Nuria Alonso pidió auxilio reiteradamente antes de ser asesinada presuntamente por su exmarido el pasado martes, tal y como ha podido confirmar EL ESPAÑOL. En al menos dos ocasiones, acudió a los servicios sociales. Primero a los de Maracena, su localidad, y más tarde a los de Granada, sin que recibiera ayuda en ninguno de los dos centros. Pero, durante este tiempo, también confió en la Justicia. Denunció a su agresor en 2016 por impedirle que entrara en su casa, la que compartía con su marido, pero aquello no fue a más: quitó la denuncia por presiones de su pareja. Y, en 2018, volvió a hacer lo propio. ¿El resultado? El mismo. Su cónyuge fue absuelto tras celebrarse el juicio. Se consideró que no había daños físicos y se observó que no había delito. En todos los casos, el presunto autor del crimen salió indemne. Es decir, ni la Junta ni la Justicia, a pesar de que la víctima nunca recibió un golpe ni fue insultada, supieron ver las señales del maltrato psicológico al que estaba sometida.

Las asesinadas de Maracena y Bilbao habían denunciado previamente



La vida de Nuria Alonso, estos dos últimos años, había sido un “horror”, tal como declaró su padre al Ideal de Granada. Ambos compartían piso antes de que se produjera la separación. “Le ha hecho la vida imposible a mi hija delante de su hijo. Cada uno vivía en una habitación y ella fue muchas veces a pedir ayuda. Siempre le decían que no reunía el perfil hasta que ha pasado esto. Estaba sometida a empujones y a maltrato psicológico”, incidía su progenitor.



Esa fue la realidad en la que vivió Nuria, que no dejaba la casa por dos motivos. El primero y más importante, su hijo de 12 años, al que deja huérfano. Para seguir viéndolo y evitar posibles disputas. Y el segundo, la dependencia. Era desempleada y no tenía dinero. Así, intentó ‘pelear’, llegar a acuerdos y evitar más disputas antes de que se produjese el divorcio. No lo consiguió. La historia terminó este martes.



A las 9:45 horas, los vecinos de la Plaza Clara Campoamor, donde tenía la vivienda, escucharon unos gritos: “¡Me está matando, me está matando!”. Y, a continuación, silencio. Sirenas, cláxones y, sobre todo, el llanto de sus familiares; de su madre, su padre y su hermana. Los tres acudieron al lugar del crimen. A las 10:20 horas se confirmó el fatal desenlace. Nuria Alonso falleció acuchillada por su exmarido.

Nuria, 35 víctima de la violencia de género.



Pero todo terminó el martes. Nuria llevó a su hijo al colegio y después se volvió a casa. Entonces, su exmarido aprovechó la circunstancia para acabar con ella y dejar a su niño huérfano, el número 25 en lo que va de año. A esto se unen los 27 menores fallecidos víctimas de la violencia de género contra su madre. Una lacra que sega vidas, pero que también deja secuelas para los que se quedan.



Tras el asesinato, la localidad guardó un minuto de silencio en la puerta del Ayuntamiento y decretó, con las banderas a media asta, tres días de luto. Mostrando, también, su repulsa por el asesinato machista que se ha producido. “No hay palabras para tanto dolor”, lamentó la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.

Los padres y la hermana de la víctima, desolados tras la muerte de Nuria.



Semana negra

Con Nuria son, además, 37 las fallecidas por violencia de género en este 2018 en un día de récord. El pasado martes, en menos de 24 horas, el numero se disparó. A primera hora de la mañana, una joven senegalesa de Bilbao era asesinada por su marido. Maguette Mebegou fue localizada a la una y media de la tarde (aunque había fallecido en la madrugada del lunes al martes) en el número 25 de la calle Ollerías Altas, una zona del barrio de Atxuri. Dejó a dos niñas huérfanas, una de dos y otra de cuatro años.



Las otras dos víctimas que pasaron a engrosar la lista fueron dos niñas de tres y seis años. Ambas fueron asesinadas por su padre también en la madrugada del lunes al martes. Su padre, de 48 años, presuntamente las mató a cuchilladas y después se quitó la vida. Se estaba separando de su mujer y lo habría hecho por venganza.

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