La Guardia Civil de Valladolid ha detenido a dos personas como supuestas autoras de un delito de estafa cometido mediante la venta de jamones y embutidos a través de Internet y que actuaban en varias provincias de Andalucía, han informado este martes fuentes del Instituto Armado a Efe.

Fue la Guardia Civil de Lebrija (Sevilla) la que inició la investigación a raíz de una denuncia presentada a principios del pasado abril, en la que la víctima explicaba cómo había comprado embutidos y jamones por un portal de Internet y, al recibir una partida de los productos por un valor de 980 euros, comprobó su mal estado, que ni tenían etiqueta ni eran aptos para el consumo.

Los agentes centraron las averiguaciones en cuatro personas, supuestas integrantes de un grupo dedicado a la comisión de este tipo de delitos, dos de ellas con residencia en la provincia de Palencia y otras dos en Asturias.

La Guardia Civil del Puesto principal de Zaratán arrestó a dos de los supuestos implicados, mientras la investigación continúa abierta, pendiente de la detención de los otros dos miembros de este grupo y del esclarecimiento de otras estafas denunciadas en las que usaba el mismo modus operandi.

Además del delito de estafa que ahora investigan los agentes, tres miembros de este grupo fueron ya detenidos por la Guardia Civil de Zaratán el pasado septiembre como supuestos autores de un delito de usurpación de identidad y dos delitos de estafa con mercancía valorada en unos 15.665 euros.

La Guardia Civil sostiene que los supuestos autores forman parte de un grupo criminal "perfectamente" organizado, con reparto de funciones y ámbito de actuación en la geografía española, dedicados a ilícitos penales contra el patrimonio, en concreto estafas a través de Internet.

La forma de actuar consistía en publicar en Internet numerosos anuncios relacionados con la venta de productos cárnicos (jamones, embutidos y paletillas), anexando fotografías de productos alimentarios, nombres de contacto ficticios y líneas de teléfonos, que en algunas ocasiones eran contratadas usurpando la identidad de terceras personas. Para las transacciones usaban los datos de una empresa real y en funcionamiento, con el fin de ganarse la confianza de las posibles víctimas.

Una vez que contactaban con la víctima de la estafa, por lo general personas que se iniciaban en una actividad empresarial relacionada con el suministro de productos cárnicos, el perjudicado realizaba un primer pedido a modo de prueba del producto. Se ganaban así la confianza de la víctima, quien realizaba un pedido mayor ingresando el importe del producto antes de recibirlo.

Una vez hecha la transacción económica, la víctima recibía la partida de los productos encargados, con un número menor de lo acordado, o en caso de recibirlos en su totalidad, estaban sin etiquetar y sin ningún código de sanidad, sin ser aptos para el consumo.