Un año después del enorme incendio de Seseña (Toledo) en el que se quemaron 88.000 toneladas de ruedas sabemos que la venganza de dos hombres hacia su cuñado desvió la investigación de la Guardia Civil por un camino equivocado durante 9 meses. Se trata de dos hermanos, Juan Carlos y Javier Mérida, que se compincharon para hacer pensar a los investigadores que el marido de su hermana, el ingeniero Javier Ruiz, había contratado a un grupo de personas para provocar el incendio. Los dos habían trabajado para él en las distintas empresas de construcción, recuperación energética y reciclaje que tiene en Castilla-La Mancha. Empresas que le aportan unos beneficios anuales superiores a los 700.000 euros.

Uno de los dos hermanos compinchados, Javier Mérida, es el único imputado por el incendio. La Guardia Civil le sitúa a escasos metros del lugar donde se inició el fuego la noche del 12 al 13 de mayo de 2016. Su hermano, Juan Carlos Mérida, fue testigo protegido de la investigación durante varios meses. Los investigadores descubrieron que los dos hermanos intentaban acusar falsamente a su cuñado porque intervinieron sus teléfonos.

Vista aérea del incendio de Seseña.

El inicio de esta historia de rencor y venganza se remonta al 15 de junio de 2016, hacia las 11.30 de la mañana. Juan Carlos Mérida es despedido de su puesto de trabajo en una empresa de servicios energéticos situada en el polígono industrial Alces de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), propiedad de su cuñado, Javier Ruiz. Se lo comunica el contable de la compañía, el brasileño Eitor Seidel, con el que tiene una acalorada bronca. "Eres un puto becario y no puedes despedirme", gritó al contable, con el que llegó a las manos.

Esa misma noche, Juan Carlos llama a la Guardia Civil y asegura que su cuñado Javier y el contable de la empresa, Eitor, están detrás del incendio de Seseña. Asegura que escuchó al contable de la empresa decir en un bar que había que quemar unos neumáticos y que contratarían a una banda de latinos para hacerlo.

Juan Carlos M. P., el hombre que señaló a su cuñado como autor del incendio de Seseña.

El hombre también explica a la Guardia Civil que su cuñado contrató a través de un empresario de Alcázar de San Juan y otro de Valencia a las personas que incendiaron las ruedas. "Mi cuñado tiene una reunión mañana en Utiel (Valencia)", dice a los agentes, y les insta a que vayan allí para "detenerle". Días más tarde, el hombre también envía un mensaje de texto a la Guardia Civil en el que asegura "tener mucho miedo y no saber qué hacer" porque estaba recibiendo amenazas. 

A partir de la llamada acusatoria, la Guardia Civil comienza a investigar al empresario Javier Ruiz para saber si, efectivamente, tuvo algo que ver con el incendio por intereses empresariales. Van pasando los meses y la Guardia Civil no consigue ninguna prueba contra él. Lo que si comprueba es que Juan Carlos, que ya se había convertido en testigo protegido del caso, se contradice en sus declaraciones y se muestra inseguro.

UNA LLAMADA DE TELÉFONO LES DELATA

Mientras tanto, los agentes continúan su investigación rastreando los teléfonos que estaban en la zona del incendio de Seseña la noche del 12 al 13 de mayo de 2016. Comprueban que precisamente en el foco del incendio, cerca de la localidad madrileña de Valdemoro, se encontraba aquella noche el teléfono móvil de Javier Mérida.

Los investigadores pinchan los teléfonos de los dos hermanos y comprueban que, en distintas llamadas, Javier daba indicaciones a su hermano sobre qué tenía que decir en la investigación judicial para inculpar al cuñado de ambos. A partir de ese momento, Juan Carlos deja de ser testigo protegido y la juez de Valdemoro que instruye el caso imputa a Javier. Se convierte en el único sospechoso de haber provocado el incendio por encontrarse allí aquella noche.

El incendio de Seseña se originó en el término de Valdemoro.

El Seprona de la Guardia Civil aportó un informe a la investigación en el que dice que Javier  pudo provocar el incendio para frustar el mayor negocio de su cuñado por “despecho o venganza”. El Gobierno central buscaba una solución de limpieza y recuperación para el mayor almacén de ruedas del país y envió el proyecto y un presupuesto (a través de la empresa pública Emgrisa) a la Junta de Castilla-La Mancha. Ese proyecto consistía en la obtención de un combustible a partir del reciclaje de las ruedas que se hace mediente la pirólisis. En la región manchega hay muy pocas empresas de pirólisis, y una de ellas era la del cuñado del imputado. Por eso, la Guardia Civil pensó que quizá Javier conocía el proyecto y las posibilidades de su cuñado de ganarlo y por eso quiso arruinarle el negocio.

La empresa de recuperación de neumáticos de Javier Ruiz en Alcázar de San Juan.

Pero, ¿por qué quiso este hombre, igual que su hermano, dañar a su cuñado? Javier Mérida tiene un almacén ilegal de ruedas, como el de Seseña, en Argamasilla de Alba (Ciudad Real). Precisamente EL ESPAÑOL publicó el año pasado el mapa de almacenes ilegales de ruedas que, como el de Seseña, están repartidos por toda España. Una lista de 'polvorines' alimentados por la mafia de los neumáticos en la que estos dos hermanos están inmersos. El almacén que este hombre y su socio, Amador Díaz-Carrasco, tienen en Argamasilla de Alba es el tercero mayor de España. Aunque está cerrado y precintado por el Seprona desde 2015, sigue teniendo dentro miles de toneladas de ruedas. 

Vista aérea del almacén ilegal de ruedas de Argamasilla de Alba (Ciudad Real).

Javier Mérida intentó dejar en la empresa de su cuñado Javier las ruedas industriales que iba recogiendo. Éste rechazó la idea porque "no tenía capacidad para reciclar ruedas de grandes dimensiones en su empresa", según ha explicado a EL ESPAÑOL. Además, dejar las ruedas almacenadas (como hacía Javier en Argamasilla de Alba y en otra nave del polígono de Campo de Criptana, Ciudad Real) es ilegal. 

Este enfrentamiento entre ambos a mediados de 2015 hizo que rompieran su relación familiar y de amistad y de ahí que cuando Javier fue detenido, declaró que su cuñado "había arruinado el negocio familiar".

LA HIPÓTESIS DEL INCENDIO PIERDE FUERZA

Sin embargo, la Fiscalía de Madrid no ve "ni un solo indicio de delito" para culpar a Javier Mérida, el único imputado, del incendio. La juez que instruye el caso en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Valdemoro (Madrid) le dejó en libertad después de tomarle declaración. El hombre reconoció que el día del incendio estaba en la zona, pero negó tener nada que ver con el suceso.

EL ESPAÑOL localiza al hombre que estuvo con él aquella noche, su compañero Amador Díaz-Carrasco. A las 15.30 horas de este jueves, con 37 grados, Amador Díaz-Carrasco abre la puerta de su casa en Tomelloso, Ciudad Real. Era el socio de Javier en el almacén de ruedas ilegal de Argamasilla de Alba.

Con el torso desnudo, el hombre se apoya sobre la puerta y esconde un enorme tatuaje en el hombro. Asegura que "los dos solían parar a repostar siempre que volvían de Madrid a Tomelloso en la gasolinera que está junto al primer foco del incendio, y que aquella noche también hicieron una parada allí", pero niega que su compañero prendiera fuego a ninguna rueda.

Vista del incendio del cementerio de neumáticos de Seseña.

AMENAZAS AL CUÑADO EMPRESARIO DURANTE MESES

Un mes después de llamar a la Guardia Civil y acusar a su cuñado Javier Ruiz del incendio, Juan Carlos Mérida envío un mensaje amenazador a su hermana Nieves, la esposa del empresario. "Ahora me toca reirme a mí. Os vais a enterar de quién soy. Id preparando cerrojos porque vais a tener que cerrar todas las empresas", le escribió en un whatsapp.

Ya como testigo protegido del caso, el hombre debía sentirse fuerte y pensaba que todo marchaba como esperaba. Javier Ruiz le llevará ahora a juicio. "Lo que más me duele es mi mujer, que sus hermanos le estén haciéndole todo esto. Pero yo solo quiero tenerles lejos. Cuanto más lejos, mejor", explica el empresario a EL ESPAÑOL.

Aunque sus dos cuñados han trabajado con él a lo largo de los años, no son socios de ninguna de sus empresas. El hombre, que vive a caballo entre Alcázar de San Juan y Málaga, asegura que sus cuñados han intentado chafarle los negocios durante este último año, mientras transcurría la investigación. Juan Carlos Mérida, el cuñado que fue testigo protegido de la investigación, "llamó a otras empresas del sector de reciclaje de ruedas de la zona de la Mancha y amenazó a sus empleados. Les dijo que la Policía les investigaba porque también me investigaban a mí", explica el empresario. 

La urbanización 'El Quiñón' de Seseña un día después del incendio. EFE

LAS CIFRAS DEL INCENDIO DE SESEÑA

En el cementerio de neumáticos de Seseña se almacenaban casi 5 millones de ruedas de todos los tamaños desde los años 90. Del territorio perteneciente a Seseña, el Gobierno de Castilla-La Mancha retiró 10.000 toneladas de neumáticos, 20.000 toneladas de cenizas y 1.300 de fracción metálica, unos trabajos que finalizaron el pasado febrero y que tuvieron un coste de 6 millones de euros.

A solo 500 metros del lugar donde se originó el incendio se encuentra la macrourbanización 'El Quiñón', construida por Francisco Hernando, El Pocero. Allí residen casi 10.000 vecinos que vivieron con horror el suceso. Durante un día fueron desalojados de sus casas y tuvieron que permanecer encerrados en sus casas para evitar problemas respiratorios por la calidad del aire. 

Según un estudio que realizó la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, el suelo de Seseña y de los municipios situados en un diámetro de 20 kilómetros, quedó después del incendio 10 veces más contaminado que el del Polígono Industrial de Tarragona, una de las áreas con mayor contaminación petroquímica de España. 

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