
Adrián Castiñeiras, frente al teatro Colón de A Coruña.
Ofrecido por:
El coruñés Adrián Castiñeiras: "Ser actor no va de tener 20.000 seguidores en Instagram"
El intérprete de las series 'Saudade de ti' o 'Vivir sin permiso' reflexiona sobre su profesión desde su experiencia, la de un joven que siempre soñó con ser actor y que ahora también enseña a serlo
Más sobre el actor: Dónde comer en A Coruña, según el actor Adrián Castiñeiras
Adrián Castiñeiras (A Coruña, 1982) estudió interpretación en Madrid, Budapest y Nueva York después de licenciarse en Comunicación Audiovisual. Su sueño siempre fue ser actor. Y lo es. Su camino le ha llevado por casi una treintena de películas y series (El Faro, cruce de caminos, Saudade de ti, A estiba, Vivir sin permiso) y es responsable de una escuela de interpretación.
Vive en Madrid y apenas pasa tiempo en su tierra, pero en una breve visita a la ciudad atiende a Quincemil para reflexionar sobre su profesión y compartir consejos. Uno de sus últimos trabajos es un pequeño papel en el film Justicia artificial.
Desde 2006 ha actuado en cinco películas, cinco cortos y 17 series de televisión. ¿Su carrera está asentada o es complicado hacerlo?
Nunca llegas a asentarte como actor. Es una carrera que constantemente te pone a prueba porque no hay seguridad de nada. Cuando consigues un trabajo crees que el siguiente va a venir pronto, pero pueden pasar años. El porcentaje de actores que trabajan constantemente es muy pequeño, un tres o un cinco por ciento; el resto tienen picos. De hecho, es un error empezar en esta carrera pensando que vas a tener seguridad o garantías. Es una profesión caprichosa.
¿Lo dice por experiencia?
Lo he corroborado con el tiempo. Cuando empiezas con ambición piensas que vas a ser en España como Mario Casas o Luis Tosar, que no te va a faltar trabajo. Pero vas viendo que no va a ser así, que es muy complicado, y a esos actores les pasó lo mismo. Entonces tienes que ir recalculando tus ambiciones y objetivos para no perderte en el camino, porque si no lo haces te frustras, y la frustración fastidia mucho al actor, hace que la siguiente prueba salga peor, que te vean ansioso.
A mí esto me pasó en una etapa en que trabajaba con cierta regularidad, vino la pandemia y el teléfono dejó de sonar. Tuve que reinventarme de alguna manera. Esto lo vas aprendiendo durante el camino, y es sanador.

Adrián Castiñeiras, en A Coruña.
¿En ese camino ha tenido los pies en la tierra?
Sí, incluso en los malos momentos. Yo sueño a lo grande pero tengo los pies en el suelo. Es decir, no digo: me va a llamar Almodóvar y me va a llevar a Hollywood. No. Pero digo: ¿por qué no?, algún día puede pasar, lo voy a dar todo sea cual sea el trabajo que tenga, voy a reciclarme, a poner los medios para que me suceda lo mejor.
¿Lleva la interpretación en la sangre?
Viene de casa, de cuando mis padres, cuando era pequeño, me ponían películas como Matar un ruiseñor o La gran evación. De cuando con ocho años te sientes fascinado por el mundo del cine. Tenía claro que quería hacer eso, pero no sabía cómo.
En el colegio iba a teatro y hacía obras con un amigo que pedíamos permiso para representar a los compañeros. Entonces empecé a estudiar Comunicación Audiovisual en Navarra y me metí en un grupo de teatro, algo amateur pero más profesionalizado. Ahí tuve claro que al terminar la carrera quería ser actor y me fui a estudiar a Madrid.
Sus créditos muestran que sus primeros trabajos llegaron tarde.
Tardé mucho en empezar a formarme, con 22 años. Tras la carrera me fui a Madrid dos años, luego otro año de interpretación a Budapest y uno más en Nueva York. Volví a España sin haber trabajado en nada. El primer representante con que el hablé en Madrid me dijo: ¿tú te crees que por venir de Nueva York te puedes poner ya a trabajar? Empecé El Faro con casi 30 años tras tres años peleando y trabajando en tiendas.
"Es un error empezar en esta profesión pensando que vas a tener seguridad o garantías. Es una profesión caprichosa"
¿Qué lecciones extrajo de su etapa de formación?
Que la formación es absolutamente fundamental. Esto se lo tiene que grabar en la cabeza cualquiera que quiera ser actor. La interpretación no va de tener 20.000 seguidores en Instagram. Hay que formarse porque esto es ser un artesano y hay que dedicar horas y horas a trabajar tus herramientas.
Otra cosa que aprendí es que tienes que ser muy valiente. Ser actor requiere una apertura emocional, exponerte a la inestabilidad económica o emocional. Todos los alumnos de escuelas de interpretación tienen los mismos retos, pero la diferencia con los americanos, al tratarse de una industria, se lo toman tan en serio como si fueran a ser pilotos de avión.
¿Alguien le ha dado algún consejo impagable?
Un profesor que tuve en la escuela de Nueva York nos dijo que lo más importante en nuestra profesión es lo que haces con el tiempo que no estás trabajando: eso es lo que va a marcar la diferencia. Quiero decir: cuando tienes un trabajo todo va bien, es maravilloso, pero luego te puedes tirar meses sin trabajar, así que en ese tiempo sigue formándote, monta una compañía de teatro, grábate en un vídeo nuevo, sé proactivo... Llegarás bien a la siguiente pureba.
Usted lo ha hecho. ¿Le ha ido bien?
Monté una escuela de interpretación y una productora, Kraken Media, en la que desarrollamos proyectos de ficción, escribimos nuestros propios largometrajes y series y los movemos en concursos, laboratorios, festivales... Ese camino, aunque nos cueste levantar una película y ganar dinero, merece la pena porque me mantiene activo sin tener que depender de que nadie me llame. Bueno, y también montamos un chiringuito de playa, Bico Beach, en Sanxenxo, que es un soporte económico para poder afrontar una carrera artística.
¿Qué le ha decepcionado?
Cuando haces proyectos que crees que son muy potentes y te decepcionan esos rodajes: por el ambiente de trabajo, porque cuanto más alto llegas más egoísmo hay, cuando alguien va en contra de los compañeros y no a favor... He visto situaciones así.
"He tenido la suerte de trabajar en Galicia con gente como Luis Zahera, el actor del que más me ha sorprendido su talento y su forma de trabajar"
¿Y de qué experiencias sale más satisfecho?
Cuando encuentras gente con la que te entiendes bien y se convierten en compañeros de viaje para el resto de tu vida. Pasó con El Faro, con gente como Fernando Tato y Susana Sampedro. En otras series diarias como Acacias 38 y Saudade de ti se crea una sensación de familia muy bonita que es difícil que haya en otro proyecto.
¿Por qué se conoce sobre todo a Adrián Castiñeiras? Es el actor que sale en...
He tenido la suerte de trabajar en Galicia y se me conoce por varios proyectos. Es verdad que El Faro fue una serie de mucho éxito y mucha gente todavía me reconoce por el personaje. Ahora también se me conoce por Santi, de Saudade de ti, que hemos rodado los últimos tres años. También tuvo tirón la serie Vivir sin permiso, a nivel nacional.
A lo largo de su carrera, ¿ha ido cambiando de referencias, de actores en los que al principio se inspiraba más y que luego fueron sustituidos por otros?
Al empezar mi ambición era ir a Hollywood, y fui a Nueva York para quedarme allí. Así de loco estaba entonces, y en esa época mis ídolos eran actores americanos o que trabajan allí, como Fassbender o Tom Hardy. Pero luego tienes la suerte de trabajar en tu propio mercado, y en Galicia, con gente como Luis Zahera, el actor del que más me ha sorprendido su talento y su forma de trabajar.
Enseña a actuar. ¿Qué consejos da ahora con su experiencia?
Fórmate, matricúlate en un curso, entérate de qué va esto. Hay quien viene pensando en aparecer en Élite o se hace miles de fotos enseñando camiseta o sujetador. No, no se trata de esto. Aunque tengas la suerte de que te caiga un personaje, con otros personajes no vas a tener la misma suerte. Y ahí te quedas. ¡Cuántos casos así conocemos!