Totalán (Málaga)

Antonio Sánchez Gámez dice que tiene la conciencia tranquila, pero que no puede evitar estar nervioso. "¿Cómo lo voy a estar con un niño que no aparece? Me han recomendado buscar un abogado", reconoce el hombre.

Antonio es el empresario que realizó la perforación del pozo en el que el pasado domingo cayó Julen, un niño malagueño de dos años. Explica a EL ESPAÑOL que, tras hacer la cata, selló “con una piedra” la cavidad abierta, de unos 23 centímetros de diámetro y entre 100 y 110 metros de profundidad. Recuerda que hizo la obra hace “poco” más de un mes.

Siempre sello mis trabajos por seguridad. Si alguien no hubiese quitado la piedra después, el niño no hubiera caído dentro”, dice. El empresario, propietario de Perforaciones Triben, con sede en Benamocarra (Málaga), ha dado esta misma versión de los hechos hasta en dos ocasiones ante la Guardia Civil, según dice. El hombre elude cualquier tipo de responsabilidad en los hechos. Sostiene que hizo bien su trabajo.

En una conversación telefónica con este periódico, el pocero aseguraba ayer que, cuando el domingo se presentó en los terrenos donde se encuentra el pozo tras conocer que un niño se había caído dentro, él se percató de que “alguien” había realizado “una zanja de unos cinco o seis metros de diámetro en torno” al agujero.

“Debieron usar una retroexcavadora para mover esa tierra. A mano es imposible. Rebajaron el terreno un par de palmos, cerca de medio metro, justo a la profundidad a la que más o menos metí la piedra. Alguien la sacó de allí. Yo no tengo la culpa de lo que ha sucedido”, explica Antonio Sánchez. ¿Por qué piensa que alguien levantó el sellado?, se le cuestiona. “Esa respuesta la tienen que dar los dueños de las tierras -sostiene-. No yo”.

Labores de rescate del pequeño Yulen en Totalán. Guardia Civil

"Un hombre serio"

El propietario de Perforaciones Triben es administrador único de la empresa desde 2004, aunque la compañía comenzó a operar una década antes, en 1994.

En Benamocarra, donde está la sede de la sociedad, varios habitantes del pueblo explican que Antonio Sánchez “es un hombre serio”, que ha abierto pozos en parcelas de campo “a muchos vecinos” y que “siempre las sella” antes de entubarlas. “No me puedo creer que ese hombre dejase abierto ese pozo”, dice el dueño de un taller de coches.

El pasado domingo, sobre las dos de la tarde, Julen, un niño de dos años que reside con sus padres, José y Victoria, en el barrio malagueño de El Palo, cayó al interior de un pozo ubicado en una finca rústica de Totalán, a 22 kilómetros de Málaga.

Sus progenitores estaban pasando el día en unos terrenos propiedad de otro matrimonio, familiares directos suyos. En un momento dado, uno de los adultos vio al pequeño precipitarse por el orificio. Según contaron después, durante los primeros minutos posteriores a la caída se escuchaba la voz del niño.

Desde entonces, alrededor de 100 efectivos de Guardia Civil y bomberos del Consorcio provincial de Málaga participan sin descanso en el dispositivo para rescatar al bebé. En 2017, sus padres perdieron a su otro hijo, el mayor, que tenía tres años. El menor sufrió un infarto mientras estaba en la playa.

21 días antes, el pequeño se había desvanecido en mitad de la calle. Los médicos no encontraron respuesta a aquel episodio. Tres semanas después, murió. Ahora se trata de encontrar con vida a Julen, el otro bebé de José y Vicky. "Son una familia muy humilde. Muy pobres. A la desgracia del otro hijo se puede sumar ahora esta", dice María, una vecina del barrio de El Palo.

Un operativo de 100 personas trata de encontrar con vida a un niño de dos años en el interior de un pozo en Totalán (Málaga). EFE

Tres opciones para encontrar al niño

Por el momento, los equipos de rescate han hecho descender cámaras mediante cuerdas hasta una profundidad de unos 73 metros, según informó la Guardia Civil.

En ese punto del pozo se toparon con un tapón de tierra húmeda compuesta por barro y piedras que se había desprendido a causa de la perforación. Antes hallaron una bolsa y un vaso de plástico que podrían ser del niño.

A mediodía de este lunes ya se le había realizado una perforación de unos 30 centímetros a dicho tapón. La Benemérita reconoció que no sabía qué profundidad tiene. “Tampoco sabemos qué hay al fondo del pozo”, admitieron desde a Guardia Civil.

Los equipos de rescate barajan tres opciones para tratar de encontrar a Julen. Cada segundo que pasa se hace más complicado hallarlo con vida. La primera de ellas es extraer con la ayuda de un camión y de maquinaria "más potente" la tierra húmeda que se acumula en el orificio.

Así, se eliminaría el tapón y se podría seguir mirando a una profundidad mayor de esos 73 metros actuales. Sobre las 13 horas de la tarde de ayer comenzaron dichos trabajos. Ante la atenta mirada de los periodistas, un camión subía la cuesta por la que se accede a la zona donde se encuentra el pozo.

La segunda opción pasaría por abrir otra cavidad de 1,5 metros de diámetro paralela al pozo en el que cayó el niño, aunque antes habría que entubar el primero para evitar derrumbes.

La tercera pasa por excavar un acceso al orificio desde un lateral del monte. Sería necesario abrir una galería oblicua a la cavidad actual. Este nuevo acceso permitiría entrar por debajo del tapón que bloquea la cámara donde se encuentra Julen. Bernardo Moltó, portavoz de la Benemérita en Málaga, explicó que las tres opciones tienen la misma prioridad y que se va a trabajar en todas ellas.

"Me parece muy complicado que este ahí"

Francisco Barranquero, dueño de Perfoban, considera muy difícil que Julen esté en el pozo. AL

Francisco Barranquero, dueño de Perfoban, una empresa malagueña de perforaciones, lleva "toda la vida" abriendo la tierra en busca de agua. Tiene 63 años. Ayer explicaba a EL ESPANOL que empezó a trabajar cuando "aún era un chavalito". El hombre se acercó a media mañana a la zona de Totalán en la que se busca a Julen. "Me parece muy complicado que el chiquillo esté ahí. Casi imposible. Eso, o la búsqueda no se está haciendo bien", dijo.

"El agujero no tiene una dirección vertical como si la perforación cayera a plomo. En cien metros puede haber una desviación de hasta dos y tres metros hacia los laterales. El terreno serpentea algo, seguro. Además, la apertura sólo tiene un palmo de anchura. En ese espacio yo he llegado a recuperar martillos que se me habían caído. ¿Es posible que un bebé no se quede atascado y que haya llegado al fondo? Ya te digo yo que eso es muy difícil", argumenta Francisco.

Pese a todo, aunque la Guardia Civil todavía no conoce exactamente el paradero del menor, el portavoz del Instituto Armado explicó que no se ha iniciado ninguna investigación desde otro punto de vista. “Nos hemos centrado en encontrarlo y rescatarlo”, zanjó.

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