El domingo, en la parada del autobús, por última vez, sus compañeros de trabajo vieron a Gloria Francisca Zavala, la mujer encontrada muerta en un arcón en el garaje de una vivienda del Arenal (Mallorca), envuelta en plásticos y cinta americana. “¿Necesitas que te llevemos a algún sitio?”, le preguntaron. Ella se negó. Había quedado, según dijo, con una “persona”. Ese mismo día, al parecer, discutió. ¿Con quién? Se desconoce. Eso sí, la principal hipótesis que se maneja es que podría tratarse de su hijo o de la novia de este, con la que no mantenía una buena relación. Ambos desaparecieron el martes. Desde entonces, no han sido vistos por ningún sitio. La Policía les busca por tierra, mar y aire –tanto en las islas como en el extranjero–, y han intensificado los controles en los puertos y en los aeropuertos para encontrarlos. ¿El objetivo? Esclarecer qué ha pasado realmente. 

El joven, de 16 años, fue visto por última vez el martes por la mañana. Salió de su casa a las 11:30 horas, con una mochila grande, sonriente –a pesar de que su madre se encontrara en paradero desconocido– y sin cara de preocupación. No se le volvió a ver. Ese mismo día, los padres de su novia también denunciaron la desaparición de su hija. Ambos, en paradero desconocido, están tratando de ser localizados por la Policía, que trata de resolver tanto las causas de sus respectivas fugas como la muerte de Gloria Francisca.   

Pero ese es el final momentáneo, lo último que se sabe sobre un caso del todo caótico. Toca, por tanto, poner orden. Cronológicamente, todo arranca el pasado sábado. Gloria finalizó su jornada laboral y se marchó a su casa. Estaba, como siempre, contenta. En el parque acuático de Aqualand, donde llevaba trabajando más de 15 años, la adoraban. Era una empleada ejemplar: puntual, cumplidora, eficaz, amable… Todos la querían. Y el domingo, como decimos, la volvieron a ver. Ese es, oficialmente, el momento de su desaparición. 

Gloria, la limpiadora de Aqualand de Mallorca, asesinada y envuelta en plásticos en un arcón

Ese mismo día, su hija de Ecuador intentó contactar con ella, pero esta no contestó, ni por la tarde ni por la noche. ¿Y qué hizo? Llamar a su hermano, que le dijo que Gloria se encontraba trabajando en casa de un “tal Luis”, una persona a la que le limpiaba la casa. ¿Era así? ¿Estaba ya muerta? ¿La habían asesinado entonces? Esas son algunas de las preguntas que quedan por resolver. Son, en definitiva, el principio de todo, lo que va a llevar a la investigación a esclarecer el caso. 

A partir de ahí, la preocupación fue incrementándose paulatinamente. El lunes, Gloria había quedado con una amiga para ir a Aqualand, pero no se presentó. Su compañera la esperó durante un buen rato, la llamó al teléfono y, finalmente, puso rumbo al parque acuático. Allí, saltaron todas las alarmas. “¿Dónde está?”, se preguntaron todos. Inmediatamente, comenzaron su búsqueda. Era muy extraño que ella, cumplidora siempre y puntual como nadie, faltara al trabajo. 

Uno de sus compañeros acudió a casa de Gloria. Llamó, pero nadie abrió a la puerta. Entre todos, intentaron contactar con el hijo y la madrina de Gloria. Finalmente, lo lograron. El menor tampoco sabía nada. Ni siquiera se extrañó al ser preguntando por la Policía, que se personó en la vivienda ese mismo lunes. A veces, por los horarios que llevaban, no coincidían. Aun así, entre su familia y sus amigos empezaron a buscarla colgando sus fotos en las redes sociales y por las calles aledañas a su vivienda. 

Gloria, en una foto reciente

El martes, tanto la madrina como el hijo de Gloria acudieron a comisaria para denunciar la desaparición de la ecuatoriana, que llevaba 20 años viviendo en Mallorca. Desde entonces, nadie ha visto al menor, de apenas 16 años, ni a su novia. Se los ‘tragó’ la tierra horas después de que se hiciera oficial la desaparición de Zavala

Un día después, el miércoles, encontraron a Gloria. Su cuerpo fue hallado sin vida dentro de un arcón de madera, envuelto en bolsas de plástico selladas con cinta americana. Es más, el candado del garaje estaba puesto, por lo que se cree que alguien depositó el cadáver inerte de la ecuatoriana. Se sospechó, en un principio, del compañero de piso de Gloria y su hijo –vivían con un hombre en el mismo piso–, pero se ha descartado porque este hombre se encontraba en Madrid durante el transcurso de los hechos. 

Descartado él, se trata de dar con el hijo para que declare, pero no se le encuentra. Entonces, se procede a localizar a su novia. Ocurre, sin embargo, lo mismo: ni está ni se la intuye. ¿Y qué hace la Policía? Intensificar el control en los aeropuertos y los puertos de Mallorca para evitar que salgan. En principio, no lo podrían hacer solos por ser menores de edad. Pero, por si acaso, también han empezado a buscar en el extranjero. Al fin y al cabo, la pareja de novios –tengan el protagonismo que tengan en el crimen– son básicos para la resolución del crimen.  

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