“Si no hubiera una persona dentro, se abandona la idea al segundo. Si fuera un objeto o el animal más preciado del planeta, nadie pensaría en rescatarlo. Es un reto inasumible salvo porque ahí abajo hay un crío”. El presidente del colegio de Geólogos de España definió la situación cuando la esperanza de acceder al interior de la montaña de Totalán estuvo a punto de perderse. Manuel Regueiro explicó de ese modo la situación de estancamiento a la que había llegado el pasado martes el rescate del pequeño Julen

Fue en aquel momento cuando se dio un paso atrás de enorme calado. Tras varios días cavando el pozo paralelo por el cual bajaron después los mineros, el pozo tenía que volver a perforarse. Fue un momento crítico. Las dificultades aparecieron durante el proceso de encamisado con tubos por dentro del orificio. Al sobrepasar los 40 metros de profundidad, los operarios se encontraron con que los tubos no sobrepasaban esa cota. Ante el riesgo de que quedasen atascados, decidieron sacarlos para conservarlos en perfecto estado. 

Eso hizo que todo tuviera que empezar de nuevo. Hubo que rellenar de nuevo con tierra fina. Hubo que perforar una vez más. Hubo que volver a medir y ampliar el diámetro del nuevo boquete en la tierra. Eso significaba que todo se retrasaba, como ha sido el caso, tres días más. Tres jornadas cruciales para Julen.

Pérdida de la esperanza

Este nuevo retraso evidenciaba un error de los estudios realizados por el equipo de ingenieros para la perforación del pozo. Fue en ese momento cuando el reto comenzó a desvelarse como una tarea inasumible. "Salvo porque es un crío"

¿Por qué se produjo este nuevo retraso?  ¿Qué salió mal para que hubiera que dar marcha atrás y volver a horadas el contorno del pozo paralelo, para que hubiera que regresar, de algún modo, a la casilla de salida?

La respuesta es sencilla: "La tierra que rodea el pozo de los mineros se pudo retraer, encoger. Es algo que suele suceder en perforaciones de este tipo. Ahora, con la nueva perforación, se puede ganar muy poco diámetro, entre 2 y 4 milímetros de radio, pero seguro que es lo justo para que el encamisado no sufra frenos", decía el pasado martes Felipe Mendaña, ingeniero de caminos del operativo, uno de los mayores expertos en túneles de España y reconocido a nivel internacional.

“Están lidiando con un terreno endiablado”, apuntaba Mendaña. Las arduas tareas han sido, día tras día, cada vez más complicadas. Todo porque hay un niño que entregar a sus padres, José y Victoria. 

Los progenitores del menor no se han separado en todo este tiempo de Totalán, el pueblo malagueño donde en las últimas dos semanas se ha puesto en marcha una gran obra civil que lucha contra el reloj. Acaso el mayor dispositivo de rescate de la historia reciente de España. Siempre hubo esperanza.