La menina gallega. https://es.wikipedia.org

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Historias de la Historia

María Agustina Sarmiento, la menina gallega de Diego Velázquez

La desconocida historia de la niña gallega que ofrece un jarro de agua a la Margarita en el famoso cuadro de Las Meninas

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“Es muy fácil destruir, pero no lo es tanto saber conservar y estudiar”. Con esta frase, escrita en 1930, el arqueólogo Florentino López Cuevillas resumía uno de los grandes males de Galicia: la facilidad con la que se pierden los rastros de su historia, y la dificultad para investigarlos y recuperarlos después. Nuestra tierra está llena de personajes que existieron pero que ya nadie recuerda. De nombres que un día resonaron en los palacios, y que luego fueron olvidados, aunque, a veces, esos nombres reaparecen. En 1656, Diego Velázquez pintó un lienzo que guarda un enigma fascinante: Las Meninas. En él, un espejo refleja a Felipe IV y Mariana de Austria, pero no está claro si el pintor retrataba a los reyes o un cuadro de ellos. Este detalle convirtió esta obra en un misterio que tiene en el centro a una joven que se arrodilla ante la infanta Margarita. Esta menina formaba parte de una de las casas nobiliarias más poderosas de Galicia y su rostro hoy puede verse en el lienzo más célebre del Barroco español, pero su historia, como la de tantos gallegos que sirvieron en la corte, ha sido sepultada por los siglos. Se llamaba María Agustina Sarmiento de Sotomayor, la menina gallega de Diego Velázquez.

Florentino López Cuevillas. https://es.wikipedia.org

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María Agustina nació el 9 de febrero de 1637 en Ponteareas, Pontevedra, en el seno de una de las familias más poderosas de Galicia, vinculada a la alta nobleza. Porque era hija de Diego Sarmiento de Sotomayor y Luna, III conde de Salvaterra y II marqués de Sobroso, y de Juana de Isasi Bonifaz, II condesa de Pie de Concha.

En el siglo XVII, Galicia mantenía un papel relevante en la España de los Austrias, con nobles gallegos participando en la corte y el Camino de Santiago reforzando la influencia espiritual de la región, así que la elección de María Agustina como menina refleja la integración de la nobleza gallega en el corazón del imperio.

Diego Sarmiento, además, fue gentilhombre de Felipe IV y capitán general de Vizcaya, lo que facilitó el acceso de su hija a la corte.

Diego Sarmiento de Sotomayor y Luna, III conde de Salvaterra y II marqués de Sobroso. https://es.wikipedia.org

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María Agustina llegó a la corte madrileña muy joven, en 1649. Su presencia en la corte reflejaba esa conexión gallega de los Sarmiento, motivo por el cual fue elegida dama de compañía de la Infanta Margarita, hija de Felipe IV y Mariana de Austria.

Como menina, su rol era asistir a la infanta, educarla en la etiqueta cortesana y acompañarla en su vida diaria, un privilegio reservado a jóvenes de alta cuna. Y aunque no hay demasiados registros sobre su vida, su aparición en el centro del lienzo de Velázquez, justo junto a la reina infantil, sosteniendo un búcaro (un pequeño jarrón) con agua, la convierte en una parte vital de la corte de Felipe IV.

Felipe IV pintado por Velázquez en 1656. https://es.wikipedia.org

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Las Meninas fue pintado en 1656 por Diego Velázquez en su estudio del Alcázar de Madrid. Considerada su obra maestra, es un retrato de la infanta Margarita, rodeada por su séquito: María Agustina, Isabel de Velasco, la enana Maribárbola, Nicolasito Pertusato, un mastín, la dueña Marcela de Ulloa, un guardia, y el propio Velázquez, que se autorretrata frente a un lienzo.

María Agustina aparece arrodillada a la izquierda de la infanta, en un gesto de servicio que resalta su papel subordinado, pero noble. Su figura, iluminada con maestría, contrasta con la penumbra de Velázquez y de Maribárbola, creando un juego de luces que subraya su importancia en la composición. Al fondo, un espejo refleja a Felipe IV y Mariana de Austria, creando un enigma sobre quién observa a quién.

Felipe IV y Mariana de Austria reflejados en el cuadro. https://es.wikipedia.org

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La pintura, de 318 x 276 cm, se encuentra en el Museo del Prado y es una de las mayores obras de arte del Barroco español por su uso de la perspectiva, la luz y el claroscuro.

María Agustina, arrodillada, es una figura clave en esta composición. Su gesto de ofrecer el búcaro, no solo muestra su servicio a la infanta, sino que también captura la atención del espectador, ya que Velázquez utiliza la luz para resaltar su perfil, contrastando con la penumbra de otras figuras, lo que sugiere su relevancia simbólica.

Algunos historiadores interpretan su postura como un reflejo de la jerarquía cortesana, donde las meninas eran tanto servidoras como nobles, un equilibrio que Velázquez plasma con maestría.

Detalle de Maria Agustina en el cuadro. https://es.wikipedia.org

Detalle de Maria Agustina en el cuadro. https://es.wikipedia.org

Tras dejar su rol como menina alrededor de 1658, María Agustina navegó por la nobleza con la misma gracia que había mostrado ante la infanta. Su primer matrimonio, en 1659, con Juan Domingo Ramírez de Arellano, IX conde de Aguilar de Inestrillas, la vinculó a la aristocracia castellana, aunque quedó viuda en 1668 sin hijos documentados.

Su segundo matrimonio, en 1670, con Diego Felipe Zapata de Mendoza, IV conde de Barajas, fortaleció su posición en la corte, dando lugar a descendencia que perpetuó su linaje.

Lienzo completo de Las Meninas. https://es.wikipedia.org

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Falleció el 10 de diciembre de 1709 en Madrid y fue enterrada en el convento de San Francisco.

La conexión con el misterio del espejo es simbólica, al igual que el reflejo plantea preguntas, ya que María Agustina, con su búcaro, parece custodiar un secreto. ¿Pinta Velázquez a los reyes? ¿Refleja el espejo a Felipe IV o su retrato? La gallega, con su luminosa presencia, es parte de este acertijo que ha vuelto locos a historiadores, estudiosos y artistas de todo el planeta.

El retrato de María Agustina con el búcaro de agua le valió una especie de inmortalidad visual que llevó a Pablo Picasso, entre agosto y noviembre de 1957, a reinterpretarla en cinco obras usando tonos verdes, marrones y grises, en una serie centrada en su figura, lo que la convirtió en un puente entre el Siglo de Oro y el arte moderno.

Maira Agustina por Pablo Picasso. https://museupicassobcn.cat

Maira Agustina por Pablo Picasso. https://museupicassobcn.cat

Su figura, arrodillada ante la infanta, es un testimonio de una Galicia que supo brillar en el corazón del imperio español. En cierta forma, María Agustina encarna la mezcla de humildad y presencia que definió a Velázquez: fue pintor de reyes, pero supo elevar lo mundano a arte. Su pincel resumió en una niña más que mil discursos de protocolo.

Maira Agustina y la infanta Maria Cristina, por Pablo Picasso. https://museupicassobcn.cat

Maira Agustina y la infanta Maria Cristina, por Pablo Picasso. https://museupicassobcn.cat

La menina gallega no estará en los libros de historia, como no lo está casi ninguna mujer atrapada en un cuadro barroco, pero Velázquez la eternizó sin saberlo. Y ahí sigue…

Iván Fernández Amil escribe cada semana historias de la Historia en Quincemil. Consigue sus libros en https://www.ivanfernandezamil.com/libros/

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Referencias:

es.wikipedia.org

elespanol.com/quincemil

artmajeur.com

elcorreogallego.es

museodelprado.es

historiadegalicia.gal

encyclopedia.com

pares.mcu.es

britannica.com

lavanguardia.com

abc.es

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mundiario.com

1st-art-gallery.com

museupicassobcn.cat