“Es una locura”, “un delirio”, “algo costosísimo”… Los arquitectos consultados por EL ESPAÑOL lo tienen claro: demoler o tirar la Cruz del Valle de los Caídos –como propone Pablo Iglesias y acepta debatir el Gobierno– es “un disparate” en términos logísticos y monetarios. “Es algo demasiado complejo”, añaden. Eliminarla supondría echar abajo 200.000 toneladas de hormigón y cemento; un símbolo de 150 metros de altura y 46 de longitud; un símbolo que necesitaría de un proyecto magnánimo para ser derribado.

La Cruz del Valle de los caídos ha sido la más grande del mundo durante mucho tiempo. Es más, lo seguirá siendo hasta que se construya una con mayores pretensiones –de 160 metros de altura y 90 en la parte transversal– en el barrio de San Luisito en el centro de Monterrey (México). Mientras tanto, seguirá ostentando ese particular récord. No caerá de un día para otro. Su derribo requiere de un proyecto que fije la forma, el coste y los posibles daños medioambientales y de patrimonio.



Toca, por tanto, resolver dudas paso a paso. ¿Cómo se podría derribar? Los expertos viran entre dos opciones. La primera es la explosión. “Yo no veo otra fórmula que una demolición controlada”, explican diferentes arquitectos a EL ESPAÑOL. Este grupo entiende que sería demasiado costoso en términos “monetarios y de tiempo” hacerlo de otro modo. “Ascender hasta ahí es muy precario. Y, una vez arriba, tienes que picar o quitar por partes y puede ser muy lento… ¿Es imposible? No, todo se puede hacer, pero es muy difícil”, reconocen.

Valle de los Caídos.



¿Y qué consecuencias podría tener? “La primera es que te llevas por delante la basílica y que, obviamente, si utilizas explosivos, también dañas el medio ambiente. Arrasas con lo que hay debajo”, reconocen. ¿Lo bueno? Sería la forma más rápida y, visualmente, la más impactante. Demoler el monumento tendría una carga simbólica mucho más potente. Eso es indudable y es lo que le gustaría a Podemos.



La otra opción sería utilizar maquinaria. “Habría que instalar grúas gigantes y desmontarla poco a poco”, reconocen desde otro despacho de arquitectos. “El problema es que necesitarían una estabilización muy potente porque ese tipo de grúas son muy altas y de mucho tonelaje”. Además, a eso se le suma que hay que preparar el terreno. “Realmente, es la única forma si pretenden conservar la basílica”.



Pero, independientemente de cómo se haga, es imposible elegir el mejor método ahora mismo o el coste. No hay nada similar en el mundo que se haya derribado. La Cruz se asemeja a un rascacielos. Pero, claro, los edificios no tienen una basílica debajo ni están en un valle. “Es un proyecto muy costoso y necesitas técnicos que vean cuál es la mejor forma de hacerlo”, continúan.



¿Qué hacer con las piezas?



En el plan Exhumar el Franquismo. Recuperemos el Valle de Cuelgamuros para la Democracia, Podemos propuso “utilizar su residuo gravoso para crear otro monumento de dignificación y respeto a las víctimas”. ¿Su objetivo? “La desacralización del espacio” y su “total recuperación”. Pero, ¿es factible eso? “Después de demolerlo, se tendrían que triturar los restos y llevarlos en camiones”. ¿Hacer algo con ello? “Se puede hacer, por qué no”. La posibilidad, por tanto, existe.

Manifestación en el Valle de los Caídos.



Pero no quedan ahí las pretensiones de Pablo Iglesias. El líder de Podemos pretende exhumar a Primo de Rivera y tomar el control público de la basílica que se encuentra excavada 250 metros en el interior de la roca. Pero eso es más complicado porque el templo está bajo la autoridad de los benedictinos y, para que dejara de ser propiedad de ellos, se tendrían que revisar los acuerdos de 1979 entre el Estado y la Santa Sede.



En el PSOE no ven con malos ojos estas propuestas y debatirán si quitan la Cruz. No obstante, no lo harán solo en base a razones ideológicas o políticas. Saben que su estado estructural no es bueno y que tirarla conlleva un coste importante.



Sin impacto en el turismo



¿Perdería su encanto turístico el Valle sin la Cruz? “Es imposible adivinarlo. Las visitas allí se hacen porque primero se va a El Escorial. Es decir, seguirán yendo a un sitio y a otro. Lo que sí está claro es que las visitas de nacionales en las últimas fechas se han incrementado. Antes no veías mucha gente en las colas y ahora sí”, cuenta Ángela Ballesteros, guía oficial de Madrid.



Esa realidad se explica fácil con datos. El pasado mes de agosto, por ejemplo, el Valle de los Caídos recibió 60.024 visitantes, lo que significa un aumento del 79’91% respecto al mismo periodo del año anterior. Es decir, sí hay más gente interesada, pero la tendencia responde a una coyuntura concreta: el debate público sobre qué hacer con los restos de Franco.



Eso lo corrobora también Ángela, que se atreve a pronosticar: “Creo que si quitan la Cruz puede ocurrir lo mismo. Se pondrá de moda y ganará en visitas durante un tiempo. Y, cuando se deje de hablar, todo volverá a ser como antes”. Con o sin Cruz, tras la demolición, el desmontaje o “el delirio”. Ya se verá.

Valle de los Caídos.

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