Todos los políticos tienen algo de actores. La fina línea que separa y une al actor del político era una frontera que Reagan, primero, y Schwarzenegger, después, se encargaron de desmaterializar. En España pasa lo mismo -salvando aquel cameo de Rajoy en Jacinto Durante, representante- con Toni Cantó (Valencia, 1965). El niño que quiso ser médico, el adolescente que acabó estudiando para psicólogo, que se hizo hombre como modelo, que saltó a la fama como actor y que, ya desde hace unos años, terminó por convertirse en uno de los políticos más deseado por la derecha.

Cantó es, a todas luces, un camaleón en la jungla del parlamentarismo español. Devoto de los reptiles -en su casa llegó a tener 40 tortugas-, de ellos ha heredado su lengua rápida, su instinto de supervivencia en un territorio hostil y la capacidad para alterar su color dependiendo de las circunstancias. Incluso se atavió de uno en un concurso

El camaleón Toni Cantó, en los instantes previos a una gala de Mask Singer. EE

“Cambiar no es malo, lo malo es seguir con políticas del siglo XIX, como Podemos”, aseguró a EL ESPAÑOL sobre su devoción por el animal. Esta semana, dos meses después de aquello, ha vuelto a ponerse una piel distinta, la cuarta en sus 15 años de trayectoria. Al fin y al cabo, está en la sangre del actor el cambiar de papel. 

Su último giro se ha dado esta semana. En menos de dos semanas, Cantó ha pasado del portazo a Ciudadanos, por segunda vez, al fichaje estrella por el PP de Isabel Díaz Ayuso. Ya hizo lo mismo hace seis años, cuando huyó del naufragio de UPyD hacia las tablas, pero las del teatro, como dijo entonces y ha repetido ahora. La izquierda todavía no se lo ha perdonado.

La movida de Cantó

De padre médico y madre enfermera, el joven Toni Cantó se propuso seguir la estela familiar, pero el deseo no duró demasiado. La nota de selectividad no le llegaba para entrar en Medicina, así que hizo dos años de Psicología antes de decantarse por la rama artística. Entretanto, trabajó como relaciones públicas de varias discotecas y firmó sus primeros contratos como modelo. Finalmente, se instaló en Madrid en septiembre de 1984, a la edad de 19 años, para formarse como actor.

Eran los años de la movida madrileña, y para Cantó supusieron el cambio de las salas de fiesta a las pantallas. También del ambiente pijo valenciano a los focos del arte madrileño, donde trabó amistad con Miguel Bosé. Empezó a copar minutos en TVE en programas como Por la mañana, de la mano de Jesús Hermida; La tarde, con Pastora Vega y Guillermo Fesser; o el musical Sábado Noche, primero con Paola Dominguín y luego con Lydia Bosch.

Aquellos lodos le han llevado a participar en una veintena de películas y series. Ninguna le granjeó mayor popularidad que la primera temporada de la exitosa serie 7 Vidas, que protagonizó en 1999 antes de embarcarse en proyectos más personales. De su mítico Dani, el hombre que se despierta de un largo coma de 18 años, ahora resuenan más que nunca aquellas palabras de “ni remordimientos ni mala conciencia. Debería dedicarme a la política”.

Como colofón, también tuvo un corto pero relevante papel en la oscarizada Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar), que no consiguió propulsarlo hasta el estrellato. Sin embargo, como quien no quiere la cosa, una carrera de más de 35 años como modelo, actor, presentador de televisión y tertuliano. Todo suma.

De hecho, los que le conocen bien dicen que de ahí parte todo. El verbo rápido, la seguridad en sí mismo, el dominio de los tiempos y el juego de las dos caras. No tanto de la convicción. “En realidad es bastante inseguro. Le jode que no se le reconozca tanto como artista, que le caractericen tanto como ‘el de 7 Vidas’ y no como una persona que lleva casi 40 años en el cine y el teatro”, revela a EL ESPAÑOL una persona de su entorno.

A pesar de todo, otra palabra que suele aparecer es “duro”. Consigo mismo y con los demás. Así le ha hecho la vida, desde los años de desconfianza en sí mismo hasta desgracias como la trágica muerte de su hija Carlota, fruto de su relación con Eva Cobo, con tan solo 18 años. Hace una década de aquello, cuando un conductor ebrio chocó frontalmente con el coche en el que viajaban la joven y su novio, también fallecido. 

Toni Cantó, como Lola, en 'Todo Sobre Mi Madre' E.E.

Las cuatro pieles

Si algo tienen los camaleones es aquello del cambio de piel. Y en la política española hay pocos camaleones que lo hayan sabido hacer mejor que Toni Cantó. En sus 15 años de trayectoria ha mudado de siglas en cuatro ocasiones distintas. Dicen los críticos, sobre todo entre la izquierda, que lo que toca lo hunde, pero algo tendrá que lo siguen fichando.

En 2006 se afilió en Ciutadans, un partido recién nacido impulsado por Albert Boadella y un tal Albert Rivera, que luego daría de qué hablar. Pero Cataluña quedaba muy lejos todavía, y decidió cambiar de aires. Abandonó a los naranjas al año siguiente para formar parte de Vecinos por Torrelodones, una agrupación vecinal que buscaba desalojar al PP municipal de Torrelodones, donde tiene una casa. Fue de cinco en la lista, pero no consiguió el acta de concejal.

Los compañeros de candidatura de Cantó en 'Vecinos por Torrelodones': Elena Biurrun, Gonzalo Santamaría, Jesús Bartolomé y Santiago Fernández. E.E.

Luego se vistió de magenta con Unión, Progreso y Democracia (UPyD), por el que fue elegido diputado por Valencia en 2011. Cuentan los allí presentes que, por decirlo llanamente, repartió estopa a unos y otros hasta que una iluminada Rosa Díez se dio cuenta de que igual ‘el chaval de 7 Vidas’ sí tenía madera de político, y le puso al frente de la lista por Valencia. Consiguió el escaño, y fue al Congreso.

Allí se mantuvo hasta abril de 2015, todavía como diputado. Una mañana anunció una rueda de prensa en un hotel de Valencia, despachó a diestro y siniestro contra la gestión interna de Díez al frente del partido y dejó su acta de diputado a un mes de las elecciones autonómicas. Un periodista le preguntó si abandonaba el barco antes de la derrota electoral para poder entrar en Ciudadanos. “Yo no hago eso. La única carrera que me planteo es la de volver al teatro", respondió. A los tres meses se vistió de naranja.

Rosa Díez, Toni Cantó e Irene Lozano en el Congreso Efe

Enrolado de vuelta en Ciudadanos, con la formación de Inés Arrimadas ha logrado distinguirse como nunca antes. Ha sacado el escaño siempre que se ha presentado, ha formado parte de la Ejecutiva, ha coordinado el partido en la Comunidad Valenciana y ha sabido aprovechar su tirón mediático para erigirse en azote sin cuartel contra la izquierda, que no duda en devolvérsela cada vez que tiene ocasión.

Ahora, el político ha repetido el mismo papel. Este lunes, al salir de la Ejecutiva más dura para Inés Arrimadas, Cantó salió a la palestra y anunció su dimisión de todos sus cargos: "Lo único que me planteo ahora es llamar a mi representante para ver si puedo empezar a trabajar en lo mío dentro de poco. Estoy cabreado, triste y jodido". Sin noticias sobre su representante, terminó por abandonar el coche naranja a punto de despeñarse y subirse al tren azul, que coge velocidad en Madrid.

Isabel Díaz Ayuso.

Desde esta semana Cantó forma parte, como independiente, de la lista de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones autonómicas del 4 de mayo, como número 5 y más que posible aspirante a una Consejería de Cultura. Fichaje estrella de las elecciones, es el único del equipo del PP con experiencia en lidiar con Pablo Iglesias, al que ha enfrentado en repetidas ocasiones en el Congreso y con el que volverá a verse las caras en la Asamblea.

La decisión ha despertado asperezas entre sus antiguos compañeros, “sobre todo en lo personal”, revela un dirigente de Ciudadanos a este periódico. “Una semana dejó de contestar a los mensajes y a la siguiente llegó el fichaje, tan rápido. Es una decepción más personal que política por cómo se han hecho las cosas”, concreta.

Para Toni, el papel y la ruptura política tampoco serán sencillos esta vez. En el PP, por muy independiente que sea, tendrá que conjugar cuestiones su declarado ateísmo o su defensa del aborto. Por contra, con este movimiento, Ayuso gira hacia la izquierda y pelea por quedarse con gran parte de las 600.000 papeletas que en 2019 se fueron a manos de Ignacio Aguado, el mismo caladero de votos por el que pelea Ángel Gabilondo.

Los veranos con Willy

En toda esta historia hay un nombre que hemos pasado por alto: el de Willy Toledo (Madrid, 1970). Compañero en 7 Vidas, comunista confeso, gran acosador de Cantó en las redes sociales y, a pesar de todo, amigo de la infancia. A pesar de todo, vidas entrecruzadas.

Toni Cantó y Willy Toledo, durante el rodaje de '7 Vidas'. Mediaset

Toledo y Cantó llegaron a ser muy cercanos. El primero tenía sólo 5 años y el segundo 10 y veraneaban juntos en la costa valenciana. Los padres de ambos eran comunistas, uno maoista y otro del PCE, y acostumbraban a veranear juntos en Platgetes, donde Cantó todavía pasa los veranos. 

Luego, la distancia entre Madrid y Valencia les separó por un tiempo hasta que, en 2001, el destino volvió a cruzarlos como parte del reparto de 7 Vidas. Al final, las diferencias políticas fueron irreconciliables y, si bien Cantó no suele hablar de su excompañero, de Toledo no se puede decir lo mismo. 

Verbo y carne

'Octubre, teatro María Guerrero, Madrid. En plena representación de Hamlet, un actor se abalanza sobre otro con la intención de degollarlo. La sangre salpica las primeras butacas, abarrotadas de líderes políticos'. Es la premisa de Verbo y Carne, la primera y desconocida novela de Cantó, que publicó en 2009, antes de su andadura meteórica en UPyD.

Las 281 páginas, repletas de referencias personales esconden un relato sobre la fina línea que separa el arte dramático de la vida real, el estrecho que delimita dónde acaba el teatro y dónde empieza la políticaHamlet fue una de las primeras obras que interpretó Cantó tras su llegada a Madrid, en 1989, y el María Guerrero fue la casa de luces donde se instruyó en los entresijos de la actuación. 

De los buenos actores se dice que son camaleónicos, una acepción que en política suele tener tintes negativos. Él, por contra, la abraza y la convierte en marca personal. Puede cambiar de color, pero sigue fiel a sus mismos principios. "Nadie asume su responsabilidad y eso es terrible", revelaba hace unos días entrevistado por EL ESPAÑOL. Él lo hizo. En la jungla de la política, como en la vida, los errores se pagan. Unos u otros.

En este caso, nunca quedará claro si pagaron justos por pecadores, pero Cantó parece haber encontrado su sitio otra vez. Quizá se equivocó al elegir animal político. Quizá no tenga tanto de camaleón. Quizá herede algo también del gato, por aquello las vidas. Pero en eso no lleva siete, como no le gusta que le recuerden. Quizá cuatro.

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