Un estudio sobre las series españolas desvelaba que el 82% de los papeles femeninos eran para reflejar a una "mujer florero", que aparecía siempre desempeñando roles discriminatorios atribuidos a su género, como labores domésticas, de soporte emocional o de cuidado de sus familiares. Pocas protagonistas y casi ninguna en ambientes laborales.

Muchas de esas caracterizaciones se han heredado de los famosos folletines o culebrones (en la época televisiva) en los que la mujer protagonista tenía que pasar por dramáticas situaciones, a la merced de algunos papeles masculinos que son lo que desencadenan la mayoría de las tramas que ella sufre. Ellos son activos en la acción; ellas, pasivas.

Mujer, la serie turca que triunfa en Antena 3 (con más de 1,5 millones de espectadores en prime time y más de un 15% de share), no se libra de la mayoría de las críticas que podemos hacer a estos culebrones, con pocos referentes que podríamos llamar completamente feministas y giros inverosímiles e inesperados en la vida real.

Sin embargo, la historia de Bahar, y de las mujeres que giran alrededor de ella, muestran a retazos la realidad asfixiante de una sociedad machista, como la turca, donde ellas sufren malos tratos, acoso y discriminación por el hecho de ser mujer, dejando al menos a estos hombres con la cara descubierta frente a la crítica.

La protagonista, Bahar, es una mujer joven y viuda (su marido desapareció en el mar, aparentemente), con dos hijos pequeños, que tiene dos trabajos y que ni aún así puede mantenerse económicamente.

Bahar es lo que ahora llamaríamos una familia monoparental, que en la inmensa mayoría de los casos en España tiene a una mujer como cabeza de familia, y que está al límite del umbral de la pobreza pese a estar dentro del mercado laboral. De esas personas que ahora llenan las colas de los bancos de comida porque no pueden más en estos momentos de crisis.

Si la situación socioeconómica que padece ya la hace vulnerable, su condición de mujer y sola es la que la coloca en la peor posición respecto a sus jefes (hombres): dos machitos que se creen con derecho sobre ella por el hecho de ser mujer y por ser su empleada, colocándola en situaciones difíciles de acoso laboral y hasta sexual.

En este caso, la empatía de cualquier espectador con la víctima es absoluta lo que permite identificar (y repudiar) comentarios, gestos o peticiones que son claramente un abuso y que en la vida real muchas veces no somos conscientes del daño que provocan.

Bahar intenta sacar a sus hijos adelante sin depender de un hombre e incluso se niega a escuchar la propuesta que le hacen para casarse de nuevo y dar una mejor vida a sus hijos. Es una protagonista independiente, dentro de lo que la sociedad y sus penurias le permiten, y muestra un valor que le falta a muchas mujeres en este tipo de situaciones y que se pueden ver arrastradas a una situación de explotación aún mayor.

Además, una de sus amigas es Ceyda, una vecina que es prostituta. Es llamativo que en una serie turca una prostituta de las de la calle tenga un papel relevante y, encima, se muestre su lado más humanitario frente al sufrimiento que conlleva esta actividad: abusos y malos tratos de un chulo que también asusta a Bahar y que llega a referirse a Ceyda como "propiedad".

En un momento de la serie, la mujer rompe con su chulo y éste le pide ayuda a Bahar para volver con ella. La respuesta de la protagonista de Mujer es un golpe feminista en la mesa de una sociedad donde la violencia machista está consentida y silenciada en la mayoría de los casos: "No quiero que mis hijos crezcan viendo a un hombre pegar a las mujeres por ningún motivo. No quiero que los hombres peguen a las mujeres por ningún motivo".

Otra de las mujeres que está junto a Bahar es Jale Demir, una joven que trabaja como médico. De hecho, no ha acabado sus estudios y está obsesionada por terminarlos y dedicarse en cuerpo y alma a su profesión. Pero ser madre y esposa ya le ha cortado un trocito de sus alas y amenaza con terminar de cortárselas enteras. 

La lucha del personaje de Jale muestra la vida de tantas mujeres que consiguen salir un poco de los círculos cerrados de la maternidad y el matrimonio en estas sociedades patriarcales pero tienen muchas ataduras que les impiden actuar de manera totalmente libre.

Lo bueno de esta serie es que también muestra los grises en los papeles femeninos. Yeliz Ünsal es la compañera de trabajo de Bahar. Ha sido repudiada por su marido y cría a sus dos hijos ella sola. En esa situación de precariedad económica, social y afectiva, ella tiene planteamientos mucho más simples y hasta prácticos en algún momento dado, por lo que no le importa estar con un hombre para tener una vida más fácil. Una decisión que le acarrea problemas también, pero que encaja más con las demandas de la sociedad machista en la que viven.

Noticias relacionadas