El antes de tener una lesión medular, antes de ser una persona con discapacidad era pasar por esta vida sin barreras en mi vida diaria. Consistía en desempeñar mis obligaciones y funciones tanto laborales como familiares y dentro del ocio poder escoger la actividad física que prefiriese en ese momento; persona independiente, autónoma y asentada en todos los aspectos.
Un día todo eso cambió debido a un accidente de tráfico a consecuencia de una imprudencia de otro conductor, provocándome además de múltiples fracturas lo que, al principio mencionaba, una lesión medular. Fue entonces cuando llegó el después de la lesión, donde vi la otra cara de la vida, donde tuve que aprender a convivir con una silla y con una lesión que desconocía casi por completo porque lo que sabía era una pequeñísima parte de todo lo que algo así conlleva.
Empezaron mis preguntas: ¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Son preguntas inevitables que creo que si perduran mucho en el tiempo no ayudan a aceptar la situación y lo que hace es que nos refugiemos en el "pobrecita de mí". Siempre tuve claro que eso no es lo que quería y me enfoqué desde el principio en construir un futuro lo más saludable y mentalmente posible. Aprendí a organizarme y a planificar el recorrido que quería hacer antes de salir de casa porque una acera en mal estado, un paso de peatones con bordillo o escalones en medio del trayecto puede que te cambie incluso el día.
Es verdad que poco a poco se va mejorando y se va viendo que las obras cada vez están más enfocadas para que a todos nos sea más fácil ir por ellas, pero aun así un coche subido en una acera sigue haciendo que me vea obligada a dar la vuelta. Sigo viendo plazas de movilidad reducida ocupadas por coches que no las necesitan o que aparcan ocupando gran parte de ellas. Vivo en un pueblo pequeño donde todos nos conocemos y, aun así, hay muy poca sensibilización en temas como estos. Es verdad que muchos lugares se están adaptando poco a poco, pero es muy importante que la gente contribuya en algo tan necesario como es respetar los aparcamientos, aceras...
Noto en falta que los medios de transportes que hacen recorrido por las zonas rurales tengan rampas para que alguien que lo necesite pueda hacer uso de ellas y no se queden aislados o esperando a que alguien le regale su tiempo. Sigo pensando en lo importante que es la independencia de cada quien.
Otra situación que tuve que experimentar de forma amarga después de mi lesión es el no poder ir a ver un partido de fútbol de mi hijo sin que nadie me tenga que ayudar ya sea por subir algún escalón o por empujarme por rampas imposibles, por no hablar de estos meses de lluvia donde no existe un lugar donde poder resguardarme y poder acompañar a mi hijo. Falta mucha reforma en espacios deportivos las gradas no son para todos esos familiares o amigos que se encuentren en una situación igual o parecida a la mía.
Y mientras voy sorteando obstáculos como estos, yo sigo siendo la persona activa que era antes, ya que el cuidarme es uno de mis principales objetivos, y por eso quise iniciarme en el deporte adaptado. Encontré ENKI en donde me informaron y ofrecieron el material para poder probar y luego decidir lo que quería. Empecé con la handbike hago ciclismo y ahora mismo formo parte de un gran equipo donde, aparte de entrenar y competir, cada kilómetro es una gota de beneficio para mi salud física y mental porque pasé de verme como al principio condenada a una silla de ruedas y mirarla con rencor por no poder hacer lo que hacía antes a verla con cariño porque sin ella no podría hacer nada...
María José Pose Santos
Mary sufrió en 2019 un accidente de tráfico que le provocó una lesión medular. Recientemente, la selección gallega de ciclismo adaptado la ha convocado por primera vez para participar este fin de semana en el Campeonato de España de ciclismo paralímpico en carretera 2025