El humor puede ser el camino más rápido para anular argumentos. Y la broma que esta semana gastaron dos humoristas rusos, Vovan y Lexus, a María Dolores de Cospedal estaría en esta misma línea. El asunto iría más lejos de un chascarrillo radiofónico y tendría un trasfondo diplomático mayor: la venganza del entorno del Kremlin -presidido por Vladimir Putin- contra la ministra de Defensa por sus declaraciones sobre unas injerencias rusas en Cataluña. Al menos, esa es la hipótesis que se maneja desde el Gobierno español.

Fuentes diplomáticas señalan a EL ESPAÑOL que el asunto "ha llegado en un momento muy delicado", en el que las tensiones entre Madrid y Moscú se han agudizado. El motivo: la afirmación por parte del presidente del Gobierno, primero, y de la ministra de Defensa, después, sobre unas posibles injerencias rusas y venezolanas en el escenario catalán con el único objetivo de "desestabilizar" a la Moncloa. Estas injerencias se traducirían, según las mismas fuentes, en acciones de desinformación a través de Internet.

"[Las injerencias] vienen de territorio ruso y algunas otras también, por cierto, repicadas de territorio venezolano. Eso es lo que sabemos a día de hoy", apuntó María Dolores de Cospedal en el Consejo de ministros de Exteriores y Defensa de la Unión Europea celebrado este lunes.

Cospedal fue la cabeza visible en estas afirmaciones, la que las expresó con mayor claridad. Y al cabo de unos días, fue víctima de la broma de estos dos humoristas rusos.

¿Quiénes son los bromistas?

"Los dos humoristas rusos no están ligados a ningún medio de comunicación en concreto, aunque coinciden con la línea ideológica cercana al Kremlin", destaca un portavoz de Defensa. Y añade: "Son periodistas y tienen formación jurídica, no son exactamente humoristas profesionales. Aunque sus bromas han tenido cierto eco internacional, no son demasiado conocidos en Rusia".

Los dos bromistas rusos le dijeron a Cospedal que Puigdemont trabajaba para los servicios secretos rusos. Julien Warnand/EFE

No es la primera vez que Vladimir Kuznetsov y Alexei Stolyarov -este es el verdadero nombre de los dos humoristas- gastan una broma de estas características: el presidente de Ucrania, Piotr Poroshenko, el presidente turco, Recep Tayik Erdogan, y una congresista de Estados Unidos, entre otros, sufrieron sus engaños. 

Todos ellos coinciden en un punto común. En un momento u otro, han tenido relaciones más o menos tensas con el Kremlin. 

Los dos periodistas también han tomado el pelo a figuras relevantes de otros ámbitos, como lo es el cantante Elton John.

"Suelen insistir en su independencia y también en su patriotismo", incide este portavoz del Ministerio encabezado por Cospedal. Kuznetsov y Stolyarov no dudan en hacer una clasificación entre quiénes son o no amigos de su Gobierno: "No queremos hacer nada que pueda ayudar a los enemigos de Rusia", declararon en una entrevista en The Guardian.

Sobre los dos periodistas recaen las sospechas de colaborar con los servicios secretos del Kremlin: "¡Eso es una tontería, no hay pruebas!", han señalado en una entrevista con El Periódico.

La broma a Cospedal

En la broma radiofónica, Vovan y Lexus se hacen pasar por miembros del Ministerio de Defensa de Letonia, y contactan telefónicamente con Cospedal. En la conversación, los dos periodistas rusos advierten a la ministra de que "en Cataluña se prepara un escenario parecido al de Crimea y Donbás" y que "Puigdemont trabaja para la inteligencia rusa desde hace tiempo": "También conocemos su apodo… es Chipolino".

"Voy a hablar con el presidente, se lo voy a contar. ¿Desde cuándo saben que Puigdemont tiene contacto con la inteligencia rusa?", pregunta Cospedal. Al término del diálogo, la ministra de Defensa llega a concertar una cita entre Mariano Rajoy y el supuesto primer ministro letón para abordar el tema.

Al conocerse la broma, María Dolores de Cospedal explicó a través de Twitter su interpretación de los hechos: "Fue una conversación muy rara, pedí hablar en inglés y no quisieron; han quitado a la traductora. Como no confié, dejé hablar y no volví a llamar. Ahora sé que eran rusos".

Con esta broma se conseguiría desestabilizar a Cospedal, algo difícilmente alcanzable por otras vías -al menos, en tan poco tiempo-, según advierten las fuentes diplomáticas consultadas por este periódico. Esto, unido a la trayectoria de los dos periodistas rusos, acrecientan las sospechas de que el entorno del Kremlin haya azuzado una inocentada con un trasfondo mayor que el chascarrillo.

Noticias relacionadas