Nacieron en un país donde las niñas no podían pertenecer a la Guardia Civil. Y cuando pudieron, a partir de 1988, nadie estaba todavía por la labor de aceptarlas como compañeras. Cristina Moreno, Dolores Gimeno, Soledad Gómez y Silvia Gil lucharon desde su ingreso en el Cuerpo contra todo y todos los que creyeron que nunca podrían ser uno más. Y lo hicieron simplemente haciendo su trabajo. 

Tres décadas más tarde, han hecho historia. Se han convertido en las primeras féminas que han llegado al rango de teniente coronel en la Guardia Civil. Sus caminos laborales han sido distintos, pero todas, sin excepciones, aún habiendo conseguido las dos estrellas de ocho puntas, tienen claro que todavía queda mucho por hacer en la integración de la mujer en la Benemérita. Y es que los datos hablan por sí solos: actualmente hay 6.100 mujeres en el Cuerpo; es decir, menos del 8% de los 76.600 efectivos que lo conforman. 

Cristina recuerda siempre cuando, siendo niña, le decía una y otra vez a su padre que quería vestir de verde cómo él. Y su respuesta también era siempre la misma: "Las mujeres en España no podéis ser guardias civiles". Y entonces se decepcionaba, pero nunca se rendía. Su vocación pudo más y a los 19 años ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza. Poco después, su padre, emocionado, le hacía entrega de su deschacho tras convertirse en guardia civil en una promoción en la que ella era la única.  

La primera teniente coronel, Cristina Moreno.

Entonces, tan solo era el comienzo de una carrera que, con los años, sería brillante. En diciembre de 2016, con 42 años, finalmente, lo demostraba. Se convertía en la primera mujer que alcanzaba el rango de teniente coronel en el Cuerpo. Y con ello, también en la primera que estaría al frente de una comandancia de casi 600 agentes. "No recuerdo ningún momento de mi vida en el que quisiera ser otra cosa", decía en una entrevista entonces. También que nunca le habían cerrado ninguna puerta dentro del Instituto Armado, pero que sí era cierto que su trabajo, por el hecho de ser mujer, se miraba con lupa

Fuera como fuese, lo cierto es que esta manchega demostró que era una de las mejores. Sin ir más lejos, por ejemplo, ayudando a resolver el crimen de Sonia Carabantes en Coín (Málaga), en 2003. Dos años más tarde, seguía escalando puestos. Con la llegada de Fernando Grande-Marlaska al Ministerio del Interior, Moreno era elegida como número dos del Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad. Toda una declaración de intenciones por parte del ministro de que estaba dispuesto a contar con mujeres. Y así fue. 

Barreras físicas

Moreno estuvo rodeada sólo de hombres en este puesto hasta 2018, cuando Dolores Gimeno Durán fue ascendida a teniente coronel. Antes, no obstante, Dolores se había convertido en la primera comandante en hacer el curso de Estado Mayor de la Guardia Civil. 

Ella tuvo claro siempre que sería guardia civil. Desde que con ocho años un vecino le llevase a un acuartelamiento. "Tomé la decisión en un momento en el que ni siquiera la legislación lo contemplaba. Fue en el año 1988 cuando se permitió el ingreso de mujeres en las Fuerzas Armadas. Así que en 1994 ya pude optar a la Guardia Civil y en 1996 ingresé en la academia. Me considero una afortunada por haberlo tenido tan claro desde el principio y no haberme arrepentido en 25 años", declaraba esta teniente coronel en una entrevista.

La segunda teniente coronel, Dolores Gimeno.

Su carrera no fue fácil, pero lo ha conseguido su sueño a base de constancia y esfuerzo. La primera barrera fue la física. "Ahora no, pero hace años pedían las mismas marcas en las pruebas para hombres y mujeres. Por otro lado, siempre sentí una gran responsabilidad, algo que suele ser habitual en lugares donde la mujer está menos representada. Tendemos a evitar que nos vayan a juzgar a todas por un error que puede cometer solo una", añadía Dolores Gimeno. 

Además de haber hecho historia, esta teniente coronel es la responsable del área de Mujeres e Igualdad de la institución, y que se creó en septiembre de 2018. Su trabajo allí tiene dos objetivos. Por un lado, mejorar las condiciones de las carreras profesionales de las mujeres guardias civiles y, por otro, aumentar el número de féminas en la Guardia Civil. "Por ejemplo, mostrado a las niñas lo bonita que es la profesión y también todas las opciones de futuro que tiene. Si el 50% de la población somos mujeres, es lógico que tengamos que incorporar ese talento", concluye. 

Un año después del nombramiento de Dolores Gimeno, Soledad Gómez Torres se convertía en la tercera teniente coronel del Instituto Armando. Sin embargo, apenas se tiene información sobre su trayectoria. Y hace unos días, era Silvia Gil la que subía al penúltimo escalón del escalafón de oficiales. 

La primera 'greimwoman'

De izda a dcha. La teniente coronel Dolores Gimeno, la directora general de la GC, María Gámez, y las teniente coronel, Cristina Moreno y Soledad Gómez.

Se enteraba estando de misión internacional, donde todavía permanece, pero a miles de kilómetros recibía el aplauso de compañeros tras convertirse en la cuarta teniente coronel de la Guardia Civil, y la tercera que promocionaba, entre tanto, estando el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en su cargo. 

La historia de Silvia comienza igual que la de sus compañeras, cuando era niña y decidió ser guardia civil "para ayudar a las personas". Entonces, su madre pensó que se le pasaría. Pero no fue así. Esta madrileña entró en la Academia Militar de Zaragoza en 1996, siendo la séptima mujer que lo hacía en esas aulas y poco después se convirtió en una pionera en la Benemérita. 

Fue la primera fémina que logró superar el curso de especialista de montaña del Cuerpo, conocido por su extrema dureza. De esa forma, se convirtió en la primera greimwoman estando al mando de un área de socorro, en concreto el Greim de Cangas de Onís (Asturias), donde bajo su responsabilidad quedaban actuaciones de auxilio de Cantabria, Asturias, Galicia y León. También sembró un precedente, poco después, dirigiendo un subsector de Tráfico.

En cada destino, en cada ascenso, a Silvia Gil le ha tocado demostrar en las pruebas físicas de lo que era capaz a la par que cualquiera de sus compañeros, superando a muchos en unas competiciones que entonces eran iguales para ambos.

La teniente coronel Silvia Gil fue la primera en superar el curso de especialistas de montaña.

Y en cada servicio ha demostrado que ama el cuerpo tanto como a su condición de mujer. De hecho, ahora trabaja mano a mano con otra de las tenientes coroneles, Dolores Gimeno Durán, en la nueva área de Área de Mujeres e Igualdad implementando un Plan de Igualdad que se aprobó seis meses antes de la llegada de la primera mujer directora de la Guardia Civil, María Gámez.

Silvia Gil tiene un 'Máster en Estudios de Género' y un postgrado de 'Especialista en prevención de violencias sexuales y de género desde un enfoque multidisciplinar' y acaba de terminar el curso de 'Conductas violentas en la infancia y juventud. Guía para educar en la no violencia'. Un expediente más que apto para tratar de remover a la Guardia Civil y cambiar las dinámicas, "prejuicios" y "estereotipos", dice ella, que siguen viéndolo como un lugar muy masculinizado.

La nueva teniente coronel también ha participado en misiones internacionales siendo capitán oficial de enlace en EOGN, más de dos años en Francia, y capitán, de enlace también, en una misión de paz europea en Israel.

Esta teniente coronel sabe que la Guardia Civil no es perfecta, pero le encanta su trabajo y cree firmemente en lo que se hace en el Cuerpo. "Creo que somos capaces de hacer cosas muy grandes quienes formamos parte de esta Institución; y que casi todos damos lo mejor de nosotros mismos, tratamos de mejorar ponemos el alma en ello. Si volviera a nacer, sería otra vez Guardia Civil. Creo que esta frase lo resume todo". 

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