le costó 141.962,44 euros.

El PSOE siguió al PP en recursos invertidos, con 10,7 millones, y en endeudamiento, con 7 millones, pero obtuvo muchísimo mejor resultado, con 120 escaños. Esto hace que los socialistas fueran, de los cinco principales partidos, los segundos que menos gastaron por cada diputado: 89.849,48 euros. La lista la completa Vox, que es, de los cinco, el que menos dinero invirtió -2,8 millones- y al que más barato le salió cada uno de sus 52 escaños: 53.982,61 euros.

Podemos, con más irregularidades

Más allá del dinero que gastó cada partido en las elecciones del pasado noviembre de 2019, el informe del Tribunal de Cuentas deja entrever algunos detalles interesantes sobre el comportamiento de los partidos. Ahí, incluso entra en juego la picaresca española. Muchos de estos gastos electorales son subvencionables o tributan distinto, por lo que todas las principales formaciones políticas han incluído partidas que, finalmente, el Tribunal de Cuentas ha decidido no computar como necesarios.

Este ránking que el Tribunal de Cuentas llama directamente de gastos irregulares y que divide entre “gastos con justificación insuficiente” y “gastos prohibidos expresamente por la ley”, lo lidera Unidas Podemos. La formación morada gastó nada menos que 248.868,91 euros. Entre ellos, se encuentran gastos en publicidad que intentan computar como electoral pero que se llevan a cabo antes de la campaña o pagos una vez acabada la campaña. Entre los más llamativos destaca el tirón de orejas del Tribunal por incluir ahí gastos en servicios de estilismo para los candidatos. Es decir, peluquería y maquillaje.

El siguiente es el PSOE, aunque de lejos, ya que tiene menos de la mitad, con 104.652,68 en gastos irregulares. Además de gastos fuera de campaña electoral, como en el caso de los morados, los socialistas incluyeron ahí material de oficina, hoteles para los candidatos y sus equipos y alquiler de locales para el seguimiento de la jornada electoral. El gasto más llamativo en este partido es que incluyeron actuaciones musicales alegando que sirven para dar realce a los actos y para facilitar que acudan padres con sus hijos. El Tribunal considera que se trata de publicidad indirecta y para nada necesario.

Ione Belarra toma el micrófono en un acto de Podemos. E.E.

Vox declaró gastos de 66.986,64 euros de manera irregular, colocándose el tercero. El cuarto es el Partido Popular, con 59.320,36, que también tuvo el mismo problema que el PSOE con las actuaciones musicales. “Las actuaciones musicales no constituyen un gasto necesario para desarrollar el acto electoral”, ha zanjado el Tribunal de Cuentas. El último partido de la lista es Ciudadanos, que gastó 43.314,31 euros en gastos ordinarios, como hoteles para los candidatos y su personal una vez ya había acabado la campaña electoral, algo que no es subvencionable. Pues eso, si la picaresca ya está en los ciudadanos españoles, no va a ser menos en los partidos que les representan.

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