Antonio Tejón, líder del clan de narcotraficantes ‘los Castañas’, ingresó de nuevo en la cárcel de Botafuegos, en Algeciras (Cádiz), a última hora de la noche del pasado jueves. Bajo el brazo llevaba una dura acusación: liderar una banda de 144 miembros con estructura y capacidad operativa en media Andalucía a la que la Guardia Civil le había arrebatado diez toneladas de hachís en el último medio año.

Era el enésimo golpe policial al considerado el 'Pablo Escobar' gaditano. La Policía Nacional considera que llegó a controlar el 70% del hachís que entraba en Europa a través del Estrecho de Gibraltar.

‘El Castaña’ ha durado en libertad un verano, desde principios de julio pasado hasta mediados de septiembre. Un juez ha decidido ahora mandarle de nuevo entre rejas, donde ya había estado desde junio de 2018 por otro alijo que tiene pendiente de juicio. Durante ese tiempo, Antonio Tejón se buscó un lazarillo, un lugarteniente, unos ojos que vieran por él fuera de la trena. 

Con su hermano Francisco también preso, Antonio depositó su confianza en Alejandro C., un chaval criado en La Atunara, su mismo barrio, con las playas de La Línea frente a sus casas. Alejandro gestionaría el negocio al otro lado de los barrotes de la celda de su patrón.

“Cuando Antonio Tejón estaba en la cárcel [Alejandro C.] era la persona que transmitía las órdenes dadas por él a los lugartenientes”, señala un auto fechado el 14 de septiembre de 2020 y firmado por el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Algeciras, Jerónimo García San Martín.

El chico, nacido en 1994, se había ganado la confianza de su jefe hasta tal punto que el magistrado subraya que “acude directamente a la comprobación de la botadura” de una lancha estando todavía ‘el Castaña’ preso. 

Este pasado lunes, la Guardia Civil, con el Organismo de Coordinación del Narcotráfico (OCON Sur) al frente, explotó la Operación Dismantle. Alrededor de 400 agentes se desplegaron por cuatro provincias andaluzas (Sevilla, Cádiz, Huelva y Málaga) y una castellanomanchega (Ciudad Real) para realizar 40 registros y detener a los miembros de la banda de Antonio Tejón, incluido il capo di tutti capi. 

Antonio Tejón, acompañado por agentes de la Guardia Civil. EE

Pero a los uniformados se les escaparon varios. Entre ellos, un chico de 26 años de piel y cabello morenos, corpulento, “con demasiada calle y poca escuela”, como le define una fuente de la lucha contra el narcotráfico en el sur de España.

Se trata de Alejandro C., al que los investigadores de la Guardia Civil sitúan como número dos en el escalafón de la organización de Antonio ‘el Castaña’. Desde entonces se encuentra en busca y captura.

EL ESPAÑOL, en base a la documentación del procemiento judicial abierto, reconstruye los pasajes en los que ambos aparecen conectados durante la investigación policial.

Escena 1: en una nave

El 7 de mayo de 2020, con Antonio Tejón todavía en prisión preventiva en la cárcel granadina de Albolote, Alejandro C. acude a una nave que la organización de ‘el Castaña’ tiene en Los Barrios y que usa como lugar para ocultar una embarcación de 12 metros de eslora con tres motores de 330 cv. 

La lancha va llena de petacas de gasolina y víveres. Está encima de un remolque artesanal enganchada a un tractor. La instalación se encuentra muy cerca del río Palmones, por el que la sacarán más tarde a mar abierto. Sobre las 21.20 horas de ese día se observa a Alejandro C. acceder a la nave en un Toyota Yaris con matrícula que acaba en KWW. 

Al día siguiente, los investigadores ven llegar de nuevo ese mismo coche, del cual se apea una persona que “entra en la finca”. Horas más tarde, los agentes de la UCO acceden a la nave sin ser vistos. Instalan un dispositivo de localización y seguimiento por GPS a la lancha. A las 04.28 de la madrugada del 9 de mayo de 2020 se bota la embarcación, que parte camino de Marruecos a por mercancía.

Escena 2: el jefe, en su casa

16 de agosto de 2020. Antonio Tejón hace poco más de un mes que ha salido de prisión en libertad condicional. Antes de poner un pie en la calle se le acusó de blanquear parte de su fortuna, unos 2,23 millones de euros, a través del taller de coches de la pareja de una guardia civil a la que presuntamente corrompió.

El juez decidió exigirle 12.000 euros de fianza, una cantidad que Tejón abonó al instante para no retornar a la cárcel. Por eso ese día de mediados de agosto pasado está libre. Con cargos, pero libre.

A las 13.10 horas del pasado 16 de agosto, el Toyota Yaris con matrícula KWW que los agentes han divisado anteriomente con Alejandro C. a bordo se encuentra estacionado en la calle Costanilla Corta de La Línea de la Concepción. En ese instante, Antonio Tejón sale de una vivienda y se monta en el coche, que parte hacia una finca con garaje en la barriada de El Zabal. 

La Guardia Civil sabe “a través de fuentes de información” que esa finca a la que acude Tejón es propiedad de Alejandro C. Allí, 'el Castaña' cambia de coche y se sube a un Volkswagen Touran de color blanco con placa terminada en HHT. Con él se dirige a otra finca cercana que le pertenece, donde se reúne con tres personas.   

Escena 3: en la casa de reuniones

21 de agosto de 2020. 00.50 horas. La Guardia Civil tiene constancia de un posible alijo entre la playa de La Atunara y la del Tonelero, en La Línea. A la 01.17 horas, Antonio Tejón y Alejandro C. van a bordo de un Nissan Juke en dirección al edificio La Jungla del Loro, en la elitista urbanización de Sotogrande. El alijo se ha frustrado y hay convocada una reunión de urgencia allí, piensan los investigadores. 

La reunión se produce en una vivienda en los bajos del edificio. Hay siete personas. “Hablan con suma cautela”. A las 04.30 de la madrugada, el Nissan Juke con Alejandro C. y Tejón en su interior toma la autopista AP7 en dirección a Málaga. En Fuengirola se les pierde la pista al entrar en un garaje. 

La madrugada siguiente, la del 22 de agosto, el OCON Sur ve salir de nuevo el Nissan Juke de aquel garaje. Antonio Tejón y Alejandro C. se dirigen de nuevo a Sotogrande. Tras aparcar el coche en un parking comunitario, entran en un portal de la urbanización Jungla del Loro.

A ellos se une una tercera persona, José Antonio Casado, apodado 'Coco'. Allí permanecen los tres hasta las 07.15 horas. Los investigadores concluyen que la vivienda “está siendo utilizada por la cúpula de la organización para realizar reuniones y planificar los futuros alijos que esperan introducir”.

Mientras se produce esa reunión, agentes de la comandancia de Málaga divisan una embarcación de grandes dimensiones enfrente del río de Sotogrande “realizando un repostaje de petacas de gasolina” que carga una lancha más pequeña. Antonio Tejón está en ese momento en la terraza de la vivienda.  

Seis días después, el 28 de agosto de 2020, se produce otra reunión en aquella casa, una planta baja con jardín. Están presentes personas de “origen magrebí, ‘Coco’ y Antonio ‘el Castaña’”. Al menos a estos dos últimos se les reconocen las voces.

Los cuerpos policiales piensan que están cerrando un trato. Hablan “de cifras en kilos y de grandes cantidades de dinero”. El 2 de septiembre, cuatro días más tarde, Tejón se reúne en La Línea con Alejandro C. y otra persona más, Sergio Caraval. De nuevo está presente su pupilo.

Macroorganización

La banda de Antonio Tejón, a quien se le calcula una fortuna oculta que oscila entre los 20 y los 30 millones de euros, contaba con dos ramas operativas en la provincia de Cádiz, una en La Línea de la Concepción y otra en Puente Mayorga, una barriada de San Roque. 

Operación 'Dismantle', en la que han participado 400 agentes de la Guardia Civil.

A su vez, cada una de ellas contaba con una “sucursal” con personal e infraestructura en la provincia de Huelva y en los márgenes del río Guadalquivir “por si la presión policial les hacía desplazarse del Campo de Gibraltar”, explican las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL.

A su vez, la organización contaba con una tercera rama, encargada de la logística y el apoyo a las dos primeras. Esta se dividió en tres subestructuras: la de control de los tres narcoembarcaderos que disponía la banda, cuya gestión estaba en manos de un histórico traficante conocido como Rando; la de repostaje, con sede en El Puerto de Santa María (Cádiz), y la de adquisición de lanchas rápidas, controlada por un empresario vinculado desde hace años con los negocios náuticos.

Libertad efímera

Antonio Tejón recobró la libertad hace dos meses y medio. El jueves 2 de julio de 2020 abandonaba la cárcel de Albolote (Granada). La Audiencia Provincial de Cádiz en su Sección de Algeciras lo dejó en libertad sin fianza. 

La decisión de la Audiencia llegaba después de que el 6 junio la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de La Línea de la Concepción (Cádiz) prorrogase por un año la prisión provisional de Tejón tras cumplirse el plazo máximo de dos años de privación de libertad sin que se le hubiera juzgado por una causa pendiente que él y su hermano Francisco Tejón tienen abierta por un alijo de hachís. 

La letrada de Antonio Tejón, Sara Borrego, recurrió el auto que autorizaba la prórroga. La Audiencia de Cádiz le dio la razón a la abogada del narcotraficante y decidió anularlo con el argumento de que la jueza linense carecía de competencias.

Pero el mismo día que abandonaba la cárcel granadina, la Guardia Civil acudió hasta el centro penitenciario para detenerle de nuevo. Antonio Tejón no llegó a poner ni un pie en la calle. Tras pasar dos días en los calabozos, la titular del Juzgado número 4 de Algeciras fijó 12.000 euros de fianza para él. El traficante pagó ese dinero a las pocas horas.

Francisco (izquierda) y Antonio Tejón. EE

En esa causa se le acusa de cohecho impropio, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal. En ella aparece como investigada la guardia civil Trinidad S. P.. La agente está acusada de ayudar al narcotraficante a blanquear parte de su fortuna (2,23 millones de euros) a través del taller mecánico de su compañera sentimental.

La Policía Nacional ya detuvo anteriormente a Antonio Tejón en La Línea. Fue el 7 de julio de 2018, tras estar 19 meses en fuga. Desde entonces, hasta julio de este año, había permanecido en la cárcel. Ahora ha vuelto a ella. Mientras él ya purga en prisión, la Guardia Civil busca con ansia a su lugarteniente, al lazarillo que eligió para continuar con su negocio.

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