Anuar Mohamed, alias Grana, le tiene “miedo a la muerte y también a la cárcel”. Teme que entre rejas acaben con él. Es la razón por la que este sicario a sueldo se dio a la fuga el mes pasado, tras haber confesado que en diciembre de 2014 mató a tiros a Mohamed el Caniche, un miembro de su propia banda de Ceuta cuyo líder, el jefe de ambos, había dejado de confiar en él.

El juez le ha impuesto 11 años de prisión por homicidio y tenencia ilícita de armas. Pero el pasado 3 de mayo, cuando debía presentarse en prisión para cumplir la pena, Grana ya no estaba. El sicario, dicen que el más temido de la ciudad autónoma, se había esfumado. Desde entonces está en busca y captura. Dar con él es una prioridad para la Policía.

“Estamos seguros de que lo han sacado de Ceuta en un barquito de recreo o en una goma [embarcación semirrígida de gran potencia usada para el tráfico de hachís por el Estrecho de Gibraltar]. Pensamos que está en la Península, pero no sabemos dónde”, explica una fuente policial de la comisaría de Ceuta.

El hecho de haber asumido la autoría de la muerte de el Caniche pone en la diana a Grana. "Aquí no puede estar, sería un secreto a voces dónde se cobija. Y en la cárcel teme por su vida. Grana ha puesto un mar de por medio entre él y quienes quieren su cabeza. Tiene cuentas pendientes y eso en su mundo se paga con la vida”, explican la misma fuente.

Desde hace 15 años dos bandas rivalizan a sangre y fuego por el control del tráfico de drogas en Ceuta. Mauro Mancebo

En marzo de 2019 Anuar Mohamed Grana reconoció ante un jurado popular y ante el tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz que mató a tiros a el Caniche. Y que luego calcinó su cadáver en un todoterreno que apareció envuelto en llamas horas después. Los hechos ocurrieron en diciembre de 2014. Por ese tiempo Ceuta vivía una guerra a balazos entre dos clanes rivales que querían imponer su ley en la ciudad y hacerse con el control del tráfico de drogas en El Estrecho de Gibraltar.

El jefe de Grana le habría mandado matar a el Caniche. Grana orquestó el homicidio con la mujer de el Caniche, que quería vengarse por una infidelidad y con la que él mantenía una relación amorosa, y con la hermana de ésta [cuñada de la víctima]. A ellas se les ha impuesto una pena de cinco años de cárcel por ser cómplices con el asesino a sueldo. Pero ahora Grana teme pagar con su vida. Las tornas han cambiado mucho para él.

El crimen

Un par de meses antes de morir, una hermana de el Caniche le preguntó: “¿Por qué no abandonas esa vida y ese mundo?”. “Ahora me es imposible. Me matarían", respondió él. El 15 de diciembre de 2014, a Mohamed el Caniche, un traficante a sueldo de Hassan Mohamed, apodado Chakor (hacha en árabe) le pegaron un tiro en la nuca. Luego, ya fallecido, lo metieron en el interior del Audi A6 de su padre, regaron el coche con gasolina y, para que prendiera rápido, añadieron un acelerante químico.

Medio año antes había desaparecido otro empleado de Chakor. Se llamaba Hicham y le apodan el Cuchillo. Movía dinero y hachís desde Algeciras para su jefe. A el Cuchillo lo mataron el 28 de julio de 2014. Su asesino, o sus asesinos, hicieron desaparecer su cuerpo. Se sospecha que lo enterraron en algún lugar perdido o que lo lanzaron a las aguas que bañan Ceuta. Pero ni rastro de su cuerpo. Tampoco se sabe la razón exacta de por qué lo hicieron.

Esas dos muertes supusieron la consecuencia más dramática de la guerra librada entre las dos grandes bandas de traficantes que operan en Ceuta. Desde 2005 se enfrentaban a balazos, aunque fue a partir de 2009 cuando la batalla se encarnizó, dejando al menos un saldo de nueve personas muertas y otras ocho heridas de gravedad. 2014 fue el año más sangriento.

Una de esas bandas la lideraba Tafa Sodia, quien extendió su reinado en la conflictiva barriada El Príncipe. Tafa fue asesinado en 2013 a manos de sicarios de la banda rival, la que hasta su muerte encabezaba Mohamed Taieb El Nene.

El Nene, que antaño fue el mayor narcotraficante del Estrecho, hoy se encuentra desaparecido. La Policía piensa que fue asesinado en agosto de 2014 a manos de sicarios franceses. Desde entonces ocupa su trono Hassan Chakor, su mano derecha y dócil lugarteniente, quien logró extender su reinado por toda la ciudad, incluida El Príncipe, donde los chicos de Tafa siempre han tratado de retomar el control.

Cuando perdió la vida, cuenta una persona cercana a El Caniche, al fallecido sólo le faltaban cinco días para cumplir los 35 años. Antes de trabajar para El Nene y para su sucesor Hassan Chakor, Mohamed se había empleado para el líder de la banda rival, el fallecido Tafa Sodia.

Vendido por su mujer

Pero Anuar Grana, un sicario a sueldo de Hassan Chakor, le descerrajó un disparo en la nuca a su compañero el Caniche. Chakor ya no confiaba en él e hizo gala de su apodo, Hacha, y mandó a los suyos a acabar con él. La reconstrucción de lo sucedido aquel 15 de diciembre de 2014 dice que el Caniche acudió a la casa de su jefe convencido por Saida Mustafá, su propia mujer, de la que iba a separarse con inminencia para “marcharse” de Ceuta con otra chica. Su relación estaba rota desde hacía meses. Él tenía otra pareja y soñaba con abandonar el negocio del hachís. Ella, a su vez, tenía un romance con Grana.

Vista de la costa de Ceuta. Mauro Mancebo

La investigación policial apuntó a que el propio Anuar Grana, con la colaboración de varias personas que le facilitaron la gasolina –entre ellas un menor-, lo metió en el coche de su padre, roció el vehículo con gasolina y le prendió fuego con el cuerpo ya sin vida de Mohamed el Caniche en su interior.

La Policía Nacional detuvo en 2015 a Grana y a sus compinches, entre ellos a la mujer de el Caniche y a la cuñada. El sicario ingresó en la cárcel de El Puerto de Santa María (Cádiz). Meses antes del juicio se le puso en libertad provisional porque ya no podía extenderse más la prisión preventiva sobre él. Lo recogieron su hermano y otros miembros de su banda. En Algeciras se subió a un ferry y cruzó hasta Ceuta.

Durante el tiempo que estuvo en la calle 'fichó' a diario en el juzgado, donde antes había entregado el pasaporte ya que tenía prohibidas las salidas de España. Pero Grana se fugó a principios del mes pasado, cuando de nuevo debía volver entre rejas, esta vez para pasar los siguientes 11 años a la sombra.

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