Inés Arrimadas trabaja ya a pleno rendimiento para el que será su segundo curso político completo como líder de Ciudadanos. Lo hace después de los sinsabores y errores del pasado ejercicio, en el que comenzó abriéndose a una colaboración con el Gobierno en materia presupuestaria -en un contexto de entendimiento con el PSOE en el que llegó a ser el socio imprescindible para las últimas prórrogas del primer estado de alarma- y terminó escaldada con el fracaso de la colaboración con los socialistas para impulsar una moción de censura en Murcia.

Un hito, este último, que convulsionó la política española y agravó la crisis del partido liberal, que desde entonces sufre una sangría de cuadros aún no detenida del todo.

El rumbo que traza ahora la dirigente catalano-andaluza es bien distinto. Fundamentalmente porque cierra la puerta a volver a ofrecerse para negociar los Presupuestos Generales del Estado, como hizo hace casi justo un año, el pasado dos de septiembre, tras una reunión con Pedro Sánchez en La Moncloa. Entonces llegó a pedir una "tregua política", si bien los diez diputados de Ciudadanos no votarían finalmente a favor del proyecto presupuestario. 

El Ejecutivo, fuertemente presionado por la actividad del entonces vicepresidente segundo y líder de Podemos, Pablo Iglesias, optó por la vía inédita del apoyo de ERC y Bildu a las Cuentas Públicas. El propio Iglesias pidió incluso incorporar a los independentistas catalanes y al antiguo brazo político de ETA a la "dirección de Estado", un extremo que la parte socialista del Gobierno nunca llegó a confirmar, señalando en cambio al PNV como el "socio preferente" del Ejecutivo en el Parlamento.  

Doce meses después, fuentes de Ciudadanos aseguran ahora que a la puerta del partido naranja no ha llamado el Gobierno, ni esperan que lo haga. "Sánchez eligió a ERC, es imposible. Te la hacen una vez, pero no más" afirman de manera gráfica.

Arrimadas y Sánchez, hace un año en La Moncloa. EFE

En público, y preguntada por esa posibilidad en una rueda de prensa en el Congreso este miércoles, Arrimadas era algo más cauta, pero plasamaba de manera nítida su rechazo a establecer cualquier tipo de negociación con Moncloa para el futuro de la legislatura: "Sánchez eligió socios para toda la legislatura, lo vio toda España. Nosotros estuvimos hasta el final tendiéndole la mano para que no eligiera el camino de Bildu" afirmaba en referencia a lo ocurrido en 2020. 

"La mesa del chantaje"

Obviamente, por el camino han ocurrido más cosas. Principalmente los indultos a el líder de ERC, Oriol Junqueras, y el resto de condenados por sedición por los sucesos de 2017 en Cataluña, concedidos por Sánchez el pasado junio, justo antes de remodelar a fondo su Gabinete. Y esa sí que es una línea roja infranqueable para el ADN de Ciudadanos, un partido nacido en Cataluña hace quince años en oposición al nacionalismo catalán, que considera la medida de gracia para los secesionistas, como dijo la propia Arrimadas, una "vergüenza" que "pisotea la Justicia y a millones de catalanes".

Pero además, en el cuartel general de Ciudadanos tienen claro que si por parte de ERC no hubiera al menos, como contrapartida, un nuevo sí a los Presupuestos, la polémica medida impulsada por Sánchez sería aún, a su juicio, más irrisoria.

Por si faltase alguna razón que haga inviable el concurso de los liberales en la negociación prespuestaria que se avecina este otoño, se da la circunstancia de que coincidirá en el tiempo con la llamada "mesa de diálogo" entre el Gobierno central y el Govern del republicano Pere Aragonès. También con las reuniones bilaterales con la Generalitat para el traspado de competencias, dentro de un calendario fijado este verano, tras la primera reunión entre ambos gobiernos, por la flamante ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez

Esa agenda bilateral de trabajo, que se superpondrá, aunque sea en el tiempo, a la negociación presuestaria, incluye asuntos tan espinosos como el traspaso del MIR a Cataluña, además de otros como la ampliación del aeropuerto internacional de El Prat en Barcelona.

A esa coincidencia se refería también Arrimadas. "Dentro de dos semanas tendremos la mesa del chantaje con la Generalitat, y no habrá 'mesa de la energía' para bajar el precio de la luz, no habrá 'mesa por la recuperación de los espacios naturales degradados', no habrá 'mesa de los autónomos'" enumeraba a modo de crítica al Gobierno.  

Arrimadas, en definitiva, estuvo dispuesta a negociar hace un año con Sánchez, pero ahora cree que el papel político de Ciudadanos, a punto de atravesar el ecuador de la legislatura, está en otro sitio.   

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