David ni siquiera fumaba. Tenía 33 años, era un tipo sano y deportista. Acababa de conseguir un contrato de un año para trabajar como profesor en un colegio de Pensilvania. Había sido socorrista, monitor de gimnasio. Había estudiado magisterio por esa especialidad. El deporte, sin duda, había marcado su vida. Vivía en Oviedo desde hacía un año, muy cerca de su Cudillero natal. Le encantaba viajar. Según sus más allegados, era una persona "encantadora". Había decidido marcharse de nuevo al inicio del próximo curso.

La opción de trabajar en Estados Unidos era una gran oportunidad que no podía ni debía dejar escapar. Hasta que tres personas le apalearon en la madrugada del martes al lunes de la semana pasada y se rompió el sueño. Al parecer, los hechos se desencadenaron, precisamente, cuando varias personas le pidieron tabaco de madrugada. Él les dijo que no, que no tenía. Y la emprendieron a golpes con él hasta matarle.

David Carragal Garay llevaba muchas horas en estado crítico. Falleció en la tarde de este mismo lunes, tras casi 24 horas luchando por aferrarse a la vida. Los brutales e innumerables golpes que recibió en la cabeza fueron demasiado. Cuentan fuentes del entorno de la familia a EL ESPAÑOL que David prácticamente llevaba clínicamente muerto desde que entró en el hospital. "Estábamos todos a expensas de que llegasen el juez y el forense para que autorizasen desconectarlo". 

El joven falleció en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Era el peor de los desenlaces posibles tras la paliza recibida la noche anterior. A la una de la tarde los médicos le hicieron las últimas pruebas. El cuerpo no respondía. La cabeza, magullada por la severidad del ataque, tampoco. Poco después se decretó la muerte de un profesor muy querido en la localidad, y a primera hora de la tarde  se daba a conocer la noticia. 

Un ataque en medio de la noche

El joven ingresó en el Hospital Universitario de Asturias con un fuerte traumatismo cranoencefálico.

David había pasado la noche en la ciudad, donde se celebraban las tradicionales fiestas de La Florida. Estas suelen prolongarse durante varios días. A las cinco de la mañana, decidió regresar a casa. Lo hizo acompañado de dos amigas. Hacía apenas media hora que había terminado la verbena. Todavía se encontraban en las inmediaciones de la zona de la fiesta cuando tres jóvenes, de entre 18 y 24 años, les abordaron a la altura de un paso de peatones. Se aproximaron a los tres preguntándoles si alguno de ellos tenía tabaco. 

En ese momento David se quedó algo rezagado de sus compañeras, que cruzaron el paso de peatones. Fue justo en ese momento cuando David les dijo a los tres chavales que él no tenía tabaco. Que no fumaba. En ese momento se abalanzaron sobre él y de una patada lo tumbaron en el suelo, donde continuaron golpeándole. Todo apunta a que uno de ellos comenzó la pelea y los otros dos se le sumaron después. La lluvia de patadas y puñetazos prosiguió con el joven inconsciente en el suelo, donde llegaron a patearle en distintas ocasiones la cabeza. 

Las dos amigas intentaron alejar a los asaltantes de David, pero ya era tarde. Cuando las chicas llamaron a la Policía los tres agresores huyeron rápidamente del lugar. Los agentes no llegaron a verles, solo se encontraron al herido y a ellas dos tratando de ayudarle. 

Por el momento, los investigadores trabajan con los testimonios de las dos chicas que iban con David. El joven presentaba severos traumatismos craneoencefálicos, que fueron los que terminaron por arrebatarle la vida. 

En Oviedo y en Cudillero y resto de lugares limítrofes se busca desde la semana pasada cualquier pista que pueda llevar a los agresores y ahora presuntos homicidas. Los investigadores, eso sí, manejan el dato de que uno de los jóvenes pertenecientes al grupo que perpetró el ataque era un chico de elevada estatura. Entretanto, el ayuntamiento de Cudillero, los familiares y multitud de personas cercanas a la familia en las redes sociales han emitido una petición de búsqueda de testigos que puedan ayudar a esclarece el crimen. 

Joven muy querido en la localidad

David tenía 33 años y había conseguido plaza de profesor en un colegio estadounidense.

Carragal procede de una familia muy querida en el acogedor y colorido pueblo de Cudillero. La suya era una especie de gran tribu, con muchos hermanos y con gran representación. Muy conocida en la zona. Allí había trabajado como monitor de natación años atrás. Había estudiado en el Colegio Los Cabos y en el IES Selgas.

Las distintas hemorragias y los traumatismos hicieron que la lucha por sobrevivir se complicase con el paso de las horas. A David lo ingresaron en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), y allí lo entubaron y sedaron. Ha permanecido una semana entera en el hospital hasta su muerte. Los primeros días se mantenía en una cierta y esperanzadora estabilidad. A partir del fin de semana la situación empeoró, pasando a "estado crítico".

Ahora queda por aclarar si la agresión fue un suceso puntual o si esa misma gente conforman un colectivo organizado en la zona que utiliza la violencia para extorsionar a los viandantes a lo largo de la noche. No es un hecho aislado. Los medios locales como El Comercio La Nueva España informaron a finales del pasado mes de febrero de otro grupo que había dejado heridos a dos hombres por arma blanca en los alrededores de la calle Mon. 

Una vez se confirmó que no había nada que hacer por su vida, sus familiares decidieron donar todos sus órganos para quien los necesite de ahora en adelante. Entretanto, su esperanza ahora consiste en encontrar a los culpables que le arrebataron la vida.