Juan Antonio Roca, el que fue el sheriff de Marbella, sigue tejiéndose una biografía profesional tan fulgurante como llena de sombras. Pasea por las calles de la ciudad como uno más. Casi nadie le reconoce, más envejecido, con menos oro y sin alardear ya de ser ingeniero de minas. Alguien le preguntaba hace poco tras salir de la cárcel: "¿Cuántos amigos te quedan?". A lo que él contestaba un tanto taciturno: "Me quedan los buenos, los de verdad". Y alguno de esos a los que él llama auténticos le animaron para que montara un “nuevo chiringuito al calor de las oportunidades inmobiliarias”.

Nada que ver con lo fue Maras Asesores, algo mucho más discreto, pero que le permite estar en activo en la ciudad. Hace poco, en un funeral, según ha sabido EL ESPAÑOL, así se lo contaba a uno de los “dolientes”. Y es que el del Caso Malaya se ha vuelto a integrar de pleno en la ciudad, ajeno a los deseos de los marbelleros que pidieron firmas para declarar al exgerente de urbanismo persona non grata en Marbella. Roca obtuvo la libertad condicional en febrero de 2019 tras 12 años en prisión por haber cometido delito fiscal, cohecho y blanqueo de capitales. La justicia le reclama 63 millones de euros. 

Poseidón: un complejo de lujo 

Juan Antonio Roca, sentado en el banquillo. EFE

Roca vive como antes de entrar en la cárcel en la avenida de la lavadora marbellí. Sigue ocupando su vivienda de Poseidón en el complejo de lujo situado en una de las zonas más prestigiosas del centro de Marbella. En 1989, el exasesor compró este inmueble por más de 727.000 euros y lo eligió como su residencia habitual. Hoy vale tres veces más. Y aunque estaba en la lista de bienes incautados para la venta, la realidad es que sigue residiendo allí junto a su esposa, Rosa Jimeno.

Uno de los vecinos propietarios de esta urbanización, dedicado a la abogacía, le ve a diario entrar y salir con su maleta como si fuera un hombre de negocios. "Él entra y sale por el garaje, aunque vaya sin coche. Ahí es donde siempre me lo encuentro”. Y es que el que fue considerado como el auténtico alcalde que hacía y deshacía a su gusto el urbanismo en la ciudad malagueña de Marbella, sigue trabajando a la sombra de otros. Pero sus pasos son más cortos.

En 2018, tras salir de la cárcel, se supo que compatibilizaba su trabajo en una asesoría de la provincia de Málaga con su labor de voluntariado en un centro de acogida de Cáritas, donde se trabajaba en la reinserción de reclusos y exreclusos y donde había desde jóvenes extranjeros a octogenarios sin familia que necesitaban apoyo. 

Roca, paseando por la calle Ricardo Soriano Gama, hace unos meses. E. E.

Su zona de confort es la más trillada, el complejo con nombres de dioses y ninfas de la mitología grecolatina donde reside. Detrás de Poseidón se esconde en su interior todo un paraíso de jardines y piscinas. Este complejo de mármol lo mandó construir Jesús Gil. Y por eso dos de los pisazos de la urbanización fueron elegidos como domicilio por Roca para vivir con su familia. Al lado, en Nayade, Jesús Gil compartía el “puerta a puerta”. Otro de los residentes en la urbanización de lujo era el letrado José Luis Sierra, mano derecha del regidor. Y a dos esquinas solo de esta vivienda estaba Maras Asesores, la oficina donde regentaba el urbanismo de la ciudad. Ahora se encuentra vacía y con un cartel de alquiler.

Roca es consciente de que en Marbella no se le mira con buenos ojos. Asistió a una petición unánime de ciudadanos de Marbella que solicitaron a todos los partidos políticos que forman la corporación municipal del Ayuntamient, que llevaran al Pleno de Marbella proponer a Juan Antonio Roca persona "non grata en la ciudad”. El enfado de los ciudadanos ha ido creciendo cuando a día de hoy comprueban que sigue habitando en el mismo domicilio millonario. Él mismo declaró cuando se le concedió el primer permiso que era "consciente de que por su actitud había producido un daño a la ciudad", y por eso prefiere pasar inadvertido, ya que alguna vez que se le ha increpado públicamente ha tenido que hacer uso del consabido “gelocatil” del que hacía referencia en sus agendas “malayas” porque sufría fuertes dolores de cabeza.

Sus "buenos" amigos

En el centro, Juan Roca Junior, el hijo del cerebro del caso Malaya.

Entre esos "buenos amigos" de los que habla Roca están los hijos de Jesús Gil. Por ejemplo, Miguel Ángel Gil, alías Calán, del Atlético de Madrid, ha fichado al hijo del exasesor municipal de Urbanismo, Juan Roca Junior, como controlador financiero de su Academia de fútbol, según su perfil en redes. Este organismo, que está integrado dentro del club, se encarga de la formación integral de los futbolistas que más tarde pasarán a la cantera de jugadores emergentes.

El hijo menor de Roca, Juan Antonio, es el único miembro de la familia que no fue imputado en ningún procedimiento judicial. Los bienes y cuentas que tenía a su nombre nunca han sido intervenidos ni embargados. El mismo Roca junior publica en su perfil de Linkedin que se encuentra en este puesto desde julio de 2019. Anteriormente, ha trabajado dos años en Banistmo, el banco más grande de Panamá como mánager y analista, y unos meses como consultor en la empresa inglesa Ernst&Young.

Sus restaurantes favoritos

J.R. Junior profesa auténtica adoración por su padre. Siendo casi un adolescente fue uno de los que contribuyó, junto a siete personas más, para aportar el millón de euros de la fianza de su padre. El hijo menor de Roca ingresó 410.100 euros en la cuenta corriente abierta para recaudar dinero. Los ingresos se realizaron por transferencia desde dos cuentas diferentes de las que es titular de 100.100 y 310.000 euros.

Se daba el caso que entonces el niño tenía 19 años, era estudiante y no trabajaba ni tenía ninguna actividad empresarial reconocida en los registros españoles. Por aquel tiempo, J. R. solo se dedicaba a enfatizar con orgullo en su círculo de amigos que mataba en los safaris con su padre.

Rosa Jimeno, la esposa de Juan Antonio Roca.

Su madre, Rosa Jimeno, y su hermana María estuvieron procesadas en su día por un presunto delito de blanqueo en la trama de compra de billetes de lotería premiados detectada durante la investigación del caso Malaya. Ahora cada una sigue con su vida. María, con sus negocios por Sevilla, y Rosa, pegada a su esposo. De hecho, es común verlos a ambos desayunando en el Café de Ronda. Aunque es cierto que Roca es más de perderse por los restaurantes de la zona como Los Mellizos, establecimiento que también frecuenta Froilán de Marichalar y Borbón, el sobrino del rey Felipe VI. Por otro lado, cuando el matrimonio sale de su barrio, prefiere otros lugares como el lujoso Higuerón, donde se ha podido ver a Roca en los últimos meses. 

La famosa frase de "habla con Roca" con la que contestaba el fallecido exalcalde Jesús Gil cuando le visitaba algún promotor urbanístico sigue estando aún en la boca de algunos empresarios poderosos, precisan a EL ESPAÑOL fuentes de un despacho judicial.

Su poder de decisión y su enlace con todo el entramado de la ciudad que se conoce al dedillo le permite todavía mover los hilos de un "torrente" inmobiliario, ahora "aparcado" tras la carencia de un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que rija el urbanismo en Marbella.

Su inmensa fortuna

Lo que nadie se atreve y no puede valorar es la inmensa fortuna que se le atribuye. En el pasado, Roca amasó más de 2.400 millones de euros, la cuarta fortuna de España por aquel entonces, según la revista Forbes, sin invertir un solo euro.

¿Cómo? El cerebro de la trama de corrupción destapada en Marbella pedía dinero o solares a cambio de permitir levantar más alturas en la ciudad. Luego, se recalificaba a sí mismo las fincas y convencía a los promotores para que construyeran allí. 

Sin poder despegarse de la sombra de la duda, Roca va pisando sus propios pasos por la ciudad. Atrás quedaron Las Candelarias, donde faltaba de "ná", días de fiesta en los que nadie dormía, “solo se comía, se bailaba y se bebía". Uno de sus más "allegados" cuenta que "los fiestorros se acabaron para Roca, todo eso terminó ya". 

Su lugar preferido para tales eventos es (o era) el salón de enganches en su domicilio. Sin duda, la joya de la casa. Era el pabellón de caza para sus propietarios, toda una auténtica reconstrucción de lo que fueron los safaris por África y Rusia de Roca.

De ellos dan buena cuenta las fotos colgadas por las paredes y los trofeos. Los ciervos y las cabezas de toro disecadas. Junto a ellos estaban un elefante, una jirafa, un rinoceronte, dos osos pardos, un oso polar, una cebra, una hiena e incluso un leopardo que parece estar en plena sabana. Curiosamente, junto a los trofeos que cubrían el suelo, las pieles, también había patas de elefante convertidas en paragüeros o ceniceros, e incluso un cocodrilo.

Además, Juan Antonio Roca también atesoró importantes obras de arte para blanquear dinero de origen ilícito. Hace seis años salieron a subasta 236 cuadros y esculturas de arte moderno y contemporáneo que el exasesor tenía de artistas como Picasso, Saura y Warhol con un precio total que rondaba los 1,5 millones de euros. 

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