“Ayer le dije que ya no hago más lipos sin enfermeros (...) Yo creo que eso es ilegal. No tengo por qué jugarme el título. Pasa algo y estoy allí con una auxiliar y una esteticista (...) Yo estoy aquí [en el quirófano] cagado (...) He dormido con pesadillas. Estoy haciendo cosas que no sé hacer: correcciones, transferencia de grasa en glúteos…”.

Son las palabras de uno de los doctores que trabajan en la Clínica Arques de Puerto Banús, en Marbella (Málaga). Por este centro médico suelen pasar rostros conocidos como el actual seleccionador español de baloncesto, Sergio Scariolo, Carmen Lomana, Ivonne Reyes, Raquel Revuelta, Lara Dibildos o Aless Gibaja… Allí se operan muchos de los famosos que frecuentan la Costa del Sol.

Las reducciones de grasa en el abdomen, los incrementos de glúteos o las remodelaciones corporales avanzadas son el día a día en dicho centro estético. Así lo explican en su página de internet. La Clínica Arques está dirigida por el matrimonio formado por Inmaculada Almeida y por el cirujano Mario Arques, licenciado en Medicina por la Universidad de Granada en 1995 y con un máster en Medicina Estética por la controvertida Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

Pero detrás de esa imagen glamurosa que esconde la página web de la empresa y sus redes sociales podría existir un turbio negocio en el que se estaría incurriendo en posibles negligencias médicas. Uno de los médicos que ha trabajado en la clínica recientemente, la doctora colombiana Liliana Fernández, presentará en los próximos días una denuncia por los presuntos delitos de estafa agravada y amenazas contra Almeida, Arques y la propia compañía.

Fernández, una reconocida doctora a nivel mundial en el campo de la medicina estética y “entrenadora internacional" en el uso de una técnica láser, aduce que se le debe dinero y que se le hizo mudarse desde Colombia hasta España “engañada” bajo la promesa de ofrecerle una ingente cartera de clientes.

Según ella, al instalarse en Marbella durante dos semanas a finales de noviembre de 2018, la realidad que se encontró fue muy distinta: la habrían contratado, según ella, para “corregir los errores” cometidos en la clínica por otros médicos mediante tratamientos para los que no estaban formados.

EL ESPAÑOL tiene acceso a una copia de la denuncia y también a los audios de Whatsapp y a las conversaciones telefónicas que la doctora Liliana Fernández presentará en el juzgado. En ellas, al menos uno de los médicos que operan en dicho centro estético dialoga sobre su funcionamiento y describe un "ambiente horrible". Alguno admite que desde la dirección de la clínica se le ha presionado para realizar “cosas excesivas y temerarias", y que su "límite se superó hace mucho".

En uno de esos audios, un médico reconoce que una de sus intervenciones, una reducción de grasa, fue “un desastre”. También admite que no está capacitado para realizar algunos trabajos que finalmente hizo y afirma que, en una ocasión, tuvo a una paciente “cuatro horas llorando” por el dolor que le producía la intervención a la que se estaba sometiendo. “Sé que esos tratamientos son para gente con experiencia y no sabía muy bien lo que iba a hacer”, dice.

El doctor Arques junto a la presentadora de televisión Patricia Betancourt. Clínica Arques

El caso de Liliana Fernández

A mediados de 2018, Inmaculada Almeida y su marido, el cirujano Mario Arques, le proponen a la doctora Liliana Fernández instalarse en España y comenzar a trabajar en su clínica. “Tengo mucha demanda. Si tú vienes te prometo que vas a tener mínimo dos clientes al día. Te puedo dar mucha publicidad en España, ya eres muy conocida a nivel mundial”, le dice Almeida a Liliana Fernández en una conversación telefónica.

En la denuncia se asegura que, lo que en apariencia se le ofrecía a Fernández como “un negocio redondo”, acabó siendo una “estratagema para que la doctora se trasladara a España” y pusiera “remedio a una ingente cantidad de errores médicos que la clínica había cometido” mediante la utilización de técnicas incorrectas o el mal manejo de la aparatología.

Tras aterrizar en España e instalarse en Marbella, Liliana Fernández realizó 22 intervenciones. 17 de ellas fueron correcciones. El resto, explica a EL ESPAÑOL en una conversación telefónica desde Dallas (EEUU), se trató de "reparaciones" de trabajos que otros médicos realizaron mal con anterioridad en la Clínica Arques.

La doctora cuenta también que, cuando ella intuyó que estaba siendo “utilizada”, se lo trasladó a los propietarios de la clínica. Liliana Fernández asegura que, tras ello, Inmaculada Almeida la echó de su negocio de forma “grosera” y bajo amenaza de llamar a la Policía.

La denuncia contra ka Clínica Arques y sus responsables recoge también que, antes del viaje de Fernández a España, Inmaculada Almeida le pidió fotos de trabajos que hubiera realizado anteriormente para mostrárselas a posibles clientes. Esas imágenes, asegura la doctora colombiana, se utilizaron “en realidad como publicidad en redes sociales y en la página web” del centro sin que se explicase que eran suyas.

"No quiero meter la pata por segunda vez"

Este periodista se puso en contacto ayer con la clínica Arques y con Inmaculada Almeida. El reportero envió una serie de preguntas a un correo electrónico facilitado por la citada empresaria. Minutos después recibió un mail de respuesta del abogado Juan García-Beamud Pérez, letrado del doctor Arques.

"Sirvan estas letras para solicitarles se abstengan de hacer cualquier publicación, comentario o actividad que afecte  a la dignidad, buen hacer profesional de don Mario Arques o de cualquier manera afecte a su estima tanto personal como la que los demás tengan de él. No obstante , si persisten en utilizar el medio periodístico para denigrar al señor Arques, no le quedará mas remedio que defender su prestigio y buen hacer ante los tribunales de justicia".

Pero en otro de los audios que Fernández aportará al juzgado se escucha a la propia Inmaculada Almeida en las semanas previas al viaje de la cirujana colombiana a España. En aquella conversación, la mujer del doctor Arques dice: "De diez casos, en dos no tenemos los resultados que se esperaban. Antes de que nos empiecen a dar mala publicidad, tú sabes, hay que tenerlas contentas (...) Son personas que han pagado hace tres o cuatro meses, que están con los tratamientos de apoyo y se ven cada vez peor (...) Cuando les hablo de noviembre, claro, me miran con una cara como de perdona, devuélveme el dinero (...) Le he dicho a Mario 'retócale tú'. Me dice Mario: 'Mira, si ella va a venir, meterme en una segunda [intervención] no merece la pena. Prefiero ir sobre seguro para ya no meter la pata en la segunda vez'.

[Reproducimos el Burofax enviado a EL ESPAÑOL por parte de Zurbarán Abogados]. 

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