Saray Pereira cuando participó en Gran Hermano y ahora.
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La gallega Saray Pereira, 16 años después de Gran Hermano: "Aproveché el tirón cuando me tocaba"
Hace 16 años, la ferrolana Saray y su madre, Pilarita, hicieron historia en Gran Hermano al convertirse en el primer dúo madre-hija del reality. Hoy, Saray recuerda su paso por el programa, reflexiona sobre la fama fugaz y confiesa por qué no volvería a concursar
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Gran Hermano marcó un antes y un después en nuestra televisión, inaugurando un género hasta entonces inexplorado en España: el reality show. Desde su estreno en el año 2000, el formato ha evolucionado y batido récords, convirtiéndose en el concurso con más ediciones en la historia de la televisión. Pero hubo una edición en particular en la que Ferrol brilló con luz propia: Gran Hermano 11, hace ya 16 años.
En aquella temporada, la ferrolana Saray Pereira y su madre, Pilarita, fueron pioneras al convertirse en el primer dúo madre-hija en participar en un reality. Juntas llegaron hasta la gran final, logrando el tercer y segundo puesto, además de poner a Ferrol en el mapa del entretenimiento con su "boas noites, Ferrol" de camino al 'confesionario' cada noche.
"Lo que pasa en Gran Hermano no es la vida real"
Saray Pereira es una de las concursantes que más tiempo ha pasado dentro de la casa de Gran Hermano: más de 143 días de convivencia. La ferrolana cuenta que lo que más le ayudó fue haber vivido la experiencia acompañada de su madre. "Yo tenía la ventaja de que estaba con mi madre y en ese momento no tenía nada que extrañar: ni marido, ni hijos... y mis amigas sabía que se lo estarían pasando pipa viéndolo y apoyándome", comenta la ex concursante.
Para ella fue la mejor experiencia de su vida, si bien es cierto que gestionar todo lo vivido en el reality una vez fuera, no es nada fácil. "Llevaba tres semanas fuera del concurso y me hizo click la cabeza, es como si despertara de la nube de Gran Hermano", confiesa Saray, quien acudió a uno de los psicólogos del programa para "explicarme lo que había pasado, porque no lo entendía".
Durante el concurso, todo se vive en un estado de intensidad extrema. "Se lleva todo a lo superlativo, era todo elevado a la enésima potencia" explica, y deja claro que "lo que pasa en Gran Hermano no es la vida real, es la vida en directo, que es muy diferente" y que hay que saber gestionarlo.
Saray y Pilarita en los platós de Mediaset.
Curiosamente, su mayor preocupación nunca fue ganar, sino sentirse querida por la gente. Y lo logró: hasta hoy, sigue siendo la única concursante de la historia en no haber sido nominada por sus compañeros. Sin embargo, para Pereira esto era un arma de doble filo, pues al no haber estado en riesgo de expulsión, no sabía si contaba con el respaldo de la audiencia; duda que se resolvió al quedarse a las puertas del gran premio.
Una vez fuera, cuenta la ex concursante, el teléfono de las oportunidades televisivas no deja de sonar y el aluvión de comentarios y opiniones de los telespectadores es abrumador. Pasar de ser una persona anónima de una ciudad pequeña a ser un personaje televisivo conocido a nivel nacional es lo que de verdad, según Pereira, hay que aprender a llevar y; sobre todo, a dejar ir cuando el foco se apaga.
"Hay que dejar a los demás tener su momento"
Gran Hermano: El reencuentro, Ana Rosa, Sálvame Deluxe, portada de Inverviu, bolos en discotecas y hasta su propia canción. Todo eso es lo que vivió Saray en cuestión de un año. "Lo pasé pipa, pero fue mi momento. También supe que eso iba a pasar y que GH iba a haber más y todos no cabemos en el sitio, hay que dejar a los demás tener su momento", cuenta Pereira, cosa que no fue fácil para otros concursantes.
Saray con Mercedes Milá en plató.
"Hay gente que no supo pasar página y ahí vienen las frustraciones", reflexiona, a lo que añade: "No es tan sencillo, te pueden hacer mucho daño si no tienes un poquito de formación emocional porque vives cosas muy heavys en todo, en la noche.. te pagaban hasta porque te hicieses cuatro fotos y te ponían lo que quisieses y más alla".
Cuando se le pregunta si volvería a la televisión, Saray Pereira responde con un "nunca digas nunca", aunque tiene claro que, de hacerlo, sería de forma puntual. Participar nuevamente en un reality no entra en sus planes, principalmente por su familia. "El fin no justifica los medios", afirma con convicción.
"Yo aproveché el tirón cuando me tocaba: sin familia. No podía hacer daño a nadie, fui yo misma. Ahora, aunque hiciera lo mismo, teniendo marido e hijos pequeños, les haría daño aunque no quisiera", reflexiona. No critica a quienes deciden concursar en esas circunstancias, pero asegura sentirse feliz lejos del foco mediático y plenamente satisfecha con su vida en Ferrol.
Pilarita y Saray en la alfombra roja a su entrada en la casa de GH11.
Este año, otro dúo de Ferrolterra ha tomado el relevo de Saray y Pilarita en la casa de Gran Hermano: los valdoviñeses Vanessa y Javier, una de las parejas más polémicas de la edición. Saray reconoce que en cuanto entra a concursar alguien de su tierra, suelen ser sus favoritos. Sin embargo, esta vez no se siente representada por ellos.
"Entiendo que un reality es espectáculo y que hay que prestarse al juego, pero hay límites. Para mí, ellos sí que creen que el fin justifica los medios", opina, en referencia a las actitudes conflictivas de la pareja. Además, lanza una reflexión sobre la efímera fama televisiva: "No se van a hacer multimillonarios con GH, esto es pasajero... Se gana dinero, sí, pero la vida es un peaje muy largo".
Para Saray Pereira participar en Gran Hermano era su sueño. "Hay gente que quiere ser torero o bombero, mi sueño era entrar en Gran Hermano, además con mi madre, que entró por mí y sin quererlo ha vivido algo super bonito con su hija", recuerda Saray con emoción, sin cerrarse a repetir esa experiencia cuando su hijo Diego sea mayor. "Todo se andará, nunca se sabe", concluye la ferrolana.