Diego Rodríguez Veiga Marta Espartero

“Yo estoy tranquila. Claro. Pero porque no tengo ningún problema de salud y no tengo miedo. Pero, el resto, ¿qué van a hacer?”. La reflexión a la que Charo ha llegado se le ha ocurrido a ella sola, sin hablarlo con nadie. Pero está en el aire y muchos se preguntan exactamente lo mismo. El avance del Covid-19 ha llevado, este lunes, a las autoridades a cerrar todos los colegios y universidades en Vitoria, primero, y en Madrid después. Esta decisión drástica y repentina ha hecho que muchos padres se tengan que apoyar en el pilar de los abuelos para hacerse cargo de los niños mientras trabajan. Ya pasó durante la crisis económica, pero con un añadido esta vez que preocupa a muchos: los abuelos, la tercera edad, son población de riesgo y acumulan la mayoría de muertes por el virus mientras que los niños son grandes transmisores.

Este lunes, en plena Plaza de la Constitución de Vitoria, Charo camina con su nieto P. de nueve años. Va todavía con la mochila de ruedas, acaba de buscarlo del colegio, pero P. este martes no volverá al centro y tendrá que estar con ella. Aunque Charo no lo dice a la primera, poco a poco se va deslizando que no tiene muy claro qué hacer con él. Nadie le ha informado de nada más allá de que no puede volver. Simplemente avisaron a los padres del niño pero ambos trabajan y han recurrido al comodín de la abuela

“No sé si puedo llevarlo al parque, a la compra o qué puedo y qué no puedo hacer con él”, explica Charo a EL ESPAÑOL. Por un lado quiere actuar con completa naturalidad, como si no pasara nada y que ambos puedan hacer su vida tranquila mientras los padres trabajan. Pero, por otro, duda de si dejar al niño relacionarse con otros. Al final, si les han sacado del colegio es por eso. “Aquí, en el Centro Cívico El Pilar hay una sala muy buena pero ahí son todo niños y me da miedo que se contagie”, cuenta, mientras P. calla y, de alguna forma, parece que se siente una carga.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, durante su intervención este lunes Efe

El departamento de Educación del Gobierno vasco decidía este lunes cerrar durante 14 días, hasta el 23 de marzo, todos los centros educativos de Vitoria para evitar la expansión del Covid-19, como un acto de “contención epidemiológica” ya que los niños “son grandes transmisores”. La medida, extraña y excepcional, se tomaba después de haber suspendido ya las clases en Labastida (Álava) y en un centro de la propia capital de la provincia. Estos eran los dos primeros, pero les han seguido otros tantos. En total, en País Vasco, ello afecta a 63.000 alumnos y 70 centros escolares.

Siguiendo el camino de Vitoria, la Comunidad de Madrid hacía lo mismo a última hora de este lunes. En el caso de la provincia madrileña el cierre se prolongará desde el 11 de marzo hasta el día 30 del mismo mes. Ambas comunidades autónomas son el mayor foco del coronavirus en España. De los 1.209 casos registrados en todo el país, 577 son en Madrid, donde ya hay 17 fallecidos, y 149 son en País Vasco, con 6 muertos, según los últimos datos ofrecidos por Sanidad. Ante esta situación, muchos padres recurren a los abuelos.

“Como en la crisis”

Mientras que I., a sus dos años de edad, se cansa al minuto de cada columpio del parque, tiene a su abuelo Marino corriendo detrás, casi sin seguirle el ritmo pero sin perderle de vista. “Ya ves. Te cuento lo que quieras pero me tienes que seguir”, comenta Marino. Cuenta que los padres del niño se enteraron esta mañana por las noticias, que nadie del colegio les dijo nada en un principio y que inmediatamente recurrieron a él. Los otros abuelos del niño todavía trabajan y él tenía todas las de acabar con el menor.

“Me parece una medida un poco precipitada. Entiendo que puedan cerrar uno o dos colegios, pero todos de golpe me parece un poco drástico. Nos ha pillado de imprevisto”, explica el abuelo. Él tiene la suerte de que los padres del niño se están quedando en su casa porque vendieron su piso hace poco. Así, ni su vida ni la del niño se verán muy afectadas. Pero ya ha tenido que ir a buscarlo a la guardería este lunes y a partir de ahora pasarán las horas, estrechando su relación, y esperando que no pase nada.

“Nos enteramos por las noticias y nadie más vino a decirnos nada ni a sugerir una solución”, añade. Y aunque le parece demasiado pronto y drástico, tiene sentimientos encontrados, porque una de las profesoras del niño parece que tiene síntomas desde el pasado viernes. Y han pasado cuatro días desde entonces, en contacto con los menores que ahora se quedan en casa de los abuelos. “Pero, ¿en 15 días se va a solucionar todo?. Viendo cómo están las cosas, parece que no. Eso sí, los chiquillos encantados”, dice. “Esto es como cuando la crisis”, apuntala.

Merche (derecha) y Mila (izquierda) junto a los nietos de la primera. A ella le tocará cuidar de ellos estos días. DRV

Marino, sin embargo, le quita hierro al hecho de que los abuelos sean población de riesgo y los niños grandes transmisores. No tanto Merche, abuela de una niña de cuatro años y un pequeño de siete, que camina por la misma Plaza de la Constitución junto a sus nietos y su hermana Mila. “Está complicado el tema”, dice Merche. “Aunque tú nos digas que parece que tenemos buena salud, conocemos a otros abuelos que no tanto y que también se están quedando con los niños”, añade Mila.

“Se queda corta”

Estimadas familias.

Adjunto les enviamos la comunicación oficial de la Consejera de Educación mediante la que se informa de la suspensión temporal de las clases desde mañana 10 de marzo y hasta el 23 inclusive.

Por otro lado queremos poner en su conocimiento que, a partir de 3º de Primaria, el profesorado enviará tareas y actividades vía classroom o correo electrónico al alumnado para que realicen en casa, y se les hará un seguimiento. Esto especialmente en 2º de Bachillerato. Por lo que tendrán que revisar el correo electrónico y el classroom.

Esperando que entiendan la situación, que nosotros no hemos decidido, aprovechamos la ocasión para saludarles atentamente.

EQUIPO DIRECTIVO.

Este mensaje, enviado por el colegio San Prudencio de Vitoria, es el tipo de notificación que han recibido muchos padres de la localidad vasca y, previsiblemente, será el que hayan recibido muchas familias de la Comunidad de Madrid la mañana de este martes. En él, ante lo excepcional del asunto, se recalca que ha sido una medida impuesta. Ha sido polémica. Aunque algunos padres consultados por este diario piensan incluso que se queda corta.

“Yo trabajo a turnos y hay algunos ratos en los que puedo quedarme con el niño”, explica Gustavo, que pasea por el parque con su hijo de dos años. “Pero cuando el turno no me lo permita, tendré que recurrir a los abuelos. Son población de riesgo, lo sé, pero es que no tengo otra opción”, añade. “Aún así, creo que la medida de cerrar los colegios es poco, se queda corta, porque seguimos moviéndonos y viajando y demás”, comenta.

Puy, con su hija de siete años. Ella si podrá cuidar de ella gracias a su excedencia. DRV

Algo así piensa Puy, que camina con su hija de siete años y su perro y va a buscar a su otro hijo: “En esas dos semanas que los niños faltan a clase se pueden contagiar los padres, ¿y qué haces?”, se pregunta. “Luego los padres se siguen moviendo y es el mismo problema”, añade. ¿Y cuál es la solución? “Pues lo único que veo es hacer como en China, cuarentena total, sin salir de casa. Ahí acabas con el problema. Pero bueno, mientras, habrá que dejarlos en casa. Yo tengo una excedencia y gracias a ello puedo hacerme cargo”, comenta.

Madrid se ‘contagia’

A las 18.00 horas de este lunes, según los últimos datos ofrecidos por las autoridades sanitarias, en la Comunidad de Madrid hay 577 casos confirmados de infectados con el Covid-19. 17 personas ya habían fallecido por el coronavirus, y, tal y como aducía la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, la evolución de la enfermedad en España y, más concretamente, en la comunidad madrileña, obligaba a adoptar medidas “imprescindibles” que no eran “fáciles de tomar”. Especialmente, con la mira puesta en los más mayores. La decisión entrará en vigor a partir del miércoles 11 de marzo.

Igual que en Vitoria, la primera pregunta que se planteaba todo padre que residiera en la Comunidad de Madrid, tal y como ha podido atestiguar este periódico, era qué hacía con los niños si en sus empresas no se permitía el teletrabajo. Así, y cuestionada a este respecto, la presidenta madrileña hacía una “especial recomendación a los mayores o con enfermedades crónicas para que eviten abandonar su hogar o residencia” y no estar en contacto con potenciales focos.

En la Comunidad de Madrid ha pedido encarecidamente “fomentar el cuidado domiciliario de los mayores y desde el Gobierno se ruega a quienes inicien síntomas respiratorios y/o fiebre permanezcan en domicilio y eviten acudir tanto a centros sanitarios, siempre que su situación clínica se lo permita, como a su lugar de trabajo”. A los abuelos también se les ha pedido que eviten abandonar su hogar o residencia salvo estricta necesidad y, en cualquier caso, prescindan de acudir a lugares concurridos en los que no es posible mantener la distancia de seguridad interpersonal de al menos un metro. Y eso incluye el contacto con los nietos, claro.

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