Al malagueño Sergio G. M., de 41 años, lo detuvieron el pasado 22 de marzo. Pero días atrás él ya había intuido que se le iba a arrestar. Los efectivos policiales que seguían los pasos de su banda de narcotraficantes le habían vuelto a interceptar un alijo de un kilo de cocaína que uno de sus chicos llevaba oculto en un coche caleteado

En ese momento, Sergio entendió que, al menos por un tiempo, tendría que dejar su empleo como conserje en un colegio de Marbella y rendir cuentas ante la justicia. Tal vez por eso escribió en su estado de Instagram: “Seguramente, sea por un buen tiempo que no nos veamos, amigos y familiares. Dios quiera que no sea mucho”. 

Los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil que entraron en su casa, próxima al puerto de pescadores marbellí, le encontraron en una pared una caja fuerte que estaba vacía. Lo que sí le decomisaron fue su Porsche Panamera -un vehículo de más de 100.000 euros-, un barco, dos motos de agua…

A simple vista, aquello era demasiado lujo para alguien con un sueldo de entre 1.200 y 1.500 euros y cuya pareja carece de empleo. Además de su flota de varios vehículos, tiene dos viviendas a nombre de sus hijos. Los agentes se incautaron también de alrededor de 10.000 euros en efectivo. 

La detención de Sergio G. M. fue ordenada por el Juzgado de Instrucción número 2 de Marbella en coordinación con la Fiscalía Antidroga de la ciudad. Se le considera el líder de una organización de traficantes con capacidad para mover por cualquier punto de la geografía andaluza cocaína destinada al menudeo. El juez lo puso en libertad con cargos previo pago de fianza. 

El presunto narco no llegó a pisar la cárcel. Sin embargo, es probable que, al menos por un tiempo, no asista a partidos del Real Madrid en el palco del Bernabéu ni se fotografíe con Florentino Pérez, como se vanagloriaba en sus redes sociales. 

Embarcación intervenida al presunto traficante. EE

Durante el interrogatorio, el acusado dijo que su patrimonio, superior al medio millón de euros, lo había amasado de manera legal. Explicó que sus bienes los había pagado con su salario como conserje, de arrendar un local, de las ganancias de su bar -donde está registrada la peña madridista La Bella, de la que él es presidente y que se fundó en 2015-, y del rendimiento del negocio de sus padres, que alquilaban hamacas en la playa.

La investigación, llevada a cabo por agentes del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) de la Policía Nacional en colaboración con la Guardia Civil, se inició a mediados del pasado año, cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de un entramado que se dedicaba a realizar envíos continuos de droga [en cantidades cercanas al kilo] a diferentes puntos de Andalucía. La cocaína se distribuía desde Málaga hasta Almería y Granada. 

Barco, comida a casa... 

Gracias a los seguimientos efectuados, los agentes identificaron a seis individuos, algunos de ellos con antecedentes por tráfico de droga. Se dedicaban a distribuir la cocaína por las provincias mencionadas. Utilizaban vehículos con compartimentos secretos para ocultar la mercancía.

Cada miembro tenía su papel en la organización, pero lo que delató y permitió averiguar a los agentes quién era el principal responsable fue el alto nivel de vida que tenía el presunto cabecilla, Sergio G. M. Iba al colegio en su Porsche Panamera, pedía comida a diario en casa para que ni él ni su esposa tuvieran que cocinar o salía en su barco los fines de semana.

Fuentes policiales consultadas por EL ESPAÑOL explican que el principal acusado comenzó a incrementar su fortuna en 2019, cuando habría empezado, supuestamente, a dedicarse al tráfico de drogas.

Supervisaba cada punto de carga de la mercancía y daba directrices a los conductores antes de que saliesen a repartir la droga. Finalmente, se le detuvo a él y a seis miembros de su banda. 

En la operación policial también se identificó a los destinatarios de las mercancías, quienes presuntamente se encargaban de cortar la cocaína para después distribuirla en cantidades más pequeñas. 

La primera detención se produjo en el mes de marzo, cuando los agentes detuvieron a un individuo mientras trasladaba un kilo de cocaína de Marbella a Roquetas de Mar, en Almería. Un primer aviso que hizo que la organización tomase medidas de seguridad más drásticas en relación al envío de las mercanias, pero sin cesar la actividad.

Días después, prepararon un nuevo envío que culminó, de nuevo, con la detención de otro de los conductores de la organización y la intervención de más de un kilo de cocaína. Sirvió para que tanto Policía como Guardia Civil culminasen la operación con la detención de todos los implicados y el cabecilla, y los registros pertinentes.  

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