La Cocina Económica de Santiago celebra la Navidad: Se merecen algo especial

La Cocina Económica de Santiago celebra la Navidad: "Se merecen algo especial"

Santiago

La Cocina Económica de Santiago celebra la Navidad: "A todos nos puede pasar una mala racha"

La entidad lleva alimentando a personas vulnerables desde el año 1891. Este año han ofrecido más de 105.000 platos y han superado un apagón y el aumento de precios, tanto de alimentos como de la electricidad

Te podría interesar:Cáritas anima a participar en sus diferentes acciones sociales repartidas por Galicia esta Navidad

Publicada

Cada día, durante los 365 días del año, la Cocina Económica de Santiago enciende sus fogones para alimentar a las cientos de personas en situación de vulnerabilidad que acuden al centro. La entidad sirve desayuno, comida y cena, y este año han ofrecido alrededor de 105.000 platos, solventando la subida de los precios de los alimentos y del día del apagón del pasado 28 de abril.

La entidad se fundó en 1891 en el número 13 de la rúa Travesa, donde sigue a día de hoy. Desde su fundación, las Hijas de la Caridad son las encargadas de llevar a cabo los servicios del comedor. En la actualidad son seis hermanas, que se organizan junto con otras diez personas contratadas (ayudantes de cocina, administradores o trabajadoras sociales) y un grupo de treinta personas voluntarias que cada día trabajan para ayudar a los más necesitados.

"La Cocina Económica es una asociación sin ánimo de lucro. Tiene esa vinculación con la Iglesia porque están aquí las Hijas de la Caridad, pero somos totalmente independientes", explica Javier Brage, administrador de la Cocina.

De 9:00 a 9:30 horas, la entidad sirve los desayunos en una especie de autoservicio, donde las personas van pasando su bandeja y se les va sirviendo café, leche o lo que escojan, acompañado de bollería, embutido o fruta. Javier menciona que "suelen ser desayunos bastante copiosos, porque es gente que, a lo mejor, vive en la calle y necesita más alimento".

Nada más acabar, las personas voluntarias y trabajadores recogen todo para el siguiente turno, el de la comida, que comienza a las 12:30 horas hasta las 14:30. En él sirven dos primeros a elegir, un segundo, postre y agua. Tras este servicio, recogen todo para comenzar con el siguiente y último del día, la cena, de 19:30 horas hasta las 21:30.

"Son casi doce horas, de 9:00 a 21:30, y eso todos los días del año. El personal hace también turnos, porque al estar los sábados y domingos abiertos, mucha gente descansa dos días por semana y así vamos coordinando", explica Javier.

190 personas diarias

La hora de comer es cuando más gente asiste a la Cocina Económica que, a pesar de tener una capacidad de 90 personas, al mediodía acuden cerca de 190.

"Al ser dos horas de comida, la gente va entrando y vemos que cada persona tiene su hora de entrada, en 20 minutos salen y se pueden sentar más personas, digamos que es como una rueda. Incluso sabemos quién viene temprano, quién viene a la mitad de horario y quién viene siempre al final. Así lo tenemos bien organizado, nadie se queda nunca sin comer", menciona Javier.

A la hora de cenar acuden, como mucho, 100 personas, y el desayuno es cuando acude el menor número de usuarios en todo el día, con cerca de 50 personas.

Comedor de la Cocina Económica de Santiago

Comedor de la Cocina Económica de Santiago Quincemil

"Ahora bajó un poco, porque el año pasado sí que teníamos más personas a la hora de comer, donde llegamos a tener 250 personas", explica Javier, quien también añade que el año pasado, el 2024, fue un año con "récord de asistencia" por la cantidad de "extranjeros que vinieron, sobre todo de Sudamérica y de África".

Uno de los requisitos para acudir a la Cocina Económica de Santiago es que hay que ser mayor de edad, "este no es un lugar para que estén niños, porque están ahí afuera esperando las colas o aquí dentro que no suele haber problemas, pero a veces hay algún pequeño roce", aclara Javier. Explica que, en ocasiones tienen familias recién llegadas, a las que ayudan en comedores auxiliares pero "intentando rápidamente que el Concello les ofrezca una vivienda o una habitación".

"Lo ideal es que esas familias hagan ellos mismos la comida, aunque no tengan recursos, el banco de alimentos les proporciona los alimentos para que puedan ellos hacer la comida y hacerlo en sus domicilios", añade.

Durante los últimos años, han notado un aumento de personas que acuden al centro, en especial de los países de Sudamérica y, sobre todo, un aumento de mujeres.

"Antes, digamos que había un 80% de usuarios masculinos, ahora casi se está igualando", comenta Javier. De igual modo, el administrador de la institución también menciona una disminución en la edad de los usuarios y que actualmente hay más porcentaje de personas extranjeras que de españolas que acuden diariamente a la Cocina.

"Nuestra idea es que la gente que viene aquí sea temporal, que no sea una cosa fija"

Javier Brage, administrador de la Cocina Económica de Santiago

"Nuestra idea es que la gente que viene aquí sea temporal, que no sea una cosa fija. A todos nos puede pasar una mala racha, pues tener este recurso para poder acudir, pero la idea es ser un servicio complementario, intentar ayudar a todas las personas a salir de esa situación", explica Javier.

La subida de los precios solventada por las ayudas

La Cocina Económica de Santiago está coordinada tanto con la Xunta de Galicia como con el concello de Santiago, de los que recibe subvenciones. Una de ellas fue la que recibieron en el año 2016, su 125 aniversario, en la que renovaron totalmente el centro a través de fondos europeos. De igual modo, también reciben ayudas de otras instituciones, como de la Deputación de A Coruña.

También reciben ayudas de supermercados, como Mercados, quien diariamente le da un donativo, Eroski o Gadis, que dona a los bancos de alimentos y estos se los ofrecen a la Cocina, "venimos una vez a la semana y sobre todo nos dan fruta, que nos viene fenomenal para los postres", comenta Javier.

De igual modo, al ser una asociación, tienen socios y empresas que colaboran con su aportación. También reciben muchas ayudas de particulares, "hay gente que viene aquí y nos trae unos kiwis de su huerta, o nos dice qué alimentos necesitamos, nos traen aceite o legumbres", destaca Javier.

Parte del almacén de la Cocina Económica de Santiago

Parte del almacén de la Cocina Económica de Santiago Quincemil

"Ahora en Navidad es cuando más campañas se hacen, cuando colegios, asociaciones y supermercados también hacen campañas. Ojalá fuera todo el año así".

Unas ayudas y subvenciones que ayudan a que se cumpla el trabajo diario del centro, donde la subida de los precios de los alimentos también les ha afectado.

Aunque, gracias a la ayuda de estos particulares, empresas, administraciones y entidades, la Cocina Económica es capaz de sufragar los gastos. "Por suerte, tanto las administraciones públicas como los donantes particulares, también aumentaron sus donativos y más o menos logramos equilibrar los presupuestos año a año", comenta Javier.

"Se notó mucho", explica Javier sobre la subida de precios en la alimentación, "sobre todo el aceite, que es un alimento que aquí usamos mucho".

De igual modo, el aumento del precio de la luz también lo han notado. "Aquí, como hay tanto consumo, estamos todo el día continuamente con los hornos, maquinaria eléctrica y las cámaras frigoríficas, también notamos bastante el aumento de precio".

"Tanto las administraciones públicas como los donantes particulares, aumentaron sus donativos y más o menos logramos equilibrar los presupuestos año a año"

Javier Brage, administrador de la Cocina Económica de Santiago

El día del apagón, el 28 de abril, Javier explica que "tuvimos suerte" ya que, al suceder sobre las 12:30, los desayunos ya estaban más que servidos y la comida estaba "más o menos hecha".

Durante ese día, hicieron como realizan el servicio de comidas durante el fin de semana, con bolsas con tápers para llevar. "Lo que hicimos fue no poder abrir el comedor porque estábamos a oscuras, pero sí abrir la puerta e ir dando las bolsas a cada uno de nuestros usuarios". Una misma solución que dieron durante la pandemia en donde tampoco cerraron ni pararon de trabajar.

Centro de Día

La Cocina Económica también cuenta con un Centro de Día que abre de lunes a viernes en donde sus trabajadoras sociales les informan y ayudan a todas las personas que acudan a él para temas burocráticos y también para acudir a la Cocina.

"Un requisito que exigimos en la Cocina Económica es que todas las personas tengan una tarjeta de usuario y esa se la facilitan en el Centro de Día", explica Javier.

El Centro de Día cuenta con un espacio para ver la televisión, un servicio de duchas y ordenadores para que puedan trabajar o realizar cualquier consulta.

"Las trabajadoras sociales también les ayudan a hacer currículums, a solicitar ayudas, la RISGA o el ingreso mínimo vital, y sobre todo, a los extranjeros a ayudarles con el tema de papeles", menciona también Javier.

Regalos por el Día de Reyes

Miles de familias se juntan para celebrar, cada año, las Navidades. Desde la Cocina Económica trabajan para que ninguna persona pase estos días solos, con celebraciones y menús especiales.

En el Día de Reyes les compran a las personas usuarias un regalo, como una colonia, un saco de dormir o prendas de abrigo, "cosas que vemos que le hacen falta".

"Estos días también merecen que sean especiales", comenta Javier, donde aparte de los regalos, también ofrecen dulces navideños, turrones o también celebran el Fin de Año con las clásicas doce uvas.

"A veces tenemos algún usuario que le gusta la música y tiene algún equipo y trae aquí unos amplificadores y se pone a pinchar música para animar un poco la fiesta en Fin de Año", explica Javier que también menciona que las personas usuarias lo agradecen "porque cualquier cosa que se salga de lo común les gusta".

Realmente, la Cocina Económica es como una gran familia. Donde se celebran las Navidades, los cumpleaños y hasta cuando algún usuario está enfermo, explica Javier que "las hermanas van a visitarlo al hospital".

Para el año que viene, en 2026, esperan que los datos se mantengan "estables". "Este año vamos a acabar aproximadamente con un total de 105.000 servicios entre desayuno, comida y cena. Parece mucho, pero es todo un año", aclara Javier.