Ayer terminó el cole.
Nuestros hijos ya están de vacaciones.
Tienen por delante un verano de ochenta días.
Este merecidísimo descanso debemos compatibilizarlo con nuestros ¿apenas 20 días de vacaciones? Y eso si los cogemos del tirón…
Dice un conocido diario de negocios que agosto puede ser el mes más productivo del año: oficina vacía, el jefe de vacaciones y nuestra eficacia en ascenso.
Pero cuando tienes niños pequeños la cosa cambia… y es que en agosto ya has agotado la baza del campamento, los malabares pierden efecto y tus familiares te huyen. En ese punto aún quedan semanas para la vuelta al cole y trabajar con los peques en casa es más difícil que doblar una sábana bajera...
Siempre que llega este momento del año me encuentro más preocupada que aliviada. Y no me gusta.
Por eso, este año he decidido no preocuparme tanto por llegar a todo.
Bastante lo hago ya el resto del año.
Te comparto cinco consejos para conciliar en verano sin culpa. Cinco consejos que absolutamente nadie me ha pedido pero que son transformadores.
Disfruta de tus hijos
Ese debería ser tu objetivo principal. En el verano y en la vida.
Si necesitas armarte un Excel de actividades, hazlo.
Si quieres pedirle ayuda a ChatGPT, te lo hará en segundos.
El tema es invertir un porcentaje elevado de tu tiempo en pasarlo bien con ellos. Los KPIs para medir esos resultados serán vuestro balance final en septiembre, lo bien que lo hayáis pasado y lo mucho que os cueste volver a la rutina de nuevo. Spoiler: seguro que muchísimo.
Conciliación y Corresponsabilidad
Cada vez lo entendemos mejor porque necesitamos conciliar. Buscamos un lugar de trabajo donde exista un equilibrio entre la vida laboral, personal y familiar. Y no solo cuando tenemos hijos, sino en general.
La corresponsabilidad es clave si queremos esa conciliación. Hace tiempo que muchas mujeres ya no queremos quedarnos en casa y abandonar nuestra carrera profesional para ser, exclusivamente, mamás. Y quien quiera hacerlo es totalmente respetable y admirable, faltaría más. Queremos poder elegir. Pero sin esa corresponsabilidad no es que sea difícil, es que es imposible. Porque la corresponsabilidad pasa por una distribución equilibrada de tareas domésticas, de crianza, tareas del hogar y educación.
Habla con tu pareja para organizar un reparto natural, equitativo y que os convenza a ambos.
Tiempo para ti
Si quieres estar bien para los demás y darles a tus hijos tiempo de calidad, debes aprender a priorizarte. Cuando nació mi hijo, en la lista de prioridades yo me puse de última. Esto te resuena, ¿verdad? Es importante entender que tienes que cuidarte primero tú para estar bien con otros.
Ahora trabajo mucho para conseguir ese tiempo para mí. Lo admito, soy del club de las 5am y entre 2-3 días por semana me levanto a las 5am porque necesito esa bolsa de oxígeno que me da el tener un rato en el que estoy sola cada mañana. A mí me ayuda muchísimo. En ese tiempo puedo organizar mis prioridades, leer o escribir. Cosas que para mí son esenciales para mi equilibrio mental y empezar bien el día. Pero está claro que el club de las 5am no es para todo el mundo. Encuentra tu tiempo y guarda un ratito al día para ti.
Coherencia y Responsabilidad
Cuando trabajas con peques en casa, también hay que saber organizarse y tener ciertas rutinas inamovibles. Hay bloques de concentración donde los peques también pueden hacer sus propias tareas y debemos intentar respetar esos momentos, como ellos deben respetar los nuestros.
En nuestra vida laboral seamos coherentes, no podemos exigir flexibilidad si somos absolutamente inflexibles; demandar teletrabajo si después, vas a estar ausente o criticar lo mal que lo hacen los demás sin tener autocrítica.
La responsabilidad es clave para que la conciliación funcione, pero también lo son la empatía y la comprensión. Sé más paciente contigo misma. Permitirte fallar, no intentar llegar a todo, asumir más de lo que puedes abarcar y pretender, además, ser la madre perfecta es agotador. Aprende a dejar de exigirte tanto, eres suficiente y lo haces lo mejor que puedes.
Gestionar la presión
La sociedad nos exige que trabajemos como si no tuviésemos hijos y que tengamos hijos como si no trabajásemos. Así nunca estás al 100%.
Yo sí me sentí juzgada al principio, hay gente que me hizo sentir que debía demostrar muchas cosas de nuevo tras ser madre y me pareció muy dura esa exigencia moral de llegar a todo, porque no llegas a nada, lo pasas mal y sientes que no vales ni para una cosa ni para la otra.
La gestión de esa presión la solucioné con 3 puntos clave:
Tener claras tus prioridades: saber diferenciar lo importante de lo urgente y entender qué cosas importan de verdad.
Poner límites: no trabajar los fines de semana, no responder mails fuera de horario, no contestar whatsapps de inmediato, no responder al teléfono a determinadas horas, no dejar pasar actitudes intolerables.
Dejar de justificarme: demasiadas preguntas, demasiada exigencia, demasiada insistencia… Deja de justificarte, deja de explicar tu situación personal en cada momento, no te sientas obligada a responder preguntas incómodas. Te lo recomiendo, es liberador.
Bonus track: Recarga tu energía
Conservar una energía alta a lo largo del verano puede ser retador, hacer cosas que te gustan ayuda bastante. Yo sé cuál es mi propósito y busco actividades que lo nutren porque me gusta, lo disfruto, me mantiene activa y me aporta grandes dosis de energía.
Practicar algún deporte, leer, ver a tus colegas, cocinar, entrenar, bailar, pintar, meditar… busca algo que te motive y que puedas hacer de vez en cuando que sabes que va a recargarte en positivo. Porque esa energía es clave para afrontar todo lo demás.
Hasta aquí esta lista de consejos que nadie me ha pedido.
Si pones alguno en práctica, ¡escríbeme y cuéntame cómo te ha ido!