Tomás de Lemos. https://es.wikipedia.org

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Historias de la Historia

Tomás de Lemos, un dominico gallego en el juicio a Galileo Galilei

La historia de un gallego de Ribadavia que acabó participando en los debates teológicos y científicos más importantes de su época

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En 1609, un matemático italiano apuntó su telescopio al cielo y descubrió que la Luna tenía montañas, que Júpiter tenía lunas propias y que las estrellas no eran lo que parecían. Su nombre era Galileo Galilei y su mirada hacia el cosmos iba a cambiar la historia, pero también a encender una de las mayores tormentas intelectuales de todos los tiempos. Porque al defender que la Tierra gira alrededor del Sol, Galileo no solo contradecía la visión aristotélica del universo, sino que desafiaba la autoridad eclesiástica en un momento delicado: la Contrarreforma. Lo que seguramente pocos recuerdan es que, muchos años antes de ser juzgado en 1633, Galileo ya había despertado las alarmas de la Iglesia. Y entre los primeros en evaluarlo, en debatir sus ideas y en analizar sus implicaciones teológicas, estuvo uno de los más ilustres teólogos del Siglo de Oro español, un dominico nacido en el corazón de Galicia que llegó a ser consultor del Santo Oficio y que discutió en Roma con algunos de los pensadores más influyentes de Europa. Se llamaba Tomás de Lemos, y su historia ha permanecido olvidada durante siglos.

Galileo Galilei pintado por Rubens. https://es.wikipedia.org

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Tomás de Lemos nació en 1555 en Ribadavia, una villa amurallada entre viñedos, en la provincia de Ourense, sin saber que algún día caminaría por los pasillos del Vaticano. Fue un niño brillante, formado en los estudios clásicos, y pronto ingresó en la Orden de Santo Domingo, una de las más activas en la formación teológica del Renacimiento.

Tomás mostró una inteligencia tan prodigiosa que lo llevó a destacar en los estudios teológicos. Su talento era tan evidente que fue enviado a estudiar a Salamanca, la cuna del pensamiento español, donde se formó con los mejores profesores y destacó por su dominio del latín, su precisión argumentativa y su profundidad filosófica.

Casa natal de Tomás en la plaza mayor de Ribadavia. https://es.wikipedia.org

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En 1576 fue nombrado catedrático de Teología en la Universidad de Alcalá de Henares y en 1590 obtuvo el lectorado en Teología y fue nombrado regente de estudios en el Convento de San Pablo en Valladolid. Cuatro años después, en 1594, ocupó la cátedra de Teología, una de las más prestigiosas de la Universidad de Valladolid, un centro de pensamiento clave en la España de los Austrias.

En el año 1600, Lemos fue elegido para representar a su provincia en una defensa pública en Nápoles de las tesis de Santo Tomás ante el capítulo general de los dominicos. Su habilidad durante este capítulo lo llevó a Roma. En la ciudad santa, junto a su hermano Diego Álvarez, defendió las doctrinas dominicas en una comisión papal creada por Clemente VIII para resolver una de las controversias más complejas del catolicismo: el enfrentamiento entre jesuitas y dominicos sobre la gracia divina y la libertad humana, conocido como la “controversia de auxiliis”.

Clemente VIII. https://es.wikipedia.org

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Durante años, Roma se convirtió en el escenario de un debate teológico sin precedentes. En un extremo, los jesuitas defendían que la gracia de Dios se adaptaba a la voluntad humana. En el otro, los dominicos, entre ellos Lemos, sostenían que la gracia era previa, eficaz y determinante. El enfrentamiento era tan tenso que el Papa decidió crear una comisión de expertos para discutir el tema en secreto.

Durante cinco años, en más de 80 conferencias públicas en latín ante Clemente VIII y Pablo V, Lemos se enfrentó a los teólogos jesuitas más destacados y brillantes de Europa, demostrando una destreza que le valió el reconocimiento de la curia romana. Según testigos de la época, su elocuencia era tal que incluso el cardenal Bellarmino, el gran defensor de la ortodoxia romana y figura clave en el caso Galileo, reconocía su maestría.

Cuerpo de San Roberto Belarmino en la iglesia de San Ignacio de Loyola de Roma. https://es.wikipedia.org

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Su éxito en Roma le abrió puertas. El papa Pablo V y Felipe III le ofrecieron un obispado, pero Lemos lo rechazó, prefiriendo permanecer en el convento de Santa María sopra Minerva para dedicarse a la escritura teológica.

Su prestigio era tan extraordinario que fue nombrado consultor del Santo Oficio, el organismo encargado de vigilar la ortodoxia doctrinal en toda la cristiandad. Desde ese cargo, Lemos participó en varias evaluaciones teológicas de obras y autores, entre ellas, la de un tal Galileo Galilei.

Aunque no hay constancia de un encuentro directo entre ambos, sí se sabe que Tomás de Lemos formó parte, en 1616, del comité de consultores del Santo Oficio en la evaluación inicial del heliocentrismo de Galileo Galilei, acusado de contradecir la visión geocéntrica de las Escrituras.

Pintura cristiana del siglo XIII que representa a Dios creando el cosmos. https://es.wikipedia.org

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Ese mismo año, el matemático toscano fue advertido oficialmente por el cardenal Bellarmino de que no podía sostener públicamente que la Tierra giraba alrededor del Sol como un hecho científico, ya que esa idea contradecía las Escrituras, declarando el heliocentrismo “formalmente herético” y prohibiendo a Galileo enseñarlo.

Galileo ante el Santo Oficio. https://es.wikipedia.org

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¿Y cuál fue el papel de Lemos? Como consultor, participó en los dictámenes teológicos que consideraban el heliocentrismo como “falsa y contraria a las Escrituras”. Como otros grandes teólogos de la época, Lemos distinguía entre lo que era una hipótesis astronómica útil para el cálculo y lo que era una verdad filosófica o teológica.

Su misión fue delimitar el terreno: advertir que presentar el heliocentrismo como una certeza absoluta era peligroso, no solo científicamente, sino teológicamente.

Lemos no era un inquisidor fanático, fue un intelectual formado y su preocupación principal era la armonía entre razón y fe. De hecho, dejó textos donde afirmaba que muchas cosas aún por descubrir podrían cambiar nuestra visión del mundo.

Diálogo de Galileo, obra en la que defendió el heliocentrismo. https://es.wikipedia.org

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Tras sus años en Roma, Lemos regresó a España, fue prior del convento de San Esteban en Salamanca y, desde allí, siguió escribiendo y enseñando.

Murió en 1629 en Roma, casi ciego, pero con la serenidad de quien dedicó parte de su vida a enjuiciar uno de los momentos más relevantes de la historia del pensamiento humano. Y aunque Tomás no estuvo físicamente en el juicio al que fue sometido Galileo en 1633, sus ideas, sus evaluaciones y sus tesis sí formaron parte de aquel histórico proceso.

El juicio de Galileo Galilei ante la Inquisición. https://es.wikipedia.org

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Lemos no fue un enemigo de la ciencia, sino un representante de su tiempo, en el que la cosmología, la teología y la filosofía aún compartían espacio en la misma mesa. Fue parte de una generación que, ante la irrupción de nuevas teorías, intentó comprender, argumentar y debatir, sin los prejuicios que hoy atribuimos a aquella época.

Tomás compartió ideas en Roma con los más grandes teólogos de su tiempo, ayudó a formar el juicio inicial sobre una de las ideas más revolucionarias de la ciencia moderna y representó la profundidad intelectual de Galicia en el corazón del catolicismo europeo.

Galileo Galilei. https://es.wikipedia.org

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Quizá Tomás de Lemos nunca imaginó que su nombre, siglos después, se buscaría en bibliotecas digitales y archivos vaticanos. Quizá pensó que su papel era transitorio, una pieza más en el engranaje de la Iglesia. Pero la historia, que tantas veces olvida, hoy nos permite redescubrirlo.

Iván Fernández Amil escribe cada semana Historias de la Historia en Quincemil. Consigue sus libros en https://www.ivanfernandezamil.com/libros/

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Referencias:

es.wikipedia.org

elespanol.com/quincemil

diariodesantiago.es

laregion.es

infobae.com

sobrehistoria.com

elcorreogallego.es

historiadegalicia.gal

encyclopedia.com

angarmegia.es