Enrique Recio Raúl Rodríguez

Domingo 5 de julio. 23:00 horas. Chiringuito Playa Padre, Marbella. Decenas de personas celebran la llegada de la nueva normalidad en esta discoteca situada en la costa del municipio malagueño. Todos los asistentes se encuentran próximos entre sí y bailan con las manos arriba al ritmo de la música que pincha el DJ, contratado para la ocasión. Este último, a su vez, también se encuentra rodeado de varios usuarios del establecimiento que se mueven al compás de la canción. 

Nadie parece ser consciente de que lo que está permitiendo este club, frecuentado por la jet set nacional e internacional, está terminantemente prohibido, según las normas que tan solo hace dos semanas hacía públicas la Junta de Andalucía con la llegada de lo que ellos denominan "nueva realidad".

Según informaron los consejeros de Presidencia y de Salud, Elías Bendodo y Jesús Aguirre, las discotecas solo podían abrirse con un 40% de aforo, en dicho espacio debían colocarse mesas y no estaba permitido el baile. El uso de mascarillas no era obligado, pero sí lo era cuando no se respetaba la la distancia de seguridad de un metro y medio entre personas.

La fiesta en un chiringuito de Marbella sin cumplir con las normas del Covid

En el video del establecimiento, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, este chiringuito no cumple con ninguna de las normas. El aforo es visiblemente superior al permitido, no hay mesas ni parcelas que dividan el espacio en la pista, no se respeta en ningún caso la distancia interpersonal de metro y medio, y ninguno de los usuarios porta la mascarilla.  

Sanciones

Ante tal escenario, este local podría enfrentarse a una sanción de entre 601 y 30.000 euros solo por incumplir el aforo máximo establecido en locales comerciales, según el Real Decreto 21/2020 que aprobó el Gobierno. La cuantía varía en función del riesgo, de las personas implicadas y de la persistencia. 

Aunque no se ha facilitado un listado con las conductas que son sancionables, la Ley de Salud Pública prevé sanciones de entre 3.001 y 600.000 euros para quienes pongan en riesgo la salud de la población.

En el caso de infracción muy grave: multa de 60.001 hasta 600.000 euros, pudiendo rebasar esta cuantía hasta alcanzar el quíntuplo del valor de mercado de los productos o servicios objeto de la infracción. Si son infracciones graves: multa de 3.001 hasta 60.000 euros y si son leves, multa de hasta 3.000 euros.

En algunas comunidades, como en Castilla y León, su vicepresidente Francisco Igea detalló que el régimen sancionador previsto para incentivar el cumplimiento de las medidas de la nueva normalidad podían alcanzar multas de 12.000 euros o incluso el cierre del establecimiento. 

Prudencia y responsabilidad

El consejero de Presidencia, Elías Bendodo, y el consejero de Salud, Jesús Aguirre. Junta de Andalucía

El BOE recogía a fecha del 6 de junio que "un espacio destinado a pista de baile o similar" no podría dedicarse a "su uso habitual", por lo que no se podría bailar y, en su lugar, se podrían poner mesas.  Este punto aprobado por el Gobierno, no obstante, no era de obligado cumplimiento para las autonomías, sino que estas debían establecer sus propias normas siguiendo o no lo que proponía el Ejecutivo. 

En este caso, la Junta de Andalucía, señaló que ampliaría con moderación los aforos en comercios, terrazas, restaurantes, congresos, etc. Pero no en las discotecas, donde se permitiría abrir con la misma condición que la normativa nacional: sin baile y con un 40% de aforo. 

En dicho anuncio, el portavoz de la Junta de Andalucía sostenía que las medidas de la denominada nueva realidad se habían hecho bajo tres premisas de carácter nacional: higiene de manos, uso de mascarilla y distancia social de metro y medio. "Debemos tener más prudencia y responsabilidad que nunca. No podemos perder lo que tanto trabajo nos ha costado seguir", apuntó Bendodo. 

Un reclamo que no parece haber llegado a este establecimiento de Marbella, donde se han incumplido en esta ocasión todas y cada una de las normas exigidas por el Gobierno autonómico, poniendo en riesgo la salud de los asistentes y de muchos otros ciudadanos. 

A raíz de que EL ESPAÑOL publicase el vídeo de esta fiesta, el chiringuito Playa Brava ha admitido que "se les fue un poco de las manos", pero que durante la mayor parte de la noche 10 controladores estuvieron vigilando que se cumpliesen todas las normas en el interior del local. "Vino incluso la policía secreta y vio que todo estaba bien, vienen siempre que tenemos algún evento. La gente se toma una copa y se olvida del virus; intentamos siempre restablecer el orden para que lo que pasó el domingo no suceda", ha apuntado a este diario Albert Beniflah, uno de los gerentes del establecimiento. 

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