Corría el año 1990. En Huelva, Inmaculada Rebollo, con 28 años en aquel entonces, terminaba su diplomatura en Informática. Con la ilusión de ser profesora, se apuntó a la bolsa de empleo en Andalucía y dos años después le llamaron para cubrir una plaza de profesor interino en el instituto Vázquez Díaz, en Nerva. Cuando terminó allí, le llamaron para trabajar en un centro de Huelva; después en otro de Jaén. Y así, año tras año, hasta acumular 27 siendo interina en distintos institutos de la comunidad autónoma andaluza. "Vivimos en una incertidumbre constante, no sé que pasará el curso que viene". 

La autora de la última frase es Inma (55), aunque podría pronunciarla cualquiera de los 29.511 funcionarios interinos andaluces que se encuentran en "fraude de ley": su condición de temporalidad se ha visto alargada una y otra vez hasta ser parte estructural de la Administración, pero sin la seguridad de tener una plaza fija. 

Todo parecía estar más cerca después de que la Junta de Andalucía admitiese a trámite la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre la estabilización del empleo público temporal en las distintas administraciones de la comunidad autónoma andaluza. En ella, más de 51.000 interinos pedían obtener su plaza fija sin tener que hacer un examen de oposición, sino mediante un sistema de concurso que se basase en los méritos, es decir, en su experiencia en años trabajados. Semanas después, la Audiencia Nacional desestimaba esa opción y determinaba que si querían consolidar su plaza debían aprobar unas oposiciones, la antigüedad por sí sola no era suficiente

Opositora eterna

Esta profesora de Informática no recuerda con exactitud todas las pruebas a las que se ha presentado para lograr su plaza. Es una opositora eterna. "Creo que han sido unas diez, aprobé unas cuando estaba trabajando en un instituto de Cazorla (Jaén), pero me quedé a las puertas", cuenta Inmaculada a EL ESPAÑOL.

Inmaculada imparte clase de Informática a sus alumnos en el instituto. E. E.

El de Inma es un claro ejemplo de la situación que atraviesan los interinos andaluces. Llevan muchos años en puestos sin la certeza de que se vayan a quedar en él, de hecho, en cualquier momento pueden perder su trabajo. Los casi 30 años trabajados que lleva esta maestra no le sirven de nada. "En la bolsa de empleo estoy la número cuatro, pero si hay una oposición y sacan muchas plazas, todas esas personas me adelantan y yo quedo relegada al final. Podrían llamarme para seguir de interina, para hacer sustituciones o directamente no llamarme", relata esta onubense. 

Por fortuna, Inmaculada Rebollo no ha estado ningún año sin trabajar, pero en más de una ocasión el teléfono ha tardado más de lo normal en sonar. "Vives en la incertidumbre constante de si te van a llamar o no, pero uno ya se acostumbra", asegura. Al fin y al cabo, así es como funciona el sistema en el que lleva desde que se diplomó.

Le llaman de la bolsa de empleo, conoce el destino, acepta (si no, le penalizan), valora si alquila una casa y si no, hace cientos de kilómetros a la semana para llegar a su trabajo. "A veces estoy a 20 minutos, otros a una hora, pero con mi edad el coche cada vez pesa más", manifiesta. Después llega todo el papeleo, aunque ese año repita en el mismo instituto: "Da igual que lleve 27 años en esto, al comienzo de cada curso tengo que entregar los mismos papeles: certificado médico, número de cuenta bancaria, fotocopia de la tarjeta de la Seguridad Social, DNI..., como si fuese nueva". 

Un instituto por año desde 2008

El mapa de colegios andaluces dónde ha trabajado Inma.

En 1992, obtuvo su primer puesto de trabajo como profesora de informática en el instituto Vázquez Díaz, en Nerva (Huelva). Después, le llamaron para el IES La Marisma en la capital onubense. Años después, aterrizó en el instituto San Sebastián, donde estuvo hasta el año 2004. Los dos cursos siguientes trabajó en el IES Juan Ramón Jiménez, en el municipio de Moguer. En 2006, cambió y estuvo en el centro La Arboleda, en Lepe. Al año siguiente cambió de provincia y se marchó al instituto Castillo de la Yedra (Jaén). 

A partir de 2008, se acabaría lo de estar varios años encadenando contratos en un mismo centro, trabajaría en uno distinto por curso. Empezó en el IES Doñana (Almonte, Huelva), seguido del Campo de Tejada, en Paterna del Campo, volvió otro año al IES La Marisma, después al instituto Guadiana, en Ayamonte; se fue a Sevilla y trabajó en el IES Torre del Rey, volvió a Aracena (Huelva) y dio Informática en el IES San Blas. Un año después en el instituto El Sur, en Lepe, el siguiente curso en el IES Delgado Hernández, en Bollullos Par del Condado, y ahora, después de tanto tiempo, ha regresado al IES La Marisma. 

¿Dónde tocará el año próximo? "Ojalá lo supiera, aunque no nos hagan fijos, al menos me gustaría saber si tenemos la posibilidad o no de trabajar el curso siguiente por buscar otras opciones, pero claro, con 55 años, qué trabajo busco", señala esta docente.

El encadenamiento de contratos durante 27 años no solo ha ido acompañado de nuevos centros, compañeros, casas y múltiples gastos cada año, sino también de una continua actualización en conocimientos informáticos. Una disciplina que nada tiene que ver a cuando Inma la estudió hace 30 años. "Tengo que estar en continua formación, estudiando ofimática; cada año me toca una cosa nueva, ahora estoy dando JAVA, un lenguaje de programación, el año pasado impartí otra asignatura que tampoco había dado antes...", explica Inma. 

Todo ello, además, teniendo en cuenta que cada dos o tres años, tiene que prepararse, a sus 55 años, para las oposiciones que se convocan en el sector educativo andaluz, a las que le obligan a presentarse. "Yo no puedo competir con una persona que acaba de terminar los estudios, esto ha cambiado muchísimo. Son 74 temas para estudiar además de la parte práctica que, cuando yo estudié, ni siquiera existía. No puedo competir ni ponerme a estudiar del mismo modo, ya no tengo la misma capacidad que antes", critica la profesora.  

29.511 interinos 

Del total de los 29.511 puestos de trabajo que están en fraude de ley, 902 corresponden a la Administración General; 388, a Justicia; 9.603 son funcionarios interinos de Educación; y 18.618 son eventuales estatutarios de Sanidad. Según el Tribunal Supremo, en su sentencia 3251/2018 de la Sala de lo Contencioso, supone un abuso en la contratación el cubrir puestos estables y estructurales de forma provisional más de tres años.

En Andalucía, hay quien lleva hasta 40 años como interino. En estos casos, la Ley de Presupuestos Generales del Estado de 2017 contempla que se pueda acometer una estabilización de los empleos temporales, pero por el momento no llega. Y situaciones como la de Inma, y otras mucho más dramáticas, se siguen sucediendo. 

En estos casos, además de la incertidumbre laboral, la jubilación se antoja complicada para los temporales alegales. La edad de jubilación se acerca sin una situación estable y con el consiguiente riesgo a su cotización de cara al cálculo de la pensión. "Los funcionarios a los 60, si tienen los tiempos de servicio cubiertos, pueden jubilarse con el 100% del sueldo, yo con suerte, podré jubilar a los 65 si me siguen llamando, pero nunca se sabe lo que puede pasar", concluye Inmaculada. 

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