La historia de Bahar (Mujerestá llena de desgracias de principio a fin. Su marido Sarp muere en extrañas circunstancias y ella hace lo que puede para sacar adelante a sus hijos, Nisan y Doruk. Tiene dos trabajos, pero aún así pierde el piso donde vive. Así que no le queda otra que mudarse a un barrio de mala muerte y compartir piso con una prostituta. 

Una vez instalada descubre que tiene una hermana mayor llamada Sirin, que intentará arruinarle la vida día sí, día también. Al igual que su compañera de piso. Y por si fuera poco todo lo anterior, esta madre soltera poco después se entera de que tiene una enfermedad que podría matarla en cuestión de meses si no encuentra un donante de médula.  

Está claro que su vida no puede ser más agónica. Pero no teman, esta sinopsis no corresponde a la historia de una persona real, sino a la de la protagonista de una de las series más vistas en España: Mujer. Esta ficción turca, al igual que Mi hija o Love is in the air, está arrasando en cuota de pantalla prácticamente desde que se estrenó el año pasado en Atresmedia. Tiene de media 2,3 millones de espectadores y ha desbancado a series patrias como La Valla, Perdida o La que se avecina

Todo un fenómeno en televisión, propiciado en parte también por la pandemia. ¿Qué hacer si no se puede salir a la calle? Engancharse a un buen culebrón que, además, se emite en prime time. Aún así, es lógico que alguien se pregunte por qué están triunfando tanto ahora este tipo de formatos. En EL ESPAÑOL, no obstante, resolvimos esta incógnita hace algunas semanas. Los expertos, en líneas generales, dicen que se debe a la belleza de los personajes, el cuidado de los escenarios (palacetes, el estrecho del Bósforo, calles de Estambul...) y a una trama que empatiza con el espectador y le hace formar parte de ella. 

Bahar, la protagonista de la serie turca 'Mujer'.

Hasta hace poco, seguramente, la inmensa mayoría de quienes ven ahora estas ficciones desconocía cómo era la vida y costumbres del país turco. Y posiblemente habrá sacado sus conclusiones a partir de lo que cuentan estas producciones. Ante esto, cabe hacerse también otra pregunta. ¿Se asemejan algo a la realidad? ¿Son estas series una representación fidedigna de cómo viven los turcos? ¿O están vendiéndonos una falsa imagen? Para resolver esta cuestión hemos preguntado a quienes mejor pueden desentrañarla, un grupo de turcos que ahora viven en España. Tras ser consultados, lejos de elogiar estas series, terminan por desmontarlas

¿Son reales?

Las series se han convertido en una herramienta de influencia para Turquía en el mundo y han mejorado la imagen de un país vinculado a conflictos políticos y atentados. Los ingredientes de las telenovelas para conseguirlo son bastante simples: historias de amor entre actores guapísimos que desbordan drama y emociones. A continuación, exploramos qué hay de cierto en todas estas ficciones y qué esconden. 

¿Reflejan Mujer, Mi Hija u otras series la cultura y costumbres turcas? La respuesta de Selin Bostanci (27), turca y residente en Montseny (Barcelona) desde hace tres años, es que no. Según explica, Turquía es un país grande y con diferentes culturas dependiendo de la zona. En la parte oeste se pueden encontrar costumbres más mediterráneas, mientras que en la oeste se pueden advertir efectos de la cultura kurda y el sur, de la arábica. "Que estas series muestran la cultura turca es difícil puesto que el país está conformado por muchísimas. Lo que hacen estas telenovelas es reflejar costumbres de pequeñas comunidades en ciudades, especialmente de los ricos que viven en Estambul. No obstante, son una minoría de la cultura en Turquía", explica Selin, en una entrevista con este periódico.  

Una opinión que también comparte Gizem (30). Esta turca, que vive en Madrid desde hace un año, sostiene que ficciones como Mujer o Love is in the air "no reflejan todos los aspectos de la vida en Turquía tal y como son". En parte porque se trata de un país con "una gran mezcla de culturas". "Cada provincia tiene sus costumbres, sus características. Las costumbres se mantienen más en ciudades y pueblos de menor población que en grandes ciudades donde domina una vida moderna y menos conservadora", señala. 

El cartel promocional de 'Mi Hija'.

No obstante, es cierto que en series como Mujer, con cuya sinopsis comienza este artículo, los guionistas sí exponen la vida de una familia pobre y, en algunos casos, de personajes que a causa de su mala situación económica se vuelven malos y vengativos. "En este último caso, he de decir que estos caracteres son bastante exagerados. Los turcos somos personas bastante emocionales y le damos mucha a importancia a cuidar de los demás. Los guionistas incluyen a este tipo de personas para que la historia sea más emocionante, pero son caracteres difíciles de encontrar en un día normal en Turquía", afirma Bostanci. 

— ¿Estamos creando un falso estereotipo de la sociedad turca? 

— Lo cierto es que no hay un estereotipo claro en los turcos. Se trata de un país muy grande, con una población de 82 millones de personas. Podemos ver cientos de culturas diferentes. En cada ciudad, en cada pueblo y en cada barrio puedes observar una distinta. Pero sí, el estereotipo al que se presta más atención en estas series es al de los turcos ricos que viven en distintos barrios de Estambul. Allí se pueden encontrar a los personas que aparecen, pero también a muchos otros que no se incluyen en las ficciones. 

Religión

La religión es otra de las cuestiones que estas telenovelas apenas incorporan en sus tramas. Es más, podría decirse que incluso se ignoran. Algo notable, cuando en el país turco conviven múltiples religiones como la musulmana, la judía o la cristiana. En opinión de Selin Bostanci esto ocurre porque las series, como bien ha dicho anteriormente, están centradas en la vida de las grandes ciudades. 

"Si visitamos grandes ciudades de Turquía como Estambul, Esmirna o Ankara seguramente encontraremos más mujeres sin velo que con velo (en las ficciones, ningún personaje femenino aparece con velo). Es cierto que la mayoría de habitantes son musulmanes, pero el Islam no domina más que cualquier otra cosa cuando hablamos de cultura turca. Lo que distinguía a Estambul es que era un lugar de acogida para distintas religiones". En esta ciudad, de donde es oriunda Selin, según explica, todavía se pueden encontrar barrios que tengan mezquita, iglesia o sinagoga. 

"La cultura de Estambul, más que religiones, era saber convivir todos juntos, pero desafortunadamente lo estamos perdiendo. Y eso, para mí, es la verdadera belleza de mi ciudad", relata esta turca. 

Lo curioso es que, pese a la gran fama que tienen en medio mundo, Sirin no conocía estas series hasta que llegó a España. "Mujer o Mi Hija no han sido series famosas en Turquía, mi familia y mis amigos que viven allí tampoco las conocen", dice. Sí que han sido conocidas, en cambio, series turcas como Amor Prohibido, El siglo magnífico o El lado europeo (Avrupa Yakasi, en turco).

Éxito mundial 

También Nos conocimos en Estambul, destaca Gizemque se puede ver en plataformas como Netflix y es mucho más realista que las que triunfan en España. "Últimamente, hay muchas series turcas en Netflix y en mi opinión esta merece la pena. Trata de una mujer que vive en un barrio pobre, pero trabaja de limpiadora en un barrio muy rico. De este modo, se palpan las diferencias entre la sociedad y los tipos de vida, aunque es cierto que también es algo exagerada". 

Sea como sea, lo innegable es que las series turcas son un éxito mundial. En poco más de una década, Turquía se ha convertido en una potencia del género de las telenovelas y ya es el segundo mayor exportador mundial de ficción televisiva, por detrás de Estados Unidos. Los datos hablan por sí solos. Unas 150 series turcas se han vendido a 146 países, y se calcula que 600 millones de personas de cuatro continentes han visto alguna de ellas. 

También te puede interesar...

Noticias relacionadas