Alcohol, fiestas, mujeres y dinero. Mucho dinero. Así se resumía la vida de Carlos García Roldán, el presunto ‘capo’ de la mayor estafa inmobiliaria de Baleares. Más de 250 personas han caído en las garras de este catalán que parece el hermano gemelo del exalcalde de Londres, Boris Johnson. Prometía casas que en realidad no existían a cambio del pago de una señal que llegaba hasta los 200.000 euros. Entre 5 y 7 millones se llevó a su bolsillo junto a otros diez de sus compinches. Charly, como le conocían sus amigos, escapó a Colombia en abril del año pasado. Se olía lo peor. Las denuncias por estafa en la venta de ‘casas fantasma’ empezaron a llegar y pocos meses después de su fuga dos de sus compañeros sustituían sus habitaciones lujosas por celdas en la cárcel de Mallorca. Este miércoles le llegó el turno a Charly: la Guardia Civil, en colaboración con la Policía colombiana, le detuvo en Bogotá.

Carlos García Roldán, el mayor estafador de Baleares.

Operación madriguera

La ‘operación Lloriguera’ (madriguera, en castellano) comenzó en marzo del año pasado cuando un grupo de 60 afectados denunciaba a la Guardia Civil, a través del abogado Tomeu Salas, que habían sido víctimas de un fraude perpetrado por Carlos Garcia Roldán, de la empresa Lujo Casa y la inmobiliaria Mallorca Investment.

Charly, de 45 años y natural de Calella (Barcelona), se vendía como una persona transparente y solvente. No trabajaba con bancos. Según informó el periódico Ultima Hora, se dedicaba a suscribir contratos de reserva y compraventa de promociones fantasma mediante un entramado empresarial con Mallorca Invesment cuyo dueño, el italiano Michele Pilato, está en la cárcel.

El italiano asegura que ha sido otra víctima de García Roldán y que nunca ha cobrado ninguna señal de pago. Sin embargo, la Policía Judicial de Algaida confía en que junto con Charly, es el creador de las más de 20 empresas relacionadas con el fraude inmobiliario. El otro encarcelado, José Antonio Mir, es el constructor de las 21 promociones fantasma. 

Foto de archivo de la inmobiliaria Mallorca Investment, donde Charly estafaba a sus clientes.

Los contratos se firmaban en la oficina de la inmobiliaria situada en el número 278 de la calle Joan Miró de Palma. Allí, Carlos trabajaba como promotor y cobraba el 10% del inmueble para reservar la casa que estaba diseñada y pendiente de construir. Las viviendas que nunca llegaron a ser más que un dibujo en un plano se iban a levantar en Marratxí, Pont d’Inca y Santa Ponça, entre otros. 

La Guardia Civil sospecha que el botín está escondido en Italia, Colombia y Andorra.

Casino y Moët & Chandon

Terminada su jornada laboral, Charly se quitaba la mascara de hombre responsable para gastarse los miles de euros de sus clientes en litros y litros de champagne Moët & Chandon. Los casinos y los beach clubs de la isla eran su segunda casa. Según informó Diario de Mallorca, entre junio y diciembre de 2017 el catalán se gastó 97.000 euros en un único local de Palma. Ese mismo verano se fundió de una sola pasada 2.727 euros por un día de alcohol y fiesta en el conocido hotel-balneario Nikki Beach.

Entraba y salía del casino de Palma cuando quería. Siempre acompañado por varias mujeres. Se gastaba en apuestas lo que muchas familias confiaban en que se convertirían en sus casas de ensueño. Su llamativo pelo rubio hacía que muchos de los trabajadores le conociesen como Donald Trump. 

Dinero para la familia de 'sus' novias

Su novia, una colombiana de 24 años llamada Brilly, le acompañaba en muchas de sus aventuras. Quizás demasiadas, y por eso ella también está siendo investigada por un delito de blanqueo de capitales. Se conocieron en 2017 y se les veía mucho en hoteles de cinco estrellas a los cuales, probablemente, iban sobre un lujoso y nuevo Mercedes Benz modelo 350 que la Guardia Civil intervino durante la operación.

Ella jamás trabajó, pero estaba dada de alta en la empresa de su novio y recibió hasta cinco ingresos en su cuenta bancaria de 6.850 euros. La abuela de la joven fue quien hospedó al estafador durante su huida. 

Carlos García Roldán se gastaba el dinero de sus clientes en casinos, alcohol y fiesta

Charly se escondió en Buga, un pueblo de arquitectura colonial cercano a la ciudad de Cali. Allí no trabajaba. Solo iba al gimnasio y hacía compañía a la anciana. Antes de fugarse, le dio un regalo de despedida a su amada: una transferencia de 10.000 euros. 

La prima de Brilly tampoco se salva. Los investigadores no descartan que Charly y Michele Pilato, su compinche, blanqueasen dinero en una peluquería de Tarragona que está a nombre de la joven ya que esta recibió una transferencia de 14.503 euros procedentes de la empresa del italiano. 

Siempre a mujeres. El prófugo también compró una casa en Ecuador a nombre de otra mujer.   

Este miércoles la Policía colombiana, en colaboración con la Guardia Civil de Palma, ponía punto y final a la vida de excesos de Charly. Adiós casinos, adiós beach clubs, adiós millones.  Aún pendiente de extradición, el mayor estafador de Baleares probablemente sepa cual sea su nueva madriguera: la cárcel. 

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