En estos últimos días de verano, nos vienen a la mente los diferentes festivales, ferias, fiestas patronales propios de estas fechas…Momentos que quedarán en nuestra memoria y generarán nuevas ilusiones mientras llegan los del próximo año… ¿o no?
Pensemos por un momento… ¿Cuán molestos pueden resultar los fuegos artificiales o los ruidos de las atracciones de feria para una persona con TEA? ¿Cómo puede disfrutar una persona sorda de un concierto? ¿Qué dificultades puede percibir una persona ciega para orientarse por las diferentes salas y stands de una sala de exposiciones?
Lamentablemente, la posibilidad y la libertad de disfrutar de estos espacios no es igual para todas las personas. Recursos tan básicos y sencillos como una rampa de acceso, señalización adecuada con pictogramas, subtitulado, audiodescripción, mochilas vibratorias, cascos con anulación de ruido o incluso una web accesible para la compra de entradas son todavía muy escasos y, en muchos casos, inexistentes.
Ir a un concierto, visitar ferias o exposiciones, asistir a un congreso o participar en las tradicionales verbenas puede transformarse en una auténtica carrera de obstáculos (nunca mejor dicho) para muchas personas. La falta de información clara sobre las condiciones de accesibilidad y los servicios disponibles puede ser motivo suficiente para que decidamos no acudir y quedarnos en casa.
Uno de los eventos veraniegos más multitudinarios de A Coruña es el Festival del Noroeste, que este año ha estado envuelto en cierta polémica relacionada con sus “soluciones” en materia de accesibilidad. La organización habilitó un punto para “personas con movilidad reducida”. Sin embargo, más que un espacio inclusivo, parecía un iceberg aislado desde el que contemplar los diferentes conciertos a lo lejos. En contraste, otro evento en Madrid, como el Mad Cool, ha destacado este año no solo por su programación, sino también por ofrecer recursos de apoyo que facilitaron el acceso y la participación de todas las personas, gracias al trabajo conjunto con la Fundación Music for all.
¿Dónde está la diferencia?
Es probable que muchas de las personas que estáis leyendo estas líneas no os hayáis detenido antes a pensar en estas situaciones…
A veces no se trata tanto de una cuestión económica, sino de la voluntad de hacerlo y de adoptar una actitud inclusiva. Quizá por ser aspectos poco demandados o que afectan a un escaso porcentaje de la población, no se tienen en cuenta ni tampoco se consideran las diversas necesidades de personas con capacidades diferentes a la hora de planificar un evento.
Tampoco se trata de proporcionar soluciones individuales o personalizadas, sino abrir la perspectiva, de pensar en el carácter universal de los recursos vinculados a un evento y de proporcionar aquellos que respondan a múltiples diversidades.
Algunas de estas soluciones podrían ser: una señalización adecuada que guíe la visita a una exposición; transmitir la información en varios formatos (lectura fácil, Braille, lengua de signos, pictogramas, audiodescripción); verificar que el espacio dispone de baños adaptados; ofrecer plazas de aparcamiento accesibles cercanas al lugar del evento; reservar espacios acústica y lumínicamente aislados para el descanso; o contar con alternativas dietéticas adecuadas en caso de que haya cáterin.
Este texto no es más que una llamada de atención y sensibilización para todas las personas, pero especialmente para quienes tenéis el reto y la oportunidad de gestionar y organizar eventos que se convierten en opciones de ocio para la población.
Ofrecer recursos accesibles y con la perspectiva del diseño universal no solo será un valor añadido, sino un hito que marque la diferencia hacia la inclusión y que permita la participación de un mayor número de personas.
Thais Pousada García
Terapeuta Ocupacional y Enfermera. Directora de CuidandodeTO.